17/06/2020
Cuba es un país único. Su esencia es una mezcolanza de raíces españolas y africanas asentadas a lo largo de 500 años de historia. Hoy en día es un vestigio de un sistema que se desplomó hace treinta años, y a solo unos kilómetros de la costa estadounidense. El país que encumbró a Che Guevara es un paraíso tropical con un arte colonial riquísimo, doce lugares Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y coches de los años 50 o edificios en ruinas que hacen pensar que Cuba se ha detenido en el tiempo.
La llamada Perla del Caribe también es mundialmente conocida por su riqueza musical, imbuida de ritmos del flamenco y sonido africanos. Es la cuna del son, el bolero o la guajira, estilos musicales universales que se ofrecen en lugares emblemáticos como el Buena Vista Social Club o La Bodeguita del Medio, ambos en La Habana.
Federico García Lorca pasó tres meses en el país en 1930 y escribió a sus padres: “Esta isla es un paraíso... si me pierdo que me encuentren en Andalucía o en Cuba”. De La Habana dijo que “es una maravilla, tanto la vieja como la moderna. Es una mezcla de Málaga y Cádiz, pero mucho más animada y relajada por el trópico. El ritmo de la ciudad es acariciador, suave, sensualísimo y lleno de un encanto que es absolutamente español, mejor dicho, andaluz. La Habana es fundamentalmente española, pero de lo más característico y más profundo de nuestra civilización. Yo naturalmente me encuentro como en mi casa". Y al contemplar el Castillo del Morro se preguntó: “Pero, ¿qué es esto? ¿Otra vez España? ¿Otra vez la Andalucía mundial? Es el amarillo de Cádiz con un grado más, el rosa de Sevilla tirando a carmín y el verde de Granada con una leve fosforescencia de pez”.
Lo más valioso de Cuba, no obstante, es su gente. Un pueblo culto, educado y moderno que recibe al visitante con el calor de su sonrisa.