12/03/2013
Día 7: nadar con un delfín es una experiencia única, acariciarlo, besarlo, jugar con él... Uno se pregunta cómo puede un animal tan fuerte, ágil e inteligente ser tan dócil, cuidadoso y respetuoso con la especie humana. Sin duda porque él quiere, y también porque es noble, empático, y feliz interactuando y formando parte de una comunidad, incluso la humana.
Es increíble lo perfecto de su fisionomía, hecho para el mar, de tacto suave pero duro, flexible, sin rugosidades ni imperfecciones, acuadinámico, la misma sensación da acariciar su lomo que su lengua, y unos dientes afilados que utiliza para agarrar más que para masticar.
Un animal poderoso que, sin embargo, saca al niño que todos llevamos dentro para así jugar con él...
Xcaret no formaba parte de nuestros planes, al considerarlo un parque temático excesivamente artificial. Sin embargo después de visitarlo es justo confesar que puede ser una buena forma de imbuirse rápidamente en la cultura maya y mexicana, por lo que puede ser muy aconsejable de realizar el primer día. Recomendamos especialmente el espectáculo en el pueblo maya, probablemente de lo mejorcito. Si vas tampoco te puedes perder el evento ecuestre y el show principal, donde se escenifica toda la historia de este gran país.
La atención y orientación al servicio y al cliente son un denominador común en esta parte de México. El primer día, Fermín, el capitán responsable del servicio de restauración en la zona de "la pileta" del hotel, como dicen ellos, nos propuso para la última noche una invitación especial para cenar un menú especial de la mano del Chef en el restaurante mexicano del resort y así degustar los platos típicos de la tierra.
Originalidad en la presentación, exquisited en esa espectacular combinación de sabores unido a un servicio muy cuidado dio como resultado una velada muy especial. Un placer, Julio Pedraza, nuestras felicitaciones y agradecimiento por su invitación.