06/05/2023
En 1589, al año siguiente de que la llamada Felicisima Armada no consiguiera trasladar a los Tercios de Flandes a Inglaterra, los ingleses prepararon un contundente contraataque.
El promotor, el corsario Sir Francis Drake, propuso una gran expedición contra las costas españolas, con el objetivo de conquistar un importante puerto peninsular. Así, desde esa base, el ejército inglés que le acompañaba debería de fomentar la insurrección de Portugal.
Hacía solamente dos décadas que Felipe II era rey de Portugal y los ingleses tenían la esperanza de que el Prior de Crato -miembro de la familia real portuguesa que se había autoproclamado rey- podría volver a reinar allí si le ayudaban.
Para tan ambicioso proyecto reunieron a la “Contraarmada” o armada inglesa, la mayor escuadra que hasta entonces hubiera navegado bajo pabellón inglés.
La armada estaba compuesta por ciento veinte barcos, que llevaban a bordo 23.375 personas, de las cuales diecinueve mil eran soldados al mando del mariscal Sir John Norreis, el militar más prestigioso de Inglaterra. Les acompañaría el Prior de Crato con numerosos caballeros portugueses que le habían acompañado al exilio.
El día trece de abril, los barcos zarparon en dirección sur, desde distintos puertos del sur de Inglaterra. A finales de mes la flota penetró en la ría de La Coruña donde permanecían once compañías de soldados y cinco navíos, supervivientes todos ellos de la Armada Invencible.
Los barcos españoles debieron de internarse en la ría de Ferrol, situándose detrás del castillo de San Felipe para evitar así ser capturados por una fuerza inmensamente superior. En los días siguientes los invasores comenzaron su aproximación por tierra hacia la ciudad, enfrentándose en el puente de O Burgo con las tropas españolas, que les rechazaron hasta tres veces. El comandante Henry Norreis, hermano del mariscal, resultó gravemente herido.
Finalmente, las tropas inglesas consiguieron organizar el asedio a Coruña, asaltando los arrabales de la ciudad, la llamada zona de La Pescadería (el istmo situado entre la playa de Orzán y la actual dársena de la marina).
Sus bombardeos consiguieron hacer una brecha en la muralla medieval que defendía la llamada “ciudad vieja”, en cuyo extremo está el castillo de San Antón. El día 14 de mayo los ingleses penetraron por la brecha que habían realizado en la muralla, causando una gran mortandad entre los defensores.
Un valiente alférez inglés –llevando la bandera – iba a su frente, llegando a subir por la muralla, desde la que animaba a sus soldados. Por allí se encontraba María Pita, una mujer de veinticuatro años que acababa de ver morir a su marido, el alférez Gregorio de Recamonde, y que, en ese momento, se encontraba asistiendo a un tonelero que yacía herido en el suelo. María cogió un arma, se dirigió hacia el alférez inglés, lo mató y le quitó la bandera. Al grito de “Ayudadme a echarlos de aquí, quien tenga honra, que me siga” consiguió animar a los decaídos defensores, que acabaron por rechazar a las tropas inglesas.
