03/03/2024
ENSALADA DE PERROS
Convivir no es fácil.
Bueno, es algo llevadero si tienes libertad de movimientos.
Pero con restricciones, no es nada fácil.
Y da igual a qué especie (social) pertenezcas.
¿A qué viene esto?
Pues a una de tantas falacias o ideas mal entendidas sobre el perro que hay rondando por ahí.
El perro es un animal social y gregario.
Hasta aquí todos de acuerdo.
Social quiere decir que se siente a gusto relacionándose con otros seres vivos (principalmente de su especie, pero no en exclusiva)
Y gregario, que tiende a vivir en grupos.
Todo correcto.
Ahora bien.
En ninguna parte de esa frase se dice que todos sean igual de sociales.
Y gregario no es un número.
No es “están a gusto en grupos de 5, pero no si son menos”
Tampoco “viven bien en grupos de 137 perros, no más”
Y la verdad, tres ya es un grupo.
Dos no estoy segura, pero igual también.
Tampoco, y ojo que esto es clave, se ve en ninguna parte de esa afirmación que los perros tengan que ser sociales con TODOS los perros del mundo mundial.
Además, social y sociable no son sinónimos.
Así que partiendo de la premisa “los perros son animales sociales y gregarios”, mucha gente entiende que eso es obligatorio.
Para todos los perros.
Da igual su personalidad, sus antecedentes, su modo de crianza, su estado de ánimo, sus habilidades o el resto de su vida en general.
Da igual.
Si tienes un perro, tiene que estar con otros perros.
Con cualquier otro perro.
Y cuanto más tiempo, mejor.
Si dispones de ganas y espacio, es obligatorio que tengas más de un perro, porque si no el pobrecito se queda solo mucho tiempo y sufre.
Si dispones de mucho espacio, poco menos que es un crimen que no tengas 5, 7, 18 perros.
Ensalada de perros.
Grandes, pequeños, jóvenes y ancianos, introvertidos y jaraneros, sanos y enfermos, todos mezclados sin ton ni son.
A veces sale bien, claro.
Pero otras tantas veces, pues no.
Y entonces aparece el problema:
“Uno de mis perros no se lleva bien con los otros perros de la casa”
O con el perro del vecino.
O con el perro de mi cuñada.
O con el perro de la casa de enfrente y tengo que pasar por allí sí o sí para salir de paseo y es un in****no cada salida de casa me tienen harta ya los dos.
Así que algo anda mal con ese perro que no es social y que lo del gregarismo le suena a algo de hongos y algas que se quieren.
Así que hay que arreglar al perro ese que viene averiado y no es super amiguito de todos los perritos que ve por la calle.
O peor, no es amiguito de los amiguitos que los humanos hemos elegido para él.
Y con los que debe convivir 24 horas al día, tanto si le gusta como si no.
Mira.
Cuando estuve en Bulgaria y Rumanía, me fijé en eso de las manadas de perros.
Aquí sí, manadas de verdad.
Tienen libertad para moverse.
Para largarse y alejarse del grupo cuando están incómodos.
O simplemente para elegir con quién viven y a quién odian.
Y en las calles anchas y plazas, lo habitual era que los perros vivieran solos.
Cada perro se “apropiaba” de unas pocas manzanas y vivía allí.
Solía llevarse bien con sus vecinos, y unos y otros se paseaban por las calles de los demás.
Aunque de vez en cuando veías alguna que otra mirada asesina.
O colmillos al aire.
O gruñido profundo.
Y es que no siempre te apetece que tu vecino se meta en tu casa.
Aunque normalmente te llevas bien y no te moleste.
Luego, en zonas donde había grandes parques y amplias zonas verdes, ya era más habitual que las manadas fueran de entre 3 y 5 perros.
Creo que era porque había mejor acceso a recursos
(Léase basura y personas cediendo comida porque sí).
Y también porque había mucho más espacio para evitarse unos a otros cuando no tuvieran ganas de aguantarse.
“Jo, me he peleado con Luka, tiene un día de mi**da hoy y no hay quien le aguante. Da igual, me voy al otro extremo del parque, que he visto una excusión de mocosos con bocadillos, a ver qué pillo”
Ya está, conflicto resuelto.
Ahora traslada eso a un piso.
O a un chalecito con jardín de 100 metros cuadrados y valla inexpugnable.
No funciona.
Para nada.
A menudo hay bastante suerte y los perros arrejuntados contra su voluntad se llevan bien.
Pero otras veces, pues no.
Y puede que se lleven mal abiertamente.
(En cuyo caso el cuidador busca ayuda)
O que uno de los dos abuse del otro, pero el otro se pliega y adapta como puede, y no se nota el conflicto.
Pero está ahí, uno sufre porque abusan de él.
Y el otro sufre porque le estresa un montón tener que compartir espacio, recursos y acceso a personas con alguien que no le gusta.
Todos infelices.
Todos mal.
Yo recuerdo mi época de estudiante.
Cuando vivía en pisos compartidos con otras dos, tres o cuatro personas.
Que por descontado yo no había elegido.
Ni ellas a mí, dicho sea de paso.
No vivía en una residencia estudiantil porque la simple idea ya me superaba.
Pero creo que fui una compañera de piso horrible.
Soy un ser humano, o sea, una especie social y gregaria.
Pero no me gusta el gregarismo masivo.
Y la verdad es que soy poco social, me saturo rápido y prefiero aislarme.
Y qué demonios, también me gusta elegir con quién me relaciono.
Si elijo yo, me llevo estupendamente con esas personas.
Si me vienen impuestas por las circunstancias, pues es un poco lotería.
Pero sí, creo que era una mala compañía para compartir piso.
¿Eso significa que hay algo mal en mí como individuo de la especie humana?
¿O que estoy dentro del espectro de normalidad, que es eso, un espectro, no una “tarifa plana todos-iguales”?
Yo creo que lo segundo.
Como muchos perros.
Que son puestos en el marco de “todos-iguales”, y no lo son.
Y de nuevo se toma decisiones por ellos, y se les obliga a convivir, a compartir el espacio a todas horas, con otros perros que ellos no han elegido.
Y a raíz de esto, aparecen problemas.
En la calle.
En casa.
En las visitas familiares.
Problemas que el perro evitaría simplemente alejándose.
Pero no puede.
Bueno.
Acabo de escribir un correo sin salida.
Porque no te puedo decir “si tienes más de un perro y no congenian, o si tu perro se lleva fatal con los del parque canino y quieres solucionarlo, contrátame”.
Bueno, sí puedo, pero no debo.
Porque es mentira.
El modo de que se lleve "bien" es inhibir sus reacciones de malestar.
O sea, que finja.
Y eso a los perros se les da fatal.
Por lo que hay que obligarles.
Ahora bien.
Sí que se puede mejorar la calidad de vida de tu perro y cubrir adecuadamente todas sus necesidades.
Y eso, a menudo, mejora su relación con el entorno.
Incluidos los perros que haya en ese entorno.
A menudo eso vale para que la convivencia sea más agradable.
A veces, pues no.
Pero oye, igual te sirve.
Y con esto sí puedo ayudarte.