Baños turístico, histórico y cultural

Baños turístico, histórico y cultural Esta página versará acerca de los sitios turísticos de interés en la ciudad de Baños de Agua Sa

Baños de Agua Santa en dos edades : 1950 / 2024. ¿Cuál de las dos les gusta más?
04/10/2024

Baños de Agua Santa en dos edades : 1950 / 2024. ¿Cuál de las dos les gusta más?

LA BAJADA DE LA MARTINEZPor: Edwin Vieira Herrera Por entre tus polvaredas subió,arrastrando cañas, jalando caballos,Don...
02/04/2024

LA BAJADA DE LA MARTINEZ

Por: Edwin Vieira Herrera

Por entre tus polvaredas subió,
arrastrando cañas, jalando caballos,
Don Julio Albán y su sombrero de Marlboro.
Por entre tus aplausos y gritos bajó,
raudo, aguerrido, hecho un volador,
el Gallino montado en su coche de madera
de los diciembres de cerveza y sol a lo bestia.

En tus esquinas de adoquín, de carcajadas y tierra,
con manos en los bolsillos y moviendo una pierna,
han charlado historias y cuentos,
a millares,
los vecinos Pazmiño, los sastres Castro,
los Tintín, los Jara,
los Balseca, los Sánchez,
y todos los ilustres invitados de otros barrios.

Antes: solitaria y con coros
de burros amarrados en el poste de los lecheros.
Ahora: con hileras bullangueras de colores metálicos,
que esperan en siesta,
a que salgan del voley,
los apostadores, los que sirven y ganchan,
los tomadores y los de almas solas,
a los que la vida, cada tarde,
les regala un vuelta bola.

La bajada de la Martínez,
la que escucha, con mano en su oreja,
a las 5 y 30 de la tarde,
a esas mujeres y hombres vestidos de negro,
cuchichear que esa persona,
a la que vienen dejando en el Panteón,
no era tan buena como lo dijo el curita Vargas.

Un texto escrito por mi madre, hace unos pocos años, para recordar y resaltar una de tantas importantes facetas de la pe...
25/10/2023

Un texto escrito por mi madre, hace unos pocos años, para recordar y resaltar una de tantas importantes facetas de la personalidad de nuestro querido ñaño Ruperto
Guillermo Rafael Cifuentes Arias Alicia Herrera Elina Herrera Rodrigo Herrera Cañar Manuel Vieira
DON RUPERTO CIFUENTES Y SU VOCACIÓN POR LA MÚSICA
El pasado vuelve cuando dialogamos con personas que tienen claridad en sus recuerdos. Nos deleitan situándonos en ese Baños de comienzos del siglo XX, sencillo, diáfano, aún campestre, con olor a caña y guayabas, a flores silvestres y eucaliptos. En ese Baños de gente amable, donde todos conocían y disfrutaban de la tibieza, del aire, de la frescura de aquella cascada compañera de la vida cotidiana que a toda hora dejaba oír el murmullo del agua descendiendo sobre la roca viva.
Ese Baños que con lucidez envidiable recuerda mi tío Don Ruperto Cifuentes Herrera, deleitándonos con sus narraciones maravillosas y que a sus 97 años se mantienen como parte de su vida.
La plaza con el árbol del higuerón y su pila de bronce con tres platos macizos que nadie supo a donde fueron a parar pero que él, alguna vez vio en un recodo del balneario de la Virgen, aquella pila que abastecía a todos los hogares, del agua para los quehaceres diarios y que era un pretexto para que las parejas de enamorados puedan verse por lo menos esos instantes.
Pero se emociona cuando recuerda su música que la canta hasta ahora con un timbre fuerte: El “sahumeriante” con letra y música de Julio Cañar; “A Manuela”, del mismo autor, y otras melodías que las guarda en su memoria.
En su juventud y en las fiestas familiares, cantaban a dúo con Elina Cañar, mi madre.
Dice que aquí, en ese Baños de antaño, casi todos sabían tocar por lo menos un instrumento, por eso es enfático en aseverar que: “El artista, nace, no se hace”, porque a ellos nadie les enseñó y era maravilloso el don que tenían para deleitar y deleitarse en las noches, a la tenue luz de los faroles, ya sea en la plaza del higuerón o en las gradas que habían en casa de don Elías Villafuerte, que hoy es propiedad de la familia Caisaguano, en la angosta callejuela Luis A. Martínez de ese entonces, o en las serenatas románticas dedicadas a las hermosas señoritas del lugar.
Recuerda a Belisario Álvarez, Vicente Vieira, Luis y Alonso Cañar, con la guitarra; Gustavo Herrera con la ocarina, don Miguel Cifuentes que tocaba, clarinete, guitarra, bandolín y bandola; Ruperto, que sabía ejecutar todos los instrumentos que tocaba su padre, a más del banjo, un instrumento de 15 cuerdas que era importado y que lo compraron en una tienda que había en la esquina de las calles Halflants y Oriente. Era inigualable el trío de los hermanos Vieira: León, Vicente y Luis, dueños de una voz fuerte y melodiosa, que eran el deleite en todos los programas artísticos, aún fuera de su tierra.
En 1936, el padre Vicente Bonilla, párroco del convento, compró unos instrumentos a unos músicos de Patate y lo trajo para formar la banda aquí en Baños. Esta la componían: Ángel Cisneros, barítono; Ángel Mayorga, bajo; Rosendo Tamayo, tambor; Moisés Balseca, bombo; Julio Cisneros, trompeta; Pedro Moncayo, barítono; Manuel Hernández, clarinete; Ernesto Sánchez, requinto; y Ruperto Cifuentes, platillos, a tanta insistencia y hasta a empujones de su padre don Miguel.

Ellos tocaban en las fiestas a la entrada de la Iglesia, ahí vio pasar a una linda niña, pequeñita y dulce, en quien no dejó de pensar a sus escasos 14 años; era Clarita Arias; pero a ella le sucedió lo mismo, convirtiéndose en el amor de su vida, para al cabo de seis años formar un matrimonio feliz. Clarita, en esta entrevista, asiente con una sonrisa y en algunas ocasiones completa la narración .
En ese lapso de este amorío, tuvo que irse al cuartel y con pocos meses de entrenamiento con sus compañeros, hicieron frente a la guerra con el Perú.
A su regreso su padre le tuvo una grata sorpresa: le había comprado un clarinete que Alonso Cañar, había dejado empeñando en la tienda del señor Jorge Reyes, para irse a la capital en busca de mejores días, pero jamás pudo recobrarlo, porque se enroló en las tropas y murió en la guerra de los 4 días, quedando su cuerpo en una fosa común, quizá por el Panecillo.
Como vemos, en todos los tiempos, la cultura y el arte han tenido vigencia en nuestro pueblo, depende de todos nosotros, que esta sensible llama no se apague, sino que permanezca ahora y siempre.

E. Alicia Herrera C.

El sitio de mi recreo
28/09/2023

El sitio de mi recreo

Hablando acerca de la historia de Baños  con reporteros de Ecuador TV
15/07/2023

Hablando acerca de la historia de Baños con reporteros de Ecuador TV

La segunda edición del Festival Internacional de Cine Baños de Agua Santa BASIFF se desarrolla con gran éxito. El día de...
23/06/2023

La segunda edición del Festival Internacional de Cine Baños de Agua Santa BASIFF se desarrolla con gran éxito. El día de hoy se proyectaron 5 cortometrajes en la Caverna Sigsi huayco. Felicitaciones al Director del Festival, el actor y productor venezolano Rodolfo Sequera Antique

Sin comentarios
22/06/2023

Sin comentarios

ENTRE LA GUAYAQUILEÑA Y LOS RICOS Y FAMOSOS En agosto del 2011 recibí la visita, en mi cafetería Blah Blah, de don Nicol...
11/06/2023

ENTRE LA GUAYAQUILEÑA Y LOS RICOS Y FAMOSOS
En agosto del 2011 recibí la visita, en mi cafetería Blah Blah, de don Nicolas Fiallos Medrano. El músico y compositor solía llegar a mi local para conversar conmigo sobre varios e interesantes tópicos: música, historia, anécdotas. En aquella tarde soleada de Baños, y mientras charlábamos animadamente, llegó, por motivos similares, Marcelo Córdova, otro personaje urbano de nuestro pueblo. Luego del abrazo y saludo respectivos entablamos la tertulia, pero al percatarse Marcelo de la existencia de una guitarra, propuso que cantemos, aprovechando la presencia de don Nico. Recuerdo que, entre los tres, con mucha emoción, entonamos varias melodías ecuatorianas, pero una en especial la repetimos por 3 ocasiones, por ser parte de unas divertidas anécdotas que Marcelo nos había relatado: el vals "Guayaquileña" que lo inmortalizara el grandioso Julio Jaramillo. En la conversa, don Nicolás, como queriendo molestarle a Marcelo, y con una aladeada sonrisa le dijo " oiga, usted tiene sus propiedades en la calle de los ricos, en la Ambato". A lo que el pana Córdova, con su estilo sobrio, su espontáneo y refinado sentido del humor y tomándose su barbilla con la mano izquierda, le respondió: "Mire querido compositor, en realidad que vivo en la calle de los ricos, porque desde la esquina de la Paty Torres hasta la Alfaro es la cuadra de los ricos, pero de "los ricos también lloran", y desde mama Martha Fierro hasta la Basílica es la cuadra de los ricos y famosos, pero de los "ricos y famosos alfeñiques". Y la carcajada de los tres, unida a la risa alborotada de mi esposa Ximena, quien también se encontraba junto a nosotros, no se hizo esperar. Momentos únicos éstos de compartir abrazos, palabras, alegrías, leyendas, proyectos y canciones con este par de amigos inolvidables.

Caminando con seguridad en el Baños nocturno
28/05/2023

Caminando con seguridad en el Baños nocturno

Romeriantes comiendo, en este feriado, en la tradicional mesa del Parque Palomino
28/05/2023

Romeriantes comiendo, en este feriado, en la tradicional mesa del Parque Palomino

10/03/2022

EL REFUGIO SPA GARDEN, ubicado en un entorno natural único en Baños de Agua Santa, y con una hermosa y funcional infraestructura diseñada para brindar, con calidad, al usuario, una amplia variedad de terapias destinadas al bienestar integral de las personas, se constituye, en la actualidad, en el primer spa ecológico del Ecuador. Estos detalles , sumados a sus 20 años de experiencia, le ha merecido ser considerado entre los 6 finalistas en la categoría SPA DEL AÑO DE NORTE Y SUDAMÉRICA, en los WORLD SPA & WELLNESS AWARDS, con sede en Londres Inglaterra. Un orgullo para la comunidad baneña

03/12/2021
UN FIN DE SEMANA EN LOS OCHENTASA pesar de que algunos jóvenes estudiábamos en Ambato, Quito o Riobamba, no podíamos dej...
22/10/2021

UN FIN DE SEMANA EN LOS OCHENTAS

A pesar de que algunos jóvenes estudiábamos en Ambato, Quito o Riobamba, no podíamos dejar de retornar, cada viernes, en la tarde, noche o madrugada, al seno de nuestra acogedora tierra. Desde el instante mismo que nos bajábamos del bus “llamingo” o “lagartija”, nuestras mejillas sentían al primero de nuestros anfitriones, al aire puro y sublime que resulta de unir los cálidos, aromáticos y húmedos vientos amazónicos, con los soplidos gélidos, secos y profundos que bajan desde los páramos de Mintza, de sus lagunas, de la Mama Tungurahua. Comenzábamos a caminar y automáticamente nuestro ritmo se hacía cadencioso; nuestro subconsciente percibía que ya no estábamos en las avenidas de la urgencia, del atraso, del apuro; estábamos en las calles recién pavimentadas que eran áreas de juego para los niños y vías casi exclusivas para peatones, quienes nos dábamos el lujo de transitar, enseñoreados, por la mitad de ellas. Siempre fue grandioso e inigualable el encuentro con los padres y parientes que nos tenían un cúmulo de novedades y chismes del pueblo y de la familia. Como éramos adolescentes, una vez actualizados de información, enseguidita salíamos al encuentro con los amigos y amigas. En mi caso particular, en épocas que tenía enamorada, la mayor parte del tiempo pasaba con ella, quien, incluso, me iba a despedir en el Terminal los domingos en la tarde. Pero cuando estaba “solterito” mi rutina de los sábados empezaba a las 6 de la mañana prendiendo la radio para escuchar muy buena música ecuatoriana y latinoamericana a través de la inolvidable, rockera y popera, Radio Pichincha, 106.1 y 100.9 en FM. Luego de desayunar, por lo general nos reuníamos en la sala de mi casa con mi gran amigo Luis Eduardo Pacheco, para escuchar, a todo volumen, en el equipo 3 en 1 marca Deltronic, las novedades musicales que durante la semana habíamos adquirido, en acetatos o cassettes, para nuestra colección de rock, pop y variedad de géneros. Entre las 11 de la mañana, usualmente, nos dirigíamos a las piscinas de “El Cangrejo” para toparnos con los panas, para tomar unas cervezas en medio del sol, para refrescarnos en esas cristalinas y mineralizadas aguas y para admirar a las guapas chicas que se daban cita en este balneario. Entrada la tarde, y para no desviarme de mi melomanía, sintonizaba, con cassette SONY en mano, ese programa único denominado “Música para grabar” en la fabulosa F.M. ambateña que se llamaba Radio Eco, de propiedad del poeta e intelectual ambateño Edgar Castellanos Jiménez. Luego de ello, bien vestidito, salía con mi hermana, con mis amigos o mis primos a pasear por la calle Ambato. En la esquina de la Halflants se les podía ver reunidos, chachareando, vacilando a las peladas, escupiendo al piso, a la jorga de “Los Vagos de la Esquina” que después se autobautizaron como “Los Ángeles”; En la otra cuadra, de la doña Martita Fierro, sentados en una banca siempre se le hallaba a otro grupo de guambras inquietos que después formaron el club “La Vanka”. De igual forma, a pocos metros de ellos se les veía en los “Tragos al paso” a gr**gos y a algunos de “Los Globaers” cerveceando y tomando exquisitos cócteles preparados por el famoso “Viringo”. Siguiendo la ruta del ¨tontódromo¨, llegábamos al Parque de la Basílica y nos topábamos, en su interior, con un tumulto producido por gente, de todas las edades, baneños y turistas, que aplaudían, gritaban y gozaban admirando la habilidad dancística y acrobática de un grupo de jóvenes de nuestra tierra que bailaban, para deleite del público, un complicado y vistoso ritmo de moda en los 80s, cuál era el break dance, género nacido en la cultura hip-hop de las calles de Estados Unidos de Norteamérica. Estos artistas baneños que nos regalaban un espectáculo único e irrepetible hasta hoy, quienes, incluso, llegaron a competir y ganar en concursos de este tipo de baile que en ese tiempo se realizaron en Puyo, Ambato y nuestra ciudad, tenían su base en una agrupación de adolescentes autodenominada ¨The Eagles¨. Ellos eran una treintena de miembros, entre los que recuerdo a Fausto Naranjo, Richard García, Richard Becerra, los hermanos Iglesias, el Tascahuesos, Oswaldo Moreno, Ángel Cárdenas, entre otros entusiastas y soñadores coterráneos ochenteros. En plena esquina de la Rocafuerte y 16 de Diciembre estaban los “Búhos Grisses”, hombres y mujeres jóvenes que charlaban y reían escuchando las melodías de la Rockola de la familia Sánchez, cuando no había una fiesta o humorada bailable en su propia pista situada en este punto. También, fuera del Hotel Guayaquil, sentados en la vereda, era muy común el verlos, pasando ratos alegres, a la Lore Velástegui con amigos y amigas, junto a su automóvil Cóndor color verde aceituna. Subiendo por la misma Rocafuerte, el exterior del clásico Hotel Danubio era el fortín de la gallada del Marco López, del Calocho y del Paco Sánchez, de los Inca, del Jorge Gamboa, del Gonzalo Espín, del Vinicio Valverde y de sus novias y amigas. Así eran las tardes del sábado en nuestro pueblo; tardes repletas de color, de risas por doquier, de algarabía y camaradería, de amistad y de paz. Mientras eso sucedía, el Pacho Chávez se daba las vueltas en su camioneta Toyota amarilla, inspeccionando y monitoreando a todos y todas, y su hermano, el muy recordado y querido Wilo, vestido totalmente de negro, con chaqueta de cuero y gafas oscuras, paseaba elegante y siempre bien acompañado en su “carro fantástico”, con música de Ozzy y Black Sabath a todo volumen, poniendo un toque especial al ambiente urbano y convirtiéndose en un atractivo, incluso para los turistas que llegaban a Baños. Por estos detalles sus amigos, que le querían muchísimo, se referían a él como Michael Knight, protagonista central de la famosa serie ochentera norteamericana “El Auto Fantástico”, ya que el vehículo antes mencionado era una muy buena copia del de la serie televisiva.
Era un verdadero deleite caminar hasta el sector del Montalvo y entrar al flamante Regine´s Café Alemán, de Dietricht y Regina, atentos y amigables germanos que nos hacían degustar sus sánduches, su buen café, sus postres y sus diversos platos llenos de exquisitez. En la noche de sábado o domingo -cuando había como quedarse un día más- era placentero ir con la pareja a cenar una gran “Oreja de Elefante” o una rica pizza en “El Rincón de Suecia” cuyos amables propietarios eran, el sueco Börje Andersson y nuestra compatriota Patricia Góngora. ¡Qué delicia de recuerdos!
Los sábados a las 5 de la tarde me gustaba mucho ver, por Teleamazonas, la hora de National Geographic, promovido por Fundación Natura, la cual hablaba acerca de ecología, del cuidado del ambiente, de la armonía entre ser humano y naturaleza, entre otras cosas. Irónicamente este interesante programa era auspiciado exclusivamente por la compañía petrolera Texaco. Y, a partir de las 6, no podíamos faltar a la cita en TC con Oswaldo Valencia y su ¨Tren del Alma¨ para el recuento de los mejores videos musicales de temporada.
Ya en la noche, después de visitar a mis abuelitos, salía a la bohemia. Por lo general el circuito iniciaba en Las Canelas que se ubicaban en lo que hoy es el Pasaje Artesanal Ermita de la Virgen. Señoras que preparaban naranjilladas y canelazos servían estas bebidas a sus clientes que estaban sentados en largas bancas de madera. Allí se charlaba, se contaba cachos, se veía pasar a la gente por el “tontódromo”. Entre los bebedores estaban también turistas extranjeros y guías baneños que habían llegado de la Selva o del Tungurahua y que deseaban relajarse y calentar su espíritu con estas riquísimas bebidas típicas. Era muy común, también, verle estacionado, allí, al auto negro del Wilo quien, junto a Gonzalo Reyes, Oswaldo Álvarez y otros de su grupo, muy generoso invitaba a sus panas estos dulces tragos. Después de esta parada, unas veces nos íbamos a la Burbuja Disco; otras al recién inaugurado Hard Rock del Lenin y el Roberto; a mí me encantaba frecuentar el primer pub de Baños, el exclusivo “Donde Marcelo”, de propiedad del innovador y visionario emprendedor turístico Marcelo Córdova, sitio de un ambiente especial y refinado, tanto por su decoración como por su música y la oferta de cócteles. Cuando era época de monas, solíamos ir a la pista de los Búhos o a la Salsoteca del Marco. En un par de ocasiones terminé, en compañía de amigos y amigas, en una gran farra, con whisky, vino y buen heavy metal en el legendario “cuarto del Wilo”, personaje quien, luego de su prematura muerte, se convirtió en una leyenda urbana de nuestro pueblo mariano.
Recuerdo, además, con mucho contento, pasajes sabatinos nocturnos de mi niñez y juventud que los pasé muy entretenido en los corredores y balcones del Colegio Oscar Efrén Reyes, mirando los emocionantes partidos de básket e indor fútbol de los esperados campeonatos vacacionales. Resulta muy difícil describir las inéditas e irrepetibles sensaciones que los jóvenes advertíamos en esas noches deportivas; y es que no solamente la atracción eran los cotejos reñidos y sus protagonistas -hombres y mujeres- sino también el hecho de que este espacio se convertía en el punto ideal de encuentro de las parejas de enamorados o de potenciales vaciles y romances. Algo peculiar era también la música de temporada que sonaba en altavoces alrededor de la cancha, amenizando y dando un marco surrealista, tanto a los juegos de gritos, goles y aros, como a los juegos de miradas, abrazos y besos apasionados que se llevaban a cabo en los rincones oscuros o en las aulas abiertas a la penumbra, aledañas a los patios.
Los domingos eran más relajados y dedicados a la familia. El desayuno siempre se componía de manjares incomparables: caldo de puzún de la familia Silva, tamales de fritada de la señora Carrillo u hornado con tortillas de papa de la familia Chávez; después se escuchaba por radio o se veía por Teleamazonas el fútbol nacional desde el Estadio Atahualpa de Quito, con los comentarios del Dr. Marcos Hidalgo, quien, al igual que otros dinosaurios de la prensa ecuatoriana, tales como Alfonso Espinoza de los Monteros, Carlos Vera y Diego Oquendo, se mantienen vigentes desde aquellos tiempos hasta hoy (2021),sin que den señal alguna de que se vayan a retirar, para descanso nuestro.
Después del delicioso almuerzo preparado por mi madre tocaba hacer maletas; poner nuevamente los cuadernos y libros que no sé porque los traía a Baños si jamás los tocaba. La despedida nunca dejó de ser triste y el sonido juguetón de las bolas de fierro, que chocaban en la calle frente a la casa de los abuelos, eran los campanazos que indicaban que el fin de semana había terminado para mí.

TEXTO. Edwin Vieira H.
FOTOGRAFÌA. Grupo de Break Dance del Baños ochentero. Cortesìa de Richard Becerra

Calles Ambato y Pastaza. Foto antigua, archivo de familia Martínez, originaria de Ambato. Foto 2021, Edwin Vieira H.
03/09/2021

Calles Ambato y Pastaza. Foto antigua, archivo de familia Martínez, originaria de Ambato. Foto 2021, Edwin Vieira H.

FILMANDO EN LAS VÍSPERAS DEL TERREMOTOLlego al pueblo de Baños, sitio recién cantonizado 5 años atrás, el cual transcurr...
26/08/2021

FILMANDO EN LAS VÍSPERAS DEL TERREMOTO

Llego al pueblo de Baños, sitio recién cantonizado 5 años atrás, el cual transcurre su existencia entre la paz que brinda alegría para quien la vive, y el anhelo emprendedor de gente que siente la obligación de trabajar y luchar en pos de buscar el adelanto de su tierra. Este poblado consta dentro de nuestro cronograma de filmaciones que, junto a mi equipo técnico, venimos haciendo a lo largo de todo el Ecuador, con financiamiento de la Universidad de Pennsylvania, a la cual pertenecemos, unos como alumnos y otros como docentes. En este lugar de calles polvorientas me doy cuenta que estamos en el mes de la madre, a finales del mismo, ya que en el muro de un portal de los tantos que se hallan rodeando una especie de parque plaza, está un anuncio hecho en papel, el cual invita a la ciudadanía baneña a una Gran Velada literaria musical en homenaje al ser que nos dio la vida, que se llevará a cabo el 28 de mayo en el Cine Florida ; la obra a presentarse será el Drama “Nuestros Hijos” y los organizadores son el Curso de Extensión Cultural, la Escuela Pablo Arturo Suárez y algunas señoritas del lugar. Después de leer tan curioso letrero, y a pesar de que el tiempo está un poco lluvioso, la sed que siento luego del largo viaje a través de un camino lodoso y escabroso desde Patate, me lleva a una tienda que tiene un rótulo que dice: Heladería Cristal: Deliciosos chupetes y helados a la copa. Entro en este comercio y pido a Don Gabriel, dueño del negocio, me venda uno de estos helados que aparentemente se ven buenísimos; escojo uno de naranja y, mientras comienzo a degustarlo con un valsecito de fondo que sale de un radio con mueble de madera, me pongo a conversar con él y su esposa acerca de varios temas triviales y de fondo, antes de iniciar nuestro trabajo fílmico. Don Gabriel Monje me habla de Baños, me cuenta que tienen una luz muy mala y que las autoridades están en el proyecto de hacer una represa en Río Verde para generar electricidad para Ambato y los demás cantones de Tungurahua. Su señora me informa que el presidente del Concejo es el Señor Jorge Viteri y que ellos están haciendo muchas obras para el progreso de esta zona; “ya tenemos camión recolector para la basura y pronto se van a construir servicios higiénicos públicos junto a la Basílica” dice ella, mientras su marido alaba que se van a edificar escuelas en Ulba y Río Negro. De igual forma me conversan que los tanques repartidores de agua para todo el pueblo ya están listos y que a finales de este año 1949, estará lista la nueva red de agua. “Todos aquí somos solidarios” dicen; “para todo hacemos mingas y en vez de ser un día pesado de trabajo, este se convierte en un día de fiesta y fraternidad” comentan. “De lo que más se preocupa el Concejo es de las piscinas” explica Don Gabriel; “no puede ser de otra manera si es el principal atractivo para los turistas y es la mina de plata para el Municipio” nos dice. Mientras me pido un helado de leche y mora, entran al local dos elegantes señores, uno de los cuales venía a despedirse de sus amigos ya que se trasladaba por motivos de trabajo a la ciudad de Guayaquil. Se trataba del ex concejal Homero Caviedes, el que se hacía acompañar de otro joven concejal llamado Napoleón Herrera. Con abrazos y buenos deseos se dijeron adiós.
Proseguimos en nuestra tertulia, y yo, en mi embeleso con el tercer helado de naranjilla, cuando Don Gabriel recuerda a su esposa que tienen que irles a cobrar a los empleados del Municipio, de las bebidas que habían comprado una semana antes para el almuerzo campestre de cumpleaños que le habían hecho en Ulba a Don Jorge, presidente del Concejo.
Hace un poco más de frío y la señora me ofrece un jarro de café para calentarme. Luego de darle las gracias por su gesto y después de probar el primer bocado, les pregunto: ¿de dónde es ese café?, a lo que ellos me responden que es cultivado en Baños y que es tostado y molido en la fábrica de Don Eduardo Tapia Cañizares, quien de paso me ilustran, es el creador del escudo de la ciudad.
Antes de despedirme emotivamente de esta linda pareja, me recomiendan que me dé un paseíto por la chorrera de la Virgen y las piscinas. Fieles a su sugerencia caminamos por casi una hora por las solitarias calles de este poblado lleno de árboles, flores y cañas. Pude observar que los negocios dedicados al turismo van en alza, así pude ver la existencia de letreros como los siguientes: HOTEL JOTA- Segundo A. Cepeda- Alimentación Sana y Abundante; HOTEL SANTA CLARA- Villa Gumpel- De primera Clase; GRAND HOTEL; HOTEL TÍVOLI- Jorge Cobo B.
Estando comprando unas baterías en el almacén de Don Julio Andrade, me topé con un norteamericano de apellido Harper que respondiendo a mi inquietud me decía, que era director del Colegio Americano de Quito y que se encontraba en Baños invitado a dar una Conferencia sobre La Educación en Norteamérica. Este compatriota gr**go decía que necesitaba componer uno de sus zapatos y cortarse el pelo antes del evento, a lo que Don Julio le indicó que debía ir a la Zapatería Ambateña de Don Pedro Castro y a la Peluquería El Progreso, a una cuadra de donde estábamos.
Estas pocas horas que pasamos grabando en este bello punto de Ecuador siempre las recordaremos con nostalgia y curiosidad, ya que dos meses después de esta corta visita a Baños, el 5 de agosto de 1949, esta hermosa y solariega tierra, sería sacudida por un gran terremoto.

(Relato de autoría de Edwin Vieira Herrera, basado en testimonios reales y en escritos de la época).
Fotografía: Archivo Familia Vieira Delgado

SENSACIONESEn medio de la simplicidad de vida en la que se cumplió nuestra niñez y principios de juventud en Baños, vien...
06/08/2021

SENSACIONES

En medio de la simplicidad de vida en la que se cumplió nuestra niñez y principios de juventud en Baños, vienen ahora a mi mente muchas sensaciones únicas que yo experimenté, la mayoría de las cuales, estoy plenamente convencido, lo sintieron también todos los niños y jóvenes de nuestra generación, e incluso, algunas de ellas, la gente mayor de mi pueblo amado.
- No hay palabra ni poesía para describir la sensación visual que sentí la primera vez que un televisor blanco y negro, marca National, me concedía el privilegio de mirar sus imágenes reales. Era un cine en miniatura el que tenía, todo él orgullosote, mi tío Viche en su casa de Quito. Allá por el año 1969, el mayor motivo para ir de vacaciones a la capital no era ni el Panecillo, ni la Mitad del Mundo, ni el Churo de la Alameda; era la televisión del hermano de mi papá.
- Cuando niños, tomar cola era un lujo. Cada vez que por alguna facilidad financiera – ahorro u obsequio de algún familiar de fuera – teníamos en nuestras manos el dinero necesario, corríamos a la tienda del vecino a comprar una Coca Cola, una Mirinda, una Fructi Soda, una Orangine o una Crush. Era un gran placer beberse una gaseosa, y mucho más si estaba acompañada de un rico pan de Don Paredes, de Don García, de las Señoras Canchignia, del Riobambeño, o de Don Lucho Freire.
-Otro lujito que de vez en cuando nos dábamos, era el de saborear un delicioso Milkibar, exquisito chocolate blanco con arroz crocante que comía el Tío Johnny del Canal 10, el cual era adquirido en el almacén de Don Vicente Sánchez a un precio de 3 sucres con 5 reales. Para información de los de este tiempo, ningún chocolate se parece a nuestro recordado Milkibar. Y a propósito de este almacén, también fueron sencillas y muy especiales, aquellas sensaciones producidas en nuestro interior al escuchar las voces peculiares de sus dueños, don Viche y doña Luchita, al momento de atender al público, y al ver la forma, delicada y paciente, cómo empacaban los regalos que la gente compraba por navidad, por el día de los enamorados, por bautizos, cumpleaños o primeras comuniones; obsequios, de todo tipo y tamaño, que no solamente estaban expuestas en vitrina sino que, además eran traídas desde “adentro”, de aquel enigmático y encantado cuarto del cual nos imaginábamos, debía estar repleto de muñecas, de cajitas musicales, de perfumes, colonias, polvos, paraguas, carros a cuerda y a pilas, pistolas de juguete y ametralladoras de esas que salen luces, tatuines, dulces, pelotas Vini Ball, boyas y otras maravillas que alegraban nuestra estancia por estos confines del universo.
-Qué sensación de alegría teníamos cuando, al abrir un confite comprado en la tienda de Don Guerrón – hoy esquina del Barrio Los Luchos – o en la Librería de Don León Vieira, mi querido tío abuelo, nos salía un número premiado impreso en un papel. Lo que se ganaba al momento del canje eran pequeños y sencillos objetos como peinillas, juguetitos de plástico o cuadritos con marco de lata en los que, por lo general, estaba una niña arrodillada y rezando.
-Sensación de dolor agudo en la parte posterior de la pierna, el cual sacaba a la víctima un sonoro grito, cuando uno de tus amigotes lanzaba, en especial a una chica, un “piropo”, el cual consistía en un pedazo de alambre puntiagudo, doblado en “U”, que era impulsado, con fuerza, con una catapulta hecha también de alambre y complementada con un resorte elástico.
-Otras sensaciones fuertes e impactantes de carácter sensorial y metafísico fueron también las siguientes: Ver dibujos animados o el chavo en el primer televisor a color; la primera película en Betamax; el primer juego de Atari; comer las riquísimas papas fritas, las primeras en Baños al estilo snack, en el negocio de comida de Doña Charito Caicedo, en los bajos del Club Montalvo, a finales del decenio de los setenta; divertirse jugando con el famoso vaivén; hacer casa en la última oreja del gato; oír, por primera ocasión, e intentar bailarlo, un disco llamado Grease, de un tal John Travolta y de una chica rubia llamada Olivia Newton John; conseguir el cromo #273 de la mariposa Calimorpha para llenar el álbum de los Animales del Mundo, que vendía Don Bolívar Rueda en el Teatro Latino; mirar hacia abajo, desde el filo abismal de la esquina de las calles Martínez y 12 de Noviembre, y con una sana envidia infantil, al Diego Velástegui y a su hermana Lorena, jugar en el carrusel, los columpios, los sube y bajas y la resbaladera que existían en esa extraña hondonada rocosa que se hallaba en la parte trasera del Hotel Guayaquil; disfrutar de la primera pizza de Baños en el Restaurant Rincón de Suecia en el año 1984; comprar en Carnaval, cuando alcanzaba la plata, un tatuín que valía 3 sucres donde el mismo Don Vicente Sánchez; manejar una bicicleta Caloi o Chopper, propia o prestadita; acostarse mojado, con los dedos hecho mote, en el cemento caliente de las piscinas de El Cangrejo y comerse unos buenos chochos con tostado y cebollas; jugar, por las noches, en el Parque Palomino y en las calles del barrio; pescar un rojo en la laguna del Montalvo; admirar la belleza de la Carmen Luna o de la Yolita Fiallos, en blue jeans ceñidos y botas; disfrutar viendo el Hombre de los 6 Millones, todos los días martes, y Centella los sábados a la mañana; que la chica de tus desvelos te mande a decir que sí, con una amiga, luego de tres o cuatro días de espera desde la declaración; llevarle a conocer a algún familiar de lejos o a alguna amistad, la soberbia cascada de Agoyán y sus vapores de agua que subían hasta las nubes; llegar, a la casa, feliz luego de divisar, curioso, aunque sea a la distancia, el perfil fresco, lindo y la mirada candorosa de la Mabi Acosta; columpiarse hasta la luna mirando la cascada de la Virgen y el Sol; enterarse que la Reina de Baños había decretado que el lunes no habría clases; escuchar el anuncio del profesor de que salió sorteada la tesis 1.
Sensaciones feas: imaginarme las inyecciones del Doctor Beneras, ya que nunca me pusieron una; el consultorio dental del Doctor Fiallos; el examen de Educación Física con salto en la cajoneta; esa tarde de lunes en que me avisaron que Marcelo Cifuentes, mi amigo y compañero hasta 5° grado, había fallecido junto a su hermana y sobrinita en un accidente en Pelileo; y, el celaje sombrío de aquella tarde de octubre de 1980, cuando, a mis 14 años, por mis estudios, tuve que separarme de mis amados padres, de la ternura, cariño y gracia de mi hermana querida, de la sonrisa compañera de mi perrita Pinina, de mis abuelos, de mis grandes amigos, de mi hermano en la fe, Simón Sánchez y del sedante abrigo de mi madre tierra.
TEXTO: Edwin Vieira Herrera
FOTOGRAFÍA: Las bellas madrinas, Yolanda Fiallos y Carmen Luna, junto a directivos del Club Milán a finales de los años 70. Archivo Familia Vieira Delgado

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