02/11/2022
Era mediados del año de 1996 cuando nuestros corazones se llenaron de espanto.
Un ser espeluznante estaba en nuestro país y se alimentaba de la sangre de las cabras y los borregos como si fuera un vampiro.
Algunos empezaron a decir que se trataba de un extraterrestre, otros decían que era un murciélago gigante o el resultado de un experimento científico de Estados Unidos o de la exUnión Soviética. Los medios de comunicación decían que era un cuadrúpedo con garras, con cuerpo pequeño y con alas, cabezón con colmillos y orejón, caminaba en dos patas medio encorvado y sus ojos eran negros como la noche.
Los noticieros lo llamaron "El Chupacabras". Sus víctimas aparecían en diferentes partes de la república. En las páginas de los periódicos o en las noticias de la televisión aparecían los pobres animalitos ahí tumbados en el piso, sin una gota de sangre en sus cuerpos. Pronto en las calles empezó a correr el rumor de que el chupacabras había atacado a niños pero que el gobierno no quería decir nada para que no cundiera el pánico.
Todos teníamos temor de que un día entrara a nuestras casas y chupara la sangre de nuestros hijos, o la de nosostros mismos, no podíamos dormir por estar atentos a los ladridos del perro o a cualquier ruido que nos identificara la presencia de este terrorífico ser que era sinónimo de muerte.
Era tanto el miedo que teníamos que dejamos de reclamar el as*****to de Colosio, que ni cuenta nos dimos de la devaluación del peso. Nuestro pensamiento estaba tan concentrado en ese ma***to animal, que no nos dimos cuenta que nos pasaron a fregar a todos, sí, de alguna manera nos chuparon la sangre a todos los mexicanos.
Texto original de la página de Facebook: Historias de tierra sagrada, mi México