Con Ruta de manjares pretendo llevarlos en un recorrido por todos los rincones de este país que tanto quiero, resaltando las costumbres, ingredientes y platillos de cada provincia y de las comarcas indígenas. Están, por supuesto, los cocineros profesionales. Cada uno presenta cinco recetas identificadas con una provincia. Además, hay una sección en la que se aglutinan platos representativos de las
comarcas indígenas. Estoy segura que Carlos (Chombolín) Alba, José Olmedo Carles, Mario Castrellón, Hernán Correa, Alfonso de la Espriella, Felipe de Obarrio, María de los Ángeles Echeverría, Felipe Milanés, Fulvio Miranda, Patricia Miranda, Rubén Ortega y Luis Young no los defraudarán. En este recorrido nos guía la pluma experta de Esther Arjona quien presenta cada provincia y nos habla no solo de la información demográfica sino que nos lleva a un recorrido por sus tradiciones y productos agropecuarios. Con Julieta de Fábrega, coautora de El libro de dos amigas cocineras visitaremos el Panamá de las abuelas y los paseos al interior descubriendo sabores. Para conocer sobre la vida de nuestros cocineros contamos con la mente inquisitiva de Flor Mizrachi quien ha logrado penetrar hasta el alma misma de cada uno. Para hacer honor a las preparaciones de cada cocinero necesitábamos un fotógrafo con experiencia y, sobre todo, con la sensibilidad para llevar al papel no solo una imagen de los platos sino el mensaje que cada uno transmite. Tito Herrera logró exactamente eso. Así pues, con la colaboración de tanta gente que ama la cocina y está convencida, como yo, que Panamá tiene mucho que ofrecer en este campo, se ha logrado esta publicación que confío que podrá llevar la cocina panameña a otras latitudes. Llevo ya cincuenta y cinco años viviendo en Panamá, casi el doble del tiempo que viví en mi Cuba natal. Puedo afirmar que Panamá es mi patria, mi hogar, el país donde siempre quiero estar. En agradecimiento por todo lo que he recibido de esta generosa tierra quiero dejar este legado detrás del cual está también el empuje y la persistencia de mi hija y de mis nietos que insistieron mucho en que todavía me quedaban cosas por hacer. Y es así, como a pesar de que a veces pienso que ya es tiempo de guardar los cucharones, sigo batiendo y picando porque, aunque parezca mentira, siempre queda una receta más por inventar.
¡Gracias Panamá! Bertha Raquel González de Peláez