17/05/2017
|UNO|
Park ______ estaba mirando la televisión con una sonrisa de felicidad asomándose en su rostro. Hacía tiempo desde que no disfrutaba momentos como ese. Mirar una novela era tan interesante. Los productores y guionistas eran tan creativos cuando se trataba de novelas coreanas y entendía claramente la acogida que tenía en diversos países, un deleite.
Cogió del cuenco una buena porción de palomitas que estaba en su regazo sin importarle si mañana amanecía con el vientre inflado. En ocasiones le provocaban una hinchazón terrible.
Para ______ la comida era la cosa que más disfrutaba del día a día y no pensaba dejarlo si es que ganaba quinientos gramos más. Para eso estaban los fines de semana en la que ella se obligaba a ir al gimnasio como una rutina y mantenía su perfecta figura, no tenía por qué preocuparse hoy.
Cuando estaba riéndose por lo torpe que eran los protagonistas al expresar sus sentimientos, una llamada desconcertó toda su atención y bufó con molestia.
¿Quién podía ser a esas horas de la tarde? No podían ser sus amigos, ellos siempre le escribían por mensaje de texto.
—¿Bueno?
No se fijó en el remitente y contestó con rapidez. ______ estaba apurada en terminar con la llamada y así continuar con el interesante diálogo que se escuchaba vagamente. Sin embargo fue un total error ya que la voz que luego escuchó la dejó con los nervios.
—¿Cómo que bueno? Eres una hija ingrata que nunca saluda apropiadamente a su madre. ¡Qué decepción! Vuelve hacerlo.
______ se sintió con miedo cuando la escuchó a través del móvil. Se sentía nuevamente una niña que cada cosa lo hacía mal. Su madre siempre se la pasaba criticándola las veces que podía y era una madre muy estricta. Su relación de madre e hija no eran las mejores por lo que ella siempre había evitado contactarla. Debió de haberse fijado, qué inoportuna era su madre.
—Buenas tardes madre, siento haber sido maleducada. ¿Qué sucede?
—No sucede nada. ¿Acaso no puedo llamar para sólo preguntar cómo estás?
______ negó con la cabeza. Pues no, no creía ni una palabra de lo que su madre decía. Si se había abstenido en llamarla por un año, que la llame de sorpresa tenía que tener un motivo.
—No madre, tú puedes llamar cuando desees.
—Lo sé, no necesito que me lo digas. ¿Por cierto ya encontraste trabajo?
______ maldijo en lo bajo. Seguro que su madre venía a molestarle nuevamente con el asunto de buscarle empleo en su ciudad natal y no podía permitírselo. Le gustaba estar lo más lejos posible de su madre para no sentirse agobiada con sus constantes críticas.
______ se quedó pensando unos momentos. Había dejado de trabajar hace tres meses, era imposible que su madre se enterara. Seguro que su padre le había dicho como todo un chismoso, luego hablaría con él.
—No madre, aún no lo consigo pero tengo un trabajo de medio tiempo.
Claramente una mentira. Ocasionalmente ______ ayudaba en el restaurante de su amigo Jin pero su madre no tenía por qué saberlo. Quizá no le pagaban pero ganaba comida gratis y eso para ella era el mejor pago del mundo aunque quizá no para su madre.
—No me importa si tienes un trabajo de medio tiempo, ya te conseguí algo y no quiero objeciones.
______ quiso protestar por decidir sin consultarle pero recordó que nada bueno conseguía refutándola y calló. Usualmente su madre tenía la última palabra en las discusiones o decisiones importantes, era una pérdida de tiempo replicar. A malas ganas preguntó de que trataba y se sorprendió cuando escuchó mencionar a la familia Lee.
—Cerca de donde vives también vive la familia Lee. ¿Recuerdas a los Lee? Eran nuestros vecinos antes de que se mudaran a Seúl. Siempre te la pasabas con ellos cuando eras niña. He hablado con la señora Lee en estos últimos meses y parece que necesitan asesoramiento con su hijo. ¿Tú enseñas inglés no? Es una buena oportunidad para que consigas dinero, la paga será buena.
Su madre, Ji Ra, casi no tenía ideas buenas que le llamaran la atención pero debía reconocer que la propuesta le interesó, un punto a favor de su madre por sólo esta vez. Además estaba el asunto de chunji. Recordaba con claridad al lindo niño, su pequeño con la sonrisa de un conejito y deseaba verlo. Chunji seguro que ya estaba grande. La última vez que lo vio el niño tenía cinco añitos.
—Sí los recuerdo madre. ¿La asesoría es para Chunji?
—Es el único hijo de los Lee, obviamente es para él. ¿Aceptas? Porque francamente yo ya acepté por ti y me harías quedar muy mal si lo rechazas.
—No te preocupes madre, pienso aceptarlo.
Una propuesta como la de su madre no todos los días venían y para ser sincera ella necesitaba urgentemente el dinero. La semana pasada se pasó con las compras y terminó utilizando una parte del alquiler de su apartamento. Esperaba que la paga cubriera sus malas administraciones con el dinero porque sino se vería envuelta en un grave problema.
—Bien. Te paso el número de la señora Lee pero creo que será mejor que vayas a su casa y hables con ella personalmente. Coordina con ella y no me falles hija que harás quedar mal en el nombre de nuestra familia.
Cuando su madre terminó de hablar la llamada se cortó. Ni un minuto más se había detenido para preguntarle sobre su vida y cómo marchaba con su actual novio Changjo. Se deprimió por unos momentos. La culpa tenía ella por esperar mucho de su madre.
Con los nervios recorriendo su cuerpo llamó al número que le dio su madre y aquella dulce voz envolvió sus oídos, ¡cuánto había extrañando escucharla!
______ habló con la señora Lee y finalmente quedaron en que la visitaría el día de mañana a las nueve de la mañana, la usual hora que ella iba al gimnasio a quemar la grasa. No protestó y aceptó feliz. Le iban a pagar veinte mil wons por hora y le parecía un buen pago por no decir el mejor pago como una profesora aprendiz.
Cuando terminó de ver su novela de la que se perdió casi la mitad del espisodio, se echó a dormir de una vez queriendo que finalmente llegase la brillante mañana. Necesitaba ganar el dinero cuanto antes.
[*]
______ despertó todavía adormilada sin querer moverse de su cómoda cama. Había querido dormir más pero tenía que alistarse para las clases particulares. Se paró con pereza. Cogió rápidamente su toalla y se fue a bañarse. Le habrá tomado quizá veinte minutos para que regresara a su habitación envuelta en una toalla rosa pastel.
Se colocó una casual vestimenta que consistía en unos pantalones color caqui y una blusa blanca con listones en la manga, nada ostentoso o muy formal. La señora Lee le había dicho que fuera cómoda y a gusto, algo por la que estar feliz.
Secó su largo cabello con la plancha y una vez listo se maquilló sin sobrecargar demasiado. Como era el primer día no quería abusar con ir demasiado casual y deseaba de corazón que pudiera irradiar profesionalidad.
Tomó las llaves de su auto y volvió a dejarlo recordando que estaba cerca de su casa. Minutos después ya estaba en la residencia de los Lee. Verificó en su móvil y sí, esa gigante casa era de la familia Lee, sus antiguos vecinos. Con el pulso ligeramente acelerado tocó la puerta y segundos después le recibió la señora Lee. Seguía tan joven como la recordaba.
—Hola cariño, pasa.
Quitó sus tacones para reemplazarlo con las pantuflas y siguió a la señora hasta el living recorriendo el amplio pasillo. El ambiente realmente era agradable y parecía tener un estilo europeo, americano, no sabía muy bien pero ciertamente no era muy tradicional como lo había imaginado.
—Toma asiento ______.
______ obedeció y se sentó en el blanco sofá con mucho cuidado ya que temía ensuciarlo con algún mal movimiento de su cuerpo.
—Bueno, ahora que estás cómoda me gustaría preguntarte un poco sobre tus estudios. ¿Eres profesora? Porque eres muy joven para serlo y me sorprende mucho. Si aún estudias me gustaría que una vez que enseñes a mi hijo continués con las clases hasta el final. ¿Eso será posible? Tampoco deseo tomar tu preciado tiempo si aún continúas con tus estudios.
Los interrogantes de la señora Lee le causó una sonrisa y se sintió cómoda finalmente en el nuevo ambiente pues parecía que la trataba con gentileza sin ningún prejuicio de su edad. Ella era tan distinta a su madre...
—Estoy en mi último año en la universidad. Anteriormente di clases como práctica profesional en un colegio público por seis meses por lo que tengo algo de experiencia. No falta nada para graduarme de profesora y necesitaba adquirir la experiencia y fue muy hermoso. Mi área en específico son las lenguas extranjeras, pero como toda profesión me sé las áreas básicas necesarias que conocen los docentes. Sé que Chunji necesita tutoría de inglés, enseñarle no me será un problema, puedo manejarlo bien. Y respecto a los horarios, no será un problema, tengo suficiente tiempo para darle clases continuamente.
La señora Lee sonrió con la respuesta de la joven y finamente la contrató. Hablaron sobre los horarios y decidieron que le enseñaría los fines de semana por un mes y luego si era necesario tomarían más días de clase.
Cuando terminó la charla la señora la guió al tercer piso donde según la señora Lee era el piso entero especialmente de Chunji con lo que se sorprendió. Realmente esa familia tenía mucho dinero.
Se quedaron frente a una puerta azul que era de la habitación de Chunji y a ______ le sudaron las manos. Finalmente volvería a ver al niño de sonrisa bonita y esperaba que la aceptara con felicidad. Ciertamente era imposible que él la recordara pero no importaba, empezarían desde cero si lo veía necesario.
Cuando la puerta se abrió lentamente, ______ vio como un joven estaba sentado en una silla forrado de cuero al lado de la amplia mesa de vidrio que parecía sacado de una oficina lujosa. La habitación era muy amplia y habían dos puertas conexas dentro de la habitación que conectaban con más lugares. La decoración era muy juvenil con cuadros de fotografías de él y amigos, algunos trofeos deportivos. Pero aún así la habitación se veía muy al estilo de revista sin un toque personal.
El joven finalmente giró su rostro y ______ por fin lo vio. Sus delicadas facciones muy bellas denotaban un gran atractivo y cuando les sonrió su corazón se aceleró a una velocidad increíble que tuvo que tratar de regular esas sensaciones. A ______ nunca le había pasado eso. Era tan extraño.
La madre de Chunji los presentó y cortos minutos después se encontró en esa gigante habitación solos. Chunji la miraba con curiosidad mientras ella deseaba desaparecer pues se sentía nerviosa, tan nerviosa que si no tomaba asiento sus piernas le fallarían cayendo vergonzosamente al suelo.
Tomó asiento frente al muchacho y decidió presentarse. Nunca imaginó que estuviera tan grande, ella había esperado encontrarse con un niño, no un adolescente muy hermoso que la intimidaba.
Cuando terminó de presentarse dejó que sus ojos recorrieran al delicado rostro del menor. Se sorprendió cuando lo vio sonreír con felicidad. Inevitablemente los fuertes latidos apareció como si nunca se hubiera ido.
—Sé quién eres Noona, nunca me olvidaría de ti.
No supo cómo reaccionar pues ya tenía al joven envolviendo su delgada figura mientras rogaba que no notara su acelerado ritmo cardiaco. En sus brazos se sintió tan cómoda que empezó a sentirse asustada. ¿Por qué le estaba gustando su abrazo? ¿Eso estaba mal, no?
Sin embargo se dejó hacer. Ciertamente ______ también había extrañado a Chunji pues anteriormente cuando eran vecinos ______ siempre cuidaba del menor, lo cuidaba como su propio hermanito. La separación le había afectado horriblemente pues se habían llevado a su pequeño niño a quien había cuidado con tanto amor.
Finalmente le devolvió el abrazo y aunque sintiera que el menor causaba revueltos en su corazón se sintió feliz de tenerlo nuevamente. Ahora no era momento de cuestionarse sobre las extrañas sensaciones que recorrían su cuerpo a causa del menor, se trataba de disfrutar el momento.
Gracias por leer. Espero que les haya gustado el primer capítulo. Denle like y comenten que les pareció. Las que quieren etiqueta acepten mi solicitud >.<
Hasta el siguiente capítulo Chingus, saranghae, bye bye.
-Cherry.