17/11/2023
Si miramos con atención, podemos detectar la aparición de un nuevo grupo social que antes no existía: personas que ahora tienen entre sesenta y ochenta años.
A este grupo pertenece una generación que ha expulsado la palabra envejecimiento de la terminología, porque simplemente no tiene la posibilidad de hacerlo en sus planes actuales.
Es una verdadera novedad demográfica, similar al auge de la adolescencia; en ese momento, que también era un nuevo grupo social, que surgió a mediados del siglo XX para dar identidad a una masa de niños en flor, en cuerpos adultos, que no sabían, hasta entonces, dónde ir ni cómo vestirse.
Este nuevo grupo de humanos, que ahora tiene unos sesenta, setenta u ochenta años, llevó una vida razonablemente satisfactoria.
Son hombres y mujeres independientes que trabajaron durante mucho tiempo y lograron cambiar el oscuro significado que tanta literatura latinoamericana le dio al concepto de trabajo durante décadas.
Lejos de las tristes oficinas, muchos de ellos buscaron y encontraron, hace mucho tiempo, la actividad que más les gustaba y en la que se ganan la vida.
Se supone que esa es la razón por la que se sienten llenos; algunos ni siquiera sueñan con jubilarse.
Los que se han retirado disfrutan plenamente de sus días, sin miedo a la ociosidad ni a la soledad, crecen interiormente. Disfrutan de su tiempo libre, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, necesidades, esfuerzos y hechos fortuitos, bien vale la pena contemplar el mar, la montaña y el cielo.
Pero algunas cosas ya sabemos que, por ejemplo, no son personas estancadas en el tiempo; personas de sesenta, setenta u ochenta, hombres y mujeres, operan la computadora como si lo hubieran hecho toda su vida.
Escriben y ven a sus hijos que están lejos e incluso se olvidan de su antiguo teléfono para ponerse en contacto con sus amigos a los que les escriben mails o whatsapps.
Hoy en día, las personas de 60, 70 u 80 años, como es su costumbre, están iniciando una era que TODAVÍA NO TIENE NOMBRE. Antes, los que tenían esa edad, eran viejos y hoy ya no lo son ... hoy están llenos física e intelectualmente, recuerdan su juventud, pero sin nostalgia, porque la juventud también está llena de caídas y nostalgia y saben muy bien de eso…
Hoy en día, las personas de 60, 70 y 80 años celebran el sol todas las mañanas y se sonríen a sí mismas muy a menudo ... hacen planes para sus propias vidas, no para las vidas de los demás.
Quizás, por alguna razón secreta que solo los del siglo XXI conocen y sabrán, la juventud se lleva internamente.
La diferencia entre un niño y un adulto es simplemente el precio de sus juguetes.
“LA VIDA ES PARA AQUELLOS QUE SABEN VIVIR”.
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Entre Lineas
Nada "Personal"
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