16/01/2015
BOGOTÁ 08:18 p.m.
Vuelven los deportes náuticos al embalse del Tominé
Vuelven los deportes náuticos al embalse del Tominé
Hasta el momento solo clubes privados pueden volver a navegar en el embalse de Tominé, según la autoridad ambiental.
Foto: Archivo EL TIEMPO
Luego de que la CAR prohibió su uso por daños ambientales, algunos clubes gestionaron su licencia.
Los tradicionales veleros, lanchas, jet ski y bicicletas náuticas regresan poco a poco al embalse de Tominé en el municipio de Guatavitá, luego de que la Corporación Autónoma Regional (CAR) suspendió las acciones de los operadores turísticos de manera preventiva en julio de este año, porque las empresas no contaban con los permisos ni cumplían la normatividad ambiental.
De acuerdo con información de la autoridad ambiental, hasta el momento, de las nueve empresas que fueron suspendidas porque no tenían la concesión de aguas para uso recreativo, ya tres (Club náutico El Portillo, Club náutico El Muña y el Ministerio de Defensa Nacional- Armada Nacional) gestionaron y les fueron aprobadas mediante resolución el empleo de estas aguas.
Tanto al club Muña como al Ministerio de Defensa les fue aprobado el manejo de naves, embarcaciones y equipos con motor de combustión de cuatro tiempos. En el caso de El Portillo solo podrán hacerlo con naves que no posean motor.
Para estas actividades, por ejemplo, desde la gerencia del club Muña se adelantaron estudios técnicos que certificaron los procesos de residuos sólidos y el cuidado del espejo de agua.
Por su parte la Corporación Autónoma Ambiental mantendrá las visitas de seguimiento y control para verificar el manejo de combustibles y aceites de las embarcaciones con motor. También verificará que las empresas no violen las medidas técnicas que les otorga la concesión de aguas.
Sin embargo, el regreso de deportes náuticos a los clubes privados no mejora la situación del sector turístico de Guatavita, que tradicionalmente recibía a los turistas de Bogotá, en el sector de El Embarcadero.
Allí operaba la asociación Conaequitur, que agrupa a 80 pequeños operadores turísticos que prestaban sus servicios en esa zona. “Llevábamos tres meses casi que desempleados. La gente llega al embarcadero y se va de inmediato, ya no existe ese plan de comer mazorquita y quedarse cerca al embalse”, cuenta Miguel Rivero, uno de los asociados.
Conaequitur radicó sus estudios técnicos ante la CAR hace un mes y aspira a que no se pierdan toda la temporada de vacaciones, porque de esta actividad económica dependen varias de las familias de Guatavita.
Aunque varios de estos pequeños operadores llevan más de 25 años en este lugar, no contaban con el permiso de la CAR para tal uso. En el 2008 por un decreto del Minambiente se llamó la atención sobre la necesidad de tramitar estos usos cuando se utilizaran espejos de agua. Pero solo a finales del 2013, tanto los clubes privados como la asociación se enteraron de que tenían que tramitar tal permiso. Algunos de ellos comenzaron el proceso a principios de este año, por lo que los tomó por sorpresa la medida preventiva de prohibición que impuso la CAR en julio.
La autoridad ambiental también tomó medidas de urgencia en el embarcadero público debido a que allí se impacta al embalse con desechos de basura, fogatas y gasolina.
No obstante, según un movimiento estudiantil que exigió, a través de una acción popular, la protección del Sistema Hídrico de Tominé, el impacto que tienen estas actividades turísticas no es tan fuerte como el hecho de que municipios como Guasca, Guatavita y Sesquilé no cuenten con plantas de tratamiento de aguas residuales, que según la Gobernación de Cundinamarca ya están en fase de estudios.
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