03/08/2016
Leyenda de Las 5 Águilas Blancas:
Las montañas merideñas están llenas de fábulas y leyendas que enriquecen la cultura popular de nuestros Andes, siendo la de Las Cinco Águilas Blancas una de las más escuchadas por todos los lugareños. La leyenda es conocida por el poema del afamado escritor merideño Don Tulio Febres Cordero.
Según la tradición de los Mirripuyes (tribu de los Andes venezolanos), fue Caribay la primera mujer. Era hija hija del ardiente Zuhé (el Sol) y la pálida Chía (la Luna). Era considerada como el genio de los bosques aromáticos. Imitaba el canto de los pájaros y jugaba con las flores y los árboles.
Una vez Caribay vio volar por el cielo cinco águilas blancas y se enamoró de sus hermosas plumas. Fue entonces tras ellas, atravesando valles y montañas, siguiendo siempre las sombras que las aves dibujaban en el suelo. Llegó al fin a la cima de un risco desde el cual vio como las águilas se perdían en las alturas. Caribay se entristeció e invocó a Chía y al poco tiempo pudo ver otra vez a las cinco hermosas águilas. Mientras las águilas descendían a las sierras, Caribay cantaba dulcemente.
Cada una de estas aves descendieron sobre un risco y se quedaron inmóviles. Caribay quería adornarse con esas plumas tan raras y espléndidas y corrió hacia ellas para arrancarselas, pero un frío glacial entumeció sus manos, las águilas estaban congeladas, convertidas en cinco masas enormes de hielo. Entonces Caribay huyó aterrorizada. Poco después la Luna se oscureció y las cinco águilas despertaron furiosas y sacudieron sus alas y la montaña toda se engalanó con su plumaje blanco.
Éste es el origen de las sierras nevadas de Mérida. Las cinco águilas blancas simbolizan los cinco elevados riscos siempre cubiertos de nieve. Las grandes y tempestuosas nevadas son el furiosos despertar de las águlas, y el silbido del viento es el cano triste y dulce de Caribay.
Es ésta la razón por la que muchos dicen escuchar en ocasiones en las llanuras andinas el llanto de Caribay, y cuando esto es así, suele suceder que al día siguiente las montañas amanezcan con sus picos llenos de nieve.