A pocas cuadras de la plaza de Fiambalá nos encontramos con la imponente casa de la familia del Pino. Rodeada por centenarios olivos esta importante casa es de las primeras construidas en la zona, aunque no se sabe su fecha exacta de construcción podríamos estimar que la misma ronda el año 1850. Sus gruesas paredes de adobe, techos de caña y barro y enormes puertas de algarrobo nos transportan al
siglo XIX. Desde afuera sorprende el tamaño, fiel a su época, extendiéndose a lo largo de una cuadra. Una vez en su interior nos encontramos con una eterna galería en la cual se exhiben tesoros de antaño: Tinajas de más de 100 años de antigüedad, enormes placares de madera delicadamente tallados, camas con sus cabeceras de bronce. No basta con recorrerla una vez ya que con cada mirada se descubren nuevos detalles. Por esta casa desfilaron importantes personalidades como quien ha sido en una oportunidad presidente de la nación Antonio del Pino. Actualmente, la casa fue sutilmente restaurada y cuenta con todas las comodidades para alojar a los huéspedes más exigentes sin perder su mística y encanto colonial, siendo el único hotel boutique en la zona con esas características. Es imposible resistirse a degustar un buen vino en su salón de estar, sentarse en la galería a disfrutar de un libro durante la siesta o alojarse en una de sus habitaciones de altos techos. Su jardín lateral parece ser el lugar ideal para sentarse por la tarde a observar como el sol pinta de dorado las montañas al ponerse sobre la cordillera de los Andes. Ya sea para alojarse, recorrerla, visitarla, tomar fotografías o escuchar las historias que sus dueños regalan, la Casona del Pino, sin lugar a dudas es un lugar a visitar en Fiambalá. Fiambalá es visitada por miles de turistas al año. A una corta distancia de esta tradicional casona, la naturaleza se entrega en todo su esplendor brindando a los turistas diversos atractivos. Hacia el Oeste y a 5 Km de Fiambalá se comienza el ascenso a la Cordillera de los Andes hacia el Limite con Chile (195 Km), el lugar se destaca por poseer 5 de los 6 picos más altos de América y el Volcán de mayor altura.Todo el trayecto es apto para tomar fotografías. Al contrario de otros paisajes, aquí en las alturas, casi no existe la vegetación, lo cual lo hace muy particular y sus montañas muestran una diversidad de 14 colores pasando entre rojos, rosados, verdes y amarillos. El camino hacia el Paso de San Francisco se encuentra adornado por manadas de vicuñas, pequeños grupos de ñandúes y coloridas lagunas de alta montaña custodiadas por flamencos rosados. A 15 Km hacia el ESTE encontramos las Termas de Fiambalá, únicas por su encanto natural y propiedades del agua, estas han sido catalogadas como las segundas mejores para realizar balneoterapia. Hacia el SUR, entre las localidades de FIAMBALA y Tinogasta, nos encontramos con La Ruta del Adobe (abarca 50 kilómetros) en ellas se encuentran monumentos históricos y pequeñas capillas hechas con adobe, la mezcla de barro, paja y estiércol. La mayoría de estas construcciones tienen muros de entre 80 cm y 1 metro de ancho, alguna de ellas con mobiliario de casi 300 años de antigüedad. Hacia el NORTE y a tan solo 12km se encuentra la localidad de SAUJIL, con un balneario para visitar durante el verano. Para los amantes del 4x4 y el sandboard TATON es el lugar ideal. Posee las dunas más altas de América las cuales también son reconocidas mundialmente por haber formado parte del recorrido del Dakar durante 6 años consecutivos. Más al Norte está PALO BLANCO donde se encuentra La Hilandera, monumento en honor a todos los artesanos, también podemos disfrutar del camping y balneario. Camino a las PAPAS nos encontramos con todo un circuito de aventura que nos lleva a las Termas de Los Hornos a 4.200 msnm, en plena CORDILLERA DE SAN BUENAVENTURA. En Medanitos y en Antinaco se realizaron dos grandes obras de arte del Cristo Redentor, la primera tiene más de 19 mts de alto, emplazada en la loma de un cerro con vistas panorámicas de gran belleza, donde se aprecia todo el valle con sus dunas y viñedos, y la de Antinaco tiene menor tamaño pero las mismas características de construcción. Dichas obras fueron construidas a mano, sin moldes, son piezas únicas y responden a la profunda creencia religiosa de estos pueblos y forman parte del circuito turístico histórico-religioso del norte de Fiambalá.