04/05/2019
A nosotros nos gusta el vidrio, porque también nos gustan los seres humanos. Su fabricación demuestra la formidable creatividad de nuestra especie, cuando partiendo de algo muy vulgar (el silicio es el elemento más abundante en la tierra después del oxigeno), lo conseguimos transformar en algunas de las obras de arte más bellas y delicadas de la humanidad. Esta industria ha formado parte de la cultura europea, desde sus orígenes en la Antigua Grecia y en el Imperio Romano, siendo respetada y admirada por todas las naciones más cultas de nuestro continente, todas ellas orgullosas de su propia producción: Italia, Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia, Holanda, Irlanda, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega, Austria...Y sin embargo, lo decimos con tristeza, en España aún se mira a ese maravilloso material con absoluta indiferencia o desprecio, posiblemente por una simple cuestión de desconocimiento. Pues, a pesar de la incansable labor de grandes especialistas como Cristina Gimenez Raurel, el vidrio sigue siendo una asignatura pendiente. Por eso nos empeñamos tanto en compartir nuestra pasión con vosotros, porque creemos que la misión de un museo no debe limitarse a custodiar, cuidar y exponer piezas de cierto valor histórico y artístico, sino que tiene la obligación social de difundir unos conocimientos, animar a su estudio e intentar que las muestras del pasado también sirvan para mejorar el desarrollo mental, económico y emocional de las futuras generaciones. Con ese deseo de avivar vuestra curiosidad, os presentamos hoy a uno de los artista contemporáneos más virtuosos e intrigantes de la República Checa: Jan Stohanzl (Pribyslab 1948). Este creativo de fama internacional, que lleva investigando en el mundo del cristal desde hace más de cuarenta años, está considerado uno de los mejores representantes del Studio Glass en su país, artífice de piezas únicas, de gran belleza y enorme complejidad técnica, como este impresionante Cubo XL, firmado y fechado en 2007. Esperemos que os guste.