12/03/2022
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★ CAMBIO DE MANDO / La "maldición" de la piocha de O’Higgins.
La Piocha de O'Higgins es una estrella de cinco puntas de aproximadamente 7 centimetros, esmaltada en rojo, que es colocada en el extremo inferior de la banda presidencial. Se dio aquel nombre a la medalla que el Libertador Bernardo O'Hggins ordenó poner en la banda que ocupaba como Director Supremo. Luego de su abdicación, O'Higgins regaló esta pieza a José Gregorio Argomedo.
En 1872, los descendientes de Argomedo la regalaron al Presidente Federico Errázuriz Zañartu, quien la puso en la banda presidencial instaurando aquella tradición hasta hoy. La piocha original permaneció intacta hasta el 11 de septiembre de 1973, cuando desapareció durante el bombardeo al Palacio de La Moneda. La actual piocha es una réplica confeccionada en base a fotografías.
La Piocha de O'Higgins es el elemento que en el traspaso del mando de un presidente a otro simboliza la entrega del poder.
Si bien una de las tradiciones que envuelven la ceremonia del Cambio de Mando Presidencial en Chile es el traspaso de la piocha de Bernardo O’Higgins, este objeto también está rodeado de una leyenda negra: se afirma que a los presidentes que se les ha caído durante la ceremonia de asunción a la Primera Magistratura de la nación, de una u otra manera terminan perdiendo de mala manera el poder. Por ello, al momento de prenderla a la banda presidencial en cada traspaso de mando, se debe de ser muy cuidadoso, pues se supone que si al prenderla la piocha se cae, es augurio de que el gobierno entrante terminará muy mal, situación que por cierto habría sucedido en tres ocasiones en nuestra historia.
Se dice que el visionario presidente José Manuel Balmaceda (1886-1891), quien inició su gobierno con un ambicioso plan de obras públicas y con el ideal político de unir a los liberales en un solo gran partido, fue el primer mandatario en sufrir la maldición, ya que, en el momento de asumir el mando, se le cayó la piocha cuando se puso la banda presidencial.
Es sabido que durante el último año de su administración se produjo la sangrienta Guerra Civil de 1891, conflicto armado que enfrentó a los partidarios del Congreso Nacional con los del propio Presidente. Tras las batallas de Concón y Placilla, las fuerzas leales al mandatario serían derrotadas, por lo que Balmaceda entregó el poder al general Manuel Baquedano el 28 de agosto, mientras las fuerzas revolucionarias entraban a Santiago; y, tras refugiarse en la legación argentina, se suicidó de un disparo el 19 de septiembre de 1891, un día después de que expirara su periodo constitucional como presidente.
La triste suerte que corrió el Presidente Balmaceda, por descontado, daría origen a la leyenda negra sobre el funesto presagio de esta mítica joya.
El presidente Arturo Alessandri Palma, quien asumió por primera vez su cargo en 1920, sería el siguiente mandatario en sufrir la “maldición de la piocha de O’Higgins”.
Durante el cambio de mando, Alessandri, que con sus discursos a favor de la clase obrera había desatado un gran temor en los sectores más conservadores de la sociedad chilena, también sufrió la caída de la piocha cuando se ajustaba la banda presidencial.
Y fue el senador Luis Claro Solar quien la recogió y se la ciñó de nuevo. “Mal agüero me acompaña, don Luis, la insignia de mando se me quiere escapar”, le dijo Alessandri en esa oportunidad.
Y el presidente no estaba equivocado en que era un mal augurio. En 1924 Alessandri debió enfrentar el malestar de los militares por la pésima situación económica del país, por lo que después de varios acontecimientos (como la famosa jornada del “ruido de sables” en el Congreso Nacional), pidió una licencia de seis meses en el extranjero y dejó el poder en manos de una junta militar integrada por los generales Bennet, Altamirano y Nef, aunque esta junta sería depuesta posteriormente por un golpe de estado del general Carlos Ibáñez del Campo, quien propició el regreso a la presidencia de Alessandri, el cual antes de cumplir su mandato legal de cinco años promulgó la famosa Constitución de 1925, que puso fin al régimen parlamentario en Chile.
Como anécdota sobre el mismo Alessandri y la piocha de O’Higgins, se dice que en 1925, al momento de salir de manera intempestiva del poder, el presidente Arturo Alessandri Palma habría dejado oculto un papelito con una inscripción al interior de una cavidad que tenía la piocha. Siete años después, cuando el legendario “León de Tarapacá” volvió a ser elegido presidente de Chile en 1932, tras la ceremonia de traspaso, en la cena de gala, Alessandri habría tomado la piocha y sacado el papelito exhibiéndolo ante el público presente en la ocasión. El papelito tenía sólo una palabra escrita, que causó la risa y los aplausos de los asistentes: “Volveré”.
El tercer mandatario en sufrir la caída la piocha de O’Higgins durante el traspaso de mando habría sido el presidente socialista Salvador Allende Gossens, quien fue elegido presidente en 1970. Allende, después de un turbulento período donde se acentuó la carestía económica y la polarización política, terminó suicidándose de un disparo el 11 de septiembre de 1973 en el Palacio de La Moneda, tras un golpe de Estado promovido por fuerzas combinadas del Ejército, la Fuerza Área, la Armada y Carabineros de Chile.
La desaparición de la verdadera piocha de O’Higgins
El siguiente mandatario en sufrir la caída de la piocha de O’Higgins fue el presidente Sebastián Piñera (2010-2014). Se cuenta que cuando el presidente del senado Jorge Pizarro le terció la banda presidencial y la Presidenta saliente Michelle Bachelet se disponía a colgarle la piocha, todos se dieron cuenta que ésta no tenía un alfiler de gancho u otro mecanismo para adherirla a la banda presidencial. Cuando el edecán del Senado, comandante Sergio Jaman, intentó salvar la situación y se sacó una de sus condecoraciones y usó el alfiler de gancho para ponerla en la piocha, ésta se cayó al suelo y sólo logró ser afirmada en la banda presidencial minutos más tarde, cuando todos los presentes cantaban el Himno Nacional en el salón del Congreso.
Sin embargo, como todo el mundo sabe, la administración del presidente Sebastián Piñera terminó sin inconvenientes, lo que llevó a algunos a preguntarse: ¿Se acabó por fin la “maldición de la piocha de O’Higgins”? ¿O la maldición jamás existió y se trató de una farsa? Nada de eso, pues la piocha que usó el presidente Sebastián Piñera, y los presidentes Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet antes que él, no era la piocha original de O’Higgins.
Sin embargo, no son pocos los que afirman que la piocha de O’Higgins, la original y verdadera que data de principios del siglo XIX, no habría desaparecido misteriosamente en 1973 durante el bombardeo del Palacio de La Moneda, sino que habría sido conservada en secreto por el fallecido general Augusto Pinochet, un verdadero obseso con coleccionar valiosos e invaluables objetos históricos de carácter militar. Cabe consignar, como ejemplo, que el general Pinochet tuvo en su poder durante 25 años el “Diario Militar” del general José Miguel Carrera, uno de los padres de la patria. En los años 90’, después de concluido el gobierno militar, cuando el investigador Armando Moreno Martin le preguntó directamente a Pinochet si aún tenía el diario de Carrera en su poder, el general le dijo que “lo tengo guardado en mi velador. Es uno de mis libros de referencia”. Pinochet, al cabo, sólo se animaría a devolver a regañadientes el diario gracias a los esfuerzos del mencionado investigador, del historiador José Miguel Barros y de Bárbara de Vos, directora del Museo Histórico Nacional.
Fuente: www.guioteca.com