18/12/2024
Huaraz y sus alrededores es un lugar místico y con mucha energía que varias veces puede manifestarse en la presencia de las personas, el día de hoy les contaremos una anécdota que sucedió a las orillas de la laguna Weqrucocha, una de las lagunas que podemos encontrar en el glaciar Alpamayo. Esta anécdota es relatada desde las palabras del señor Antonio Palacios, guía y licenciado en turismo y dueño del hospedaje Tony montaña B&B.
Fui a una travesía de 8 días alrededor del glaciar Alpamayo, para el campamento número 7 acordamos que la orilla de la laguna Weqrucocha sería un buen lugar, La laguna tiene un impresionante color oscuro, esto debido a que se encuentra al lado este del glaciar y el sol ya no la alcanza durante la tarde, nosotros llegamos en la tarde, nos encontramos con otro grupo de personas entre ellas turistas, arrieros y cocineros, mi cliente se sentía satisfecho de nuestra hazaña y aprovechando la presencia de los cocineros compró un carnero para compartir con el otro grupo, cuando terminamos la cena nos dirigimos cada uno a nuestras carpas para pasar la noche, mi carpa estaba situada a 15 metros de la laguna al este del grupo. Bordeando las 3 am me despierto para salir a miccionar y para lavarme las manos me dirijo hacia la laguna, cuando estaba acercándome aproximadamente a unos 7 metros de ésta, tuve una sensación que hizo que todo mi cuerpo se alertara sin motivo aparente, acompañado de un terror invisible a mis ojos, no quise seguir avanzando y regresé por donde vine hacia mi carpa, antes de entrar a volver a dormir me regresó la valentía: “Miedo se le tiene a los vivos, no a los muertos” repetí para mi interior y volví una segunda vez hacia la laguna para lavarme las manos y mi cuerpo volvió a estremecerse en el mismo punto que la vez anterior provocando que regrese una vez más, en el momento antes de entrar a mi carpa vencido por aquella sensación se me ocurre la idea de lavarme las manos en el pequeño canal desaguadero de la laguna que se encontraba a pocos metros de mi posición, mientras llegaba al canal el cielo comenzaba a brillar ligeramente, llegué al canal y llevé mi vista hacia la laguna que ya se encontraba más visible, se me ocurrió regresar una vez más siguiendo el canal. A pocos metros de la laguna escuché un terrible grito de mujer proveniente de la oscuridad de la laguna que rompía el aire matutino, esa fue la ultima señal que necesitaba para regresar a la carpa caminado de espaldas haciendo reverencias a la laguna para mostrarle mis respetos en voz alta y no volver a salir de la carpa hasta que todos se hayan levantado.
Durante la mañana me aproximé nuevamente a la laguna con la premonición de encontrar algún cadáver o algo similar, sin embargo, el paisaje estaba limpio. Pasé mucho tiempo preguntándome la causa del fenómeno y si yo era el único a quien le sucedió algo similar, hasta que un porteador dela zona al fin después de muchos años me dio una respuesta: Esa laguna es un lugar con mucha energía, esa laguna tiene madre – decía – es por eso que los chamanes y brujos de la zona usan ese encanto para sus rituales.