15/06/2022
¿Ya conoces Chablé? a 40 minutos de Mérida se encuentra el paraíso.
Ubicado en el pequeño poblado de Chocholá, a menos de 30 minutos del aeropuerto de Mérida, Chablé es un wellness resort que ocupa 270 hectáreas de selva y los restos de una antigua hacienda henequenera del siglo XVIII.
Sus cuarenta habitaciones son casitas independientes y completamente privadas repartidas en toda la propiedad, cada una con su propia hamaca, piscina, y regaderas dobles que se abren completamente al exterior, resguardadas detrás de la densa vegetación tropical.
Todos los espacios del hotel están cuidadosamente diseñados, con materiales y artesanías locales y piezas contemporáneas elegantes pero sutiles. Cada detalle suma: el paisajismo impecable, los avistamientos sorpresivos de coatíes e iguanas tomando el sol, el servicio atento y discreto, el despertar cada mañana con café y fruta fresca que se deja a la puerta de la habitación, la diversa oferta de actividades personalizadas —desde una cocina tradicional con pib yucateco hasta una meditación vespertina con luciérnagas— la experiencia inigualable del spa con su carta de tratamientos holísticos y rituales de sanación de inspiración maya, su espectacular piscina petrificada y su propio cenote.
El otro gran atractivo de Chablé es su restaurante Ixi’im, ganador del Prix Versailles al mejor diseño de restaurante, que ocupa el antiguo almacén de sisal y la sala de máquinas de la hacienda y alberga la colección de destilados de agave más grande de México, así como una de sus cocinas más propositivas, con un concepto culinario desarrollado por Jorge Vallejo de Quintonil, conducida bajo el timón audaz del chef Luis Ronzón. En resumen, todo lo que hace grande a Yucatán, contenido en una propiedad singular.
Un personaje
En la escena culinaria de Yucatán, Luis Ronzón es un auténtico rockstar. Curiosamente, el chef a cargo del restaurante Ixi’im debatió en su momento entre seguir su pasión por la música como baterista de un grupo alternativo, o ejercer su otra pasión: la cocina. En la audacia de sus propuestas, sus sabores contundentes y su inagotable energía y deseo de experimentación, Ronzón demuestra que sigue lo importante es ir siempre al ritmo propio.
Una habitación
Todas las habitaciones en Chablé son espectaculares: amplísimas (de casi 200 m2 en promedio) privadas, cómodas. Todas cuentan con su propia piscina, terraza y hamaca. No hace falta salir del cuarto para disfrutar de la experiencia. Si tuviéramos que elegir el elemento más espectacular de las habitaciones: sus regaderas dobles que se abren por completo al exterior.
La grandeza del Chablé no solo está en sus numerosas hectáreas de jungla y sus espectaculares espacios exteriores: también está en el detalle de sus interiores. Diseñado por el arquitecto Jorge Borja y la diseñadora de interiores Paulina Morán, cada rincón de cada espacio está pensado para disfrutarse y desentenderse, con un estilo minimalista que enaltece primero la naturaleza circundante y se muestra respetuoso tanto de la privacidad de los huéspedes como del entorno.
Un espacio
Es difícil escoger un sólo espacio mágico dentro de Chablé. Sin duda tendría que ser o la cabina doble de su spa, con vistas al cenote natural de la propiedad, o su alucinante alberca petrificada. Algo imprescindible hacer un recorrido por toda la propiedad -que incluye un huerto, una cocina tradicional maya y una granja de venados- en alguna de las bicicletas que están a disposición de los huéspedes.
Fuente: Travesías Digitales
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