08/02/2016
Mitos, leyendas y curiosidades en torno al Roraima Tepuy
-En la cima del Roraima no se debe gritar, pues esto agita las nubes y el aguacero no tardará. Esto se toma muy en serio, y cuando algún turista alza la voz, por alguna razón, será fácil escuchar a alguno de los porteadores del campamento decir: “¡no grite!”.
-Las precipitaciones estarán garantizadas, también, si las plácidas “ranitas roraimeras” son tomadas y alejadas de su sitio de descanso.
-En la pared del tepuy, de cara a la rampa de ascenso, existe un portal de energía que permitiría a ciertos mortales, de corazón noble, tener contacto con avanzados seres de otros mundos. Se tiene noticia de turistas que lograron atravesar el portal gracias a poseer buenas intenciones.
-Tan buena suerte no corrió un guía que, en el pasado, e impulsado por la ambición, intentó entablar comunicación con aquellos seres. De él no se volvió a saber nada jamás.
-Los duendes son otras de las apariciones que pueden ser vistas en los alrededores de Roraima y existen numerosas historia de ello.
-El avistamiento de objetos extraños en las cercanías de Roraima es algo tan normal que no es propiamente una curiosidad.
-Cuando el velo de la neblina no oculta la bóveda celeste, es fácil ver un manto eterno de estrellas que se esparce por todo el infinito. Ante ese escenario es muy fácil ver estrellas fugaces y satélites que siguen, obedientes, una trayectoria horizontal.
-Sin embargo, hay eventos que no son fáciles de explicar, como por ejemplo, la súbita aparición de una luz en el espacio, que luego desaparece para reaparecer más abajo, y luego moverse de forma errática.
-Otros reportan incluso la aparición de dos “grandes lunas” que se enfrentan en el horizonte nocturno y, hay incluso quienes se jactan de haber visto luces con la clásica forma de platillos voladores.
-La vista del Roraima siempre estará acompañada, a mano izquierda, por el Kukenán, también llamado Matawi Tepuy o Monte de la Muerte. Cuenta la leyenda que esta meseta ceremonial fue utilizada en el pasado por un cacique que, a manera de sacrificio, se lanzó al vacío desde la cima.
-El Roraima es también llamado “La Madre de Todas las Aguas”, por ser el origen de varios ríos importantes –entre ellos el Esequibo- que vierten sus aguas hacia el río Arabopó, afluente del Kukenan, y que a su vez alimenta el río Orinoco.
-Antes de ascender al Roraima debe pedirse permiso a la madre naturaleza. Con una sencilla oración será suficiente para que el aventurero demuestre su respeto. El tepuy responderá, y generoso, mostrará sus secretos a las gentes de buen corazón
Todas estas historias pueden ser fácilmente comprobadas –o no- por cualquier turista que visite el Roraima Tepuy.