Sello de Calidad Forcén

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Sello de Calidad Forcén El Sello de Calidad Forcén es un distintivo que se otorga a todos aquellos lugares, establecimientos o iniciativas de Zaragoza, España o el mundo.

El Sello de Calidad Forcén es un distintivo que se otorga a todos aquellos lugares, establecimientos o iniciativas de Zaragoza, España o el mundo en general, que por su originalidad, creatividad y buen hacer son únicos e irrepetibles. Nuestro gato, sibarita y curioso, se adentra en todo tipo de lugares para inspeccionarlos y otorgar el sello.

BAR "CASA DAS CALDEIRAS". Coimbra (Portugal).Seguimos al gato, para encontrarnos de nuevo ante un ejemplo de reutilizaci...
23/06/2017

BAR "CASA DAS CALDEIRAS". Coimbra (Portugal).

Seguimos al gato, para encontrarnos de nuevo ante un ejemplo de reutilización del patrimonio industrial. En este caso en la portuguesa ciudad de Coimbra.

"Casa das caldeiras" es un bar ubicado en el antiguo edificio donde se situaban las calderas y otros elementos generadores de energía térmica para el hospital de la Universidad.

Se construyó en 1941, y entre los muchos elementos que alberga, destacan dos enormes calderas inglesas de la prestigiosa firma "Babcok & Wilcox" fabricadas en 1939.

El edificio cumplió con su función hasta el año 1987, en que cierra debido a lo obsoleto de su maquinaria, cayendo en el abandono.

Fue en 2006, cuando la Universidad de Coimbra, comenzó el proyecto de restauración integral, conservándose la estructura arquitectónica original, la disposición interior, la pequeña chimenea y la conservación de todos los elementos y maquinaria originales.
Terminados los trabajos, fue reabierta como bar.

Se trata de un espacio fascinante. Al atravesar sus arcos de entrada, descubres la imponente presencia de las dos grandes calderas, junto a tolvas, vagonetas de acero, tubos, manómetros y todo tipo de elementos de calderería.

Alrededor se disponen las mesas, que debido a la buena elección del diseño y materiales, encajan a la perfección en el entorno: butacas de cuero, banquetas de madera... algunas mesas más luminosas para leer o tomar un café rápido, otras más cómodas y retiradas, propicias para una larga conversación.
Todo ello, bajo los altos techos del edificio.

El cuidadoso proceso de restauración, primó la conservación de cuanto contenía el complejo, incluyendo la disposición original de los elementos, por lo que la transformación en bar, está supeditada a ellos, creando un conjunto modélico de bar-museo.

Al situarse a los pies de la universidad, el ambiente es informal, lleno de estudiantes con sus apuntes, que o bien toman algo entre clase y clase o comen alguna hamburguesa de la carta.
Por la noche se convierte en bar de copas, con música y alguna fiesta ocasional.

Otro buen ejemplo de conservación del patrimonio industrial, que nos demuestra las múltiples posibilidades de estos espacios, y la sorprendente belleza que ostentan.

Recomendado. Palabra de gato.

Casa das caldeiras.
Rua Padre Antonio Vieira, 7.
Coimbra (Portugal).

RESTAURANTE-TIENDA SANBORNS. CASA DE LOS AZULEJOS.Ciudad de México.(MÉXICO).Puede sorprender la inclusión en el Sello de...
17/06/2017

RESTAURANTE-TIENDA SANBORNS. CASA DE LOS AZULEJOS.
Ciudad de México.(MÉXICO).

Puede sorprender la inclusión en el Sello de Calidad, de una sucursal de la cadena "Sanborns" (locales con restaurante y tienda, imitado en España con el nombre de "Vip´s"), pero su ubicación en un palacio barroco, declarado monumento nacional de México en 1931, y la posibilidad de comer por un precio moderado en un impresionante entorno, lo justifican sobradamente.

La Casa de los Azulejos, construída en 1737, es uno de los más importantes palacios del barroco novohispano en la Ciudad de México.

Era la residencia de los Condes de Valle Orizaba, quienes adquirieron dos casas del siglo XVI, para unirlas y levantar su palacio en el siglo XVIII.
Estratégicamente situada en la calle Madero, entre el Zócalo y la Alameda, se convirtió en uno de los centros de la vida aristocrática, en la capital del Virreinato de Nueva España.

Su aspecto actual, se debe a Graciana Suárez de Peredo, Condesa del Valle Orizaba, quien antes de trasladarse desde Puebla, ordenó embellecer la que iba a convertirse en su nueva residencia, revistiéndose la fachada de "talavera", que es como en México se conoce a los azulejos.

El magnífico trabajo de talavera, obra de Diego Durán Berruecos, llamó tanto la atención en la ciudad, que la casa pasó a denominarse popularmente como Casa de los Azulejos.

Según la leyenda, el Conde reprendía constantemente a su hijo, malgastador y de vida disoluta, diciéndole: "nunca harás fortuna, ni casa con talavera". Con el paso de los años, el hijo se corrigió y tras triunfar en los negocios, construyó esta casa cubierta de azulejos, para demostrarle al padre su error. Pero eso, es solo una leyenda.

En 1881, la familia vende el palacio, convirtiéndose en el "Jockey Club".

En 1917, los hermanos Sanborns, compran la Casa de los Azulejos, para instalar un innovador negocio, inaugurando dos años después: una farmacia y un restaurante con fuente de sodas.
Nacía "Sanborns", la cadena de restaurantes con tienda más famosa de México, posteriormente copiada en todo el mundo.

El centro de la casa es el enorme patio, con esbeltas y decoradas columnas de piedra, que sostienen los corredores del primer piso, con rejas procedentes de China. El trabajo de piedra, enmarcando puertas y ventajas, los frescos y la fuente con azulejos, comparten espacio con las mesas donde desayunar, comer o tomar un café, tras visitar la tienda.

Este patio es el lugar perfecto para desayunar a la mexicana, es decir, fuerte, con variedad de panes dulces, chilaquiles, enchiladas, huevos y enfrijoladas, acompañadas con jugo de nopal o frutas variadas.

Al gato le sorprendió la importancia del desayuno en México, donde las casas más lujosas contaban con una estancia exclusiva para tal fin denominada "desayunador", y donde los restaurantes (no solo las cafeterías, también los restaurantes), abren a primera hora de la mañana para ofrecer potentes desayunos con su carta específica, y confiriéndole la misma importancia que al servicio de comidas y cenas.

En la planta superior, los antiguos salones del "jockey Club", conservan gran parte de la decoración del XIX, ofreciendo gran número de mesas en un ambiente menos espectacular que el patio, pero igual de agradable.

La carta combina los platos mexicanos más populares (chilaquiles, pozoles, cochinita pibil...) con sandwiches.
La calidad de la cocina, está muy por encima de lo que se podría esperar en una cadena.
Destacan especialmente los desayunos mexicanos.

El servicio, profesional y lleno de amabilidad.

Como cualquier edifico que se precie del país azteca, cuenta con obras de pintura mural, destacando en la escalera principal "Omnisciencia", obra de 1925, del muralista mexicano José Clemente Orozco.

Es una buena opción para desayunar, comer o cenar por un precio ajustado, en uno de los edificios más bellos de Ciudad de México.

Recomendado. Palabra de gato.

SANBORNS-CASA DE LOS AZULEJOS.
C/ Madero, 4. (Junto a la Alameda).
Ciudad de México.
MÉXICO.

ISLAS FLOTANTES DE LOS UROS. Lago Titicaca, Puno (PERÚ)Las huellas del gato, nos llevan a un lugar tan increíble, que pa...
11/06/2017

ISLAS FLOTANTES DE LOS UROS. Lago Titicaca, Puno (PERÚ)

Las huellas del gato, nos llevan a un lugar tan increíble, que parece irreal.

Los Uros son una etnia ancestral, de origen preincaico, que habitan un grupo de islas artificiales, ubicadas en el lado peruano del lago más alto del mundo, el Titicaca.
Concretamente en la bahía de Puno, siendo ésta ciudad el mejor punto de partida para conocerlas.

"Uros" proviene de las palabras aimaras "qhana uru", que significan "día claro".
A día de hoy, siguen conservando el aimara como su lengua, junto al español.

Este pueblo vivía en origen sobre tierra firme, pero decidieron construir islotes en el interior del lago Titicaca para protegerse de los ataques de los Tiahuanacos, Collas e Incas.
Además de estar más protegidos, descubrieron que contaban con mejores medios de supervivencia gracias a la pesca y la caza.

Las islas son unas plataformas flotantes artificiales, realizadas con totora, una planta acuática en forma de junco, que crece en el lago.
Tras recolectarla, se teje y entrelaza, formando bloques que se atan entre sí.
Esa base es anclada en el lago, y se le van añadiendo sucesivas capas de totora.
Sobre esa superficie, se construyen,con el mismo material, las viviendas. Pequeñas cabañas de una sola habitación, donde duerme toda la familia.
El tamaño de la isla, dependerá del número de familias que la habiten, generalmente entre 3 y 7.

Para desplazarse entre los islotes, confeccionan con la misma totora, unas enormes y bellas embarcaciones, adornadas con cabezas similares a dragones.

Actualmente hay aproximadamente 20 islas artificiales, de tamaño variable, todas en el lado peruano del Titicaca, a unos 6 Km. de Puno.

Su modo de vida es extremadamente sencillo, siendo su fuente de subsistencia la pesca (que venden en el mercado de Puno), la artesanía, bordados y en los últimos años, el turismo, sin que ello haya modificado su tradicional modo de vida.

El día a día de los uros es duro, sin agua corriente ni electricidad.
Nos contaban que el mayor peligro al que estaban expuestos era el fuego. No era raro que se produjeran incendios al cocinar o iluminar sus cabañas, una auténtica tragedia, ya que no solo se incendiaba la vivienda, también la totalidad del poblado, incluyendo la isla, el propio suelo sobre el que habitan.
Para tratar de evitarlo, cocinan en el exterior, sobre unas superficies de totora húmeda.

Como curiosidad, durante la presidencia de Fujimori en los 90, se les proporcionaron algunos paneles solares para evitar el peligro de incendios, razón por lo que los uros sienten un enorme cariño y agradecimiento al ex-presidente, siendo quizás, los únicos peruanos que guardan buen recuerdo de él.

Otro problema habitual con el que se enfrentan, y así nos lo relataban con una media sonrisa, es que los fuertes vientos nocturnos sobre el lago, rompan los anclajes y arrastren las islas hacia la frontera.
Son muchas las ocasiones, en que se han despertado en Bolivia, teniendo que contratar remolcadores, para llevar la isla de nuevo hasta aguas peruanas.

La visita a las islas flotantes de los Uros, es toda una experiencia. Navegando desde Puno, se llega rápidamente a ellas, donde nos reciben con cánticos.
El jefe de la isla, nos relatará el sistema de construcción, el modo de vida,... y podremos comer totora, ya que este junco, no solo sirve para realizar los islotes, casas y barcos, también forma parte de su dieta y sirve como medicina.
Caminar, es en algunos momentos dificultoso, por el movimiento de la isla, y por la irregularidad de la superficie, donde los pies se hunden.

Quien lo desee, puede alojarse en alguna de las cabañas levantadas como albergue, sin agua ni luz, y con las limitaciones gastronómicas y de ocio que supone. A cambio, obtendrás una experiencia inolvidable, difícil de repetir.

La visita continúa a bordo de las llamativas embarcaciones, pasando de una isla a otra, todas de muy reducidas dimensiones.
Es increíble la hospitalidad y amabilidad de sus habitantes, muy reservados, casi temerosos en un principio, pero que se abren al poco tiempo, permitiéndote entrar en sus cabañas.

Durante el paseo por los islotes, te mostrarán las artesanías y bordados que venden, pero jamás te sentirás presionado para comprar.
Merece la pena adquirir algún producto, como las pequeñas reproducciones de embarcaciones tradicionales en totora, u otros juguetes, dada la calidad del producto.

El trasiego de barcos por el lago es incesante: pescadores, familias desplazándose a otra isla...
A un lado se divisa la bahía de Puno, al otro, pequeñas islas de totora con sus sencillas cabañas, y alrededor, la inmensidad del Titicaca, con una superficie algo menor que Navarra.

Un lugar sorprendente, único, casi irreal. Lleno de sencillez y belleza, donde el estrecho vínculo con la naturaleza de los uros, se palpa a cada instante.
Una oportunidad par conocer de cerca la cultura de los pueblos indígenas de Perú.

Recomendado. Palabra de gato.

RESTAURANTE "EL FESTÍN DE BABEL". Zaragoza.Un viaje por la gastronomía de los cinco continentes, esta es la atractiva pr...
09/06/2017

RESTAURANTE "EL FESTÍN DE BABEL". Zaragoza.

Un viaje por la gastronomía de los cinco continentes, esta es la atractiva propuesta de un restaurante que, tras 15 años de andadura, se ha convertido en un clásico moderno de Zaragoza.

Recientemente, y para celebrar su aniversario, han renovado la carta con nuevos platos y países.

Recetario de varios rincones del planeta, que ellos definen como "inspirado en cocinas del mundo, con esencia de autor e ingredientes y técnicas de fusión", reunidos en un mismo local.

El nombre del restaurante, es un juego de palabras que hace referencia a la gastronómica película danesa "El festín de Babette" y el mito bíblico de la Torre de Babel.

Podremos disfrutar en una sola cena, de un entrante de Palestina, un plato de Tailandia o Senegal, tal vez otro plato de Rusia y postres de México o Sudáfrica, por poner un ejemplo.

Un clásico imprescindible, los rusos "blinis con boletus confitados al limón y crema smetana". Insuperables. El gato se relame solamente con recordarlos.

Otro plato muy recomendable, esta vez desde la India, el "Brioche relleno de paripuu (lenteja naranja, coco y especias) con queso panner". Una deliciosa incorporación a su nueva carta.

Mención especial merece la griega "musaka de berenjena y cordero con espuma caliente de patata trufada". Ligera y llena de sabor. Uno de los platos que se han ganado permanecer en el menú tras la última renovación.

Junto a ellos, otras recetas como la palestina "bulgur con pisto de verduras y tapenade de hierbas y alamata", la mohamara de Siria, u otros platos de Senegal o Perú, os permitirán saborear, según vuestros gustos, varios rincones del planeta.

El gato echa de menos el excelente cous-cous con queso frito y granada de la antigua carta, Ojala en algún momento se vuelva a incluir.

En el capítulo de postres, debilidad del felino,destacan dos de México:
Un "ravioli de mango caramelizado, plátano asado con vainilla y chocolate blanco". Un sabroso juego de texturas y sabores.
Y el "soufflé de chocolate negro especiado, mousse de violetas, dados de manzana y canela". Ligero y acertado broche para la cena.

Para redondear la experiencia, se puede probar alguno de los vinos de la carta, procedentes de Argentina, Chile, Sudáfrica, Italia o Aragón.

Los productos son de primera calidad, y tanto el cocinado como la presentación de los platos, tienen un nivel difícil de superar.
Es uno de esos restaurantes que nunca decepcionan, en los que sabes que acertarás ante una invitación comprometida,

El local, tan sencillo como cálido y acogedor, está decorado por una pérgola de madera, y por los cuadros que componen las exposiciones de pintura que continuamente se suceden en el restaurante.
Otro punto a su favor, es la disposición de las mesas, con suficiente amplitud entre ellas, lo que unido a una ambiente nada ruidoso, permite una agradable conversación.

El servicio está al mismo nivel que su cocina, amable, profesional, siempre con una sonrisa. Te hacen sentir a gusto.

Además de la carta, disponen de un menú degustación de cinco platos y postre por 42 Euros (bebida no incluída).
Otra opción es la "Fórmula 22", degustación de cuatro platos en medias raciones por 22 Euros (de martes noche a viernes por la mañana, excepto festivos y vísperas).

El gato otorgó hace años el Sello de Calidad a "El festín de Babel", por la originalidad de su propuesta, la calidad de su cocina, el impecable servicio y por saber mantener el altísimo nivel que ostenta durante 15 años.

Toda una experiencia, que no te dejará indiferente.
Un viaje con el paladar por los cinco continentes,inspirándose en las cocinas del mundo, pero con un toque de autor.

Recomendado. Palabra de gato.

EL FESTÍN DE BABEL.
C/ San Antonio María Claret, 17.
Zaragoza.

www.elfestindebabel.es

RESTAURANTE "PAKHUIS". Gante (Bélgica).El gato nos lleva a Flandes, para visitar un espectacular restaurante situado en ...
06/06/2017

RESTAURANTE "PAKHUIS". Gante (Bélgica).

El gato nos lleva a Flandes, para visitar un espectacular restaurante situado en una antigua nave industrial de 1880.

Gante es merecidamente conocido por su casco histórico surcado de canales, con casas de los siglos XIII al XVII y airosos campanarios.
Pero hay otra cara de la ciudad igualmente interesante: el patrimonio industrial, que al igual que en otros lugares, como Londres o Copenhague,(aunque a menor escala, dado el tamaño de Gante),forma parte de sus calles, perfectamente conservado y acomodado a otros usos.
Una debilidad de nuestro felino, por lo que incluimos alguna foto al respecto.

"Pakhuis" significa almacén, y se ubica en la nave de 1880 utilizada para tal fin por la familia Dutry-Colson, dedicada a la venta de herramientas y materiales para calefacción.
Durante la II Guerra Mundial, la bodega era utilizada como refugio.
El almacén perteneció a la familia hasta 1987, cuando fue vendido y reconvertido por el arquitecto portugués Pinto en un restaurante, inaugurándose en 1991.

El almacén, de ladrillo y hierro está situado en unas estrechas calles junto a la zona monumental de Gante.

El restaurante se cobija en el espacio central, bajo una magnífica bóveda sustentada por esbeltas columnas de hierro. Las mesas se disponen en dos alturas alrededor de dicho espacio.
Intentad que os den una mesa del segundo piso, junto a la barandilla, la vista del conjunto es magnífica.

En la zona lateral de la planta calle, se encuentra un bar, igualmente impregnado del estilo y elementos originales del pasado industrial.
Junto a él, se acaba de inaugurar el "comptoir", un espacio donde comprar y degustar de manera más informal productos delicatessen.

En la rehabilitación, se han respetado y restaurado todos los elementos originales; y la introducción de nuevos usos, es todo un ejemplo de respeto al patrimonio industrial.
La decoración la aporta el propio edificio, creando un ambiente cálido y agradable.

La cocina de "Pakhuis" es internacional, con un toque actual. Carpaccios, salmón, ostras, ensaladas...para todos los gustos.
Productos de primera calidad, bien tratados y con un servicio muy eficaz.
Disponen de buenos menús desde 29 a 49 euros.

Como es habitual fuera de España, los horarios son afortunadamente amplios, 12:00 - 14:30 y 18:30 - 23:00.
Viernes y sábados hasta las 24:00.
En las horas que cierra el restaurante, hay un "small menu" en el bar, para un apuro.

El gato todavía se relame, recordando el original y delicioso postre de carpaccio de piña con menta y pimientos rojos.
Sí, pimiento rojo en tiras, una acertada combinación.

En la pequeña plaza junto al almacén, colocan una agradable terraza de Mayo a Octubre, aunque creemos, que el interés no solo reside en la comida, también en la arquitectura, recomendando sentarse en el interior.

Un restaurante donde se disfruta tanto de su excelente carta, como del imponente espacio de arqueología industrial.
Todo un ejemplo, tanto en la cocina, como en el respeto y rehabilitación del patrimonio.

Recomendado. Palabra de gato.

RESTAURANT BRASSERIE PAKHUIS.
Schuurkenstraat, 4.
Gante. Bélgica.

www.pakhuis.be

"IMPERIAL BAR" DEL HOTEL DU PALAIS. Biarritz (Francia).Llega a oídos del gato, que alguien cercano viajará en breve a Bi...
05/06/2017

"IMPERIAL BAR" DEL HOTEL DU PALAIS. Biarritz (Francia).

Llega a oídos del gato, que alguien cercano viajará en breve a Biarritz, y como recientemente hablamos del "Salón de té Miremont", hoy lo hacemos del "Imperial bar" para completar la ruta de lugares que construyeron la identidad aristocrática de dicha ciudad costera.

El protagonista de hoy se encuentra situado dentro del "Hotel du Palais", un espectacular edificio del Segundo Imperio, a orillas del mar y rodeado de jardines.
Su imponente presencia destaca en la playa de la ciudad, tanto como lo hace en su historia, ya que fue el germen de un modo de vida que propició el dicho: "Biarritz, Reina del veraneo y veraneo de los Reyes".

El "Hotel du Palais" fue construído en 1855 como residencia de verano del Emperador Napoleón III y su esposa la Emperatriz Eugenia de Montijo, conociéndose como Villa Eugenia.
Se concluyó en el tiempo record de 6 meses.

Inmediatamente, convirtió a Biarritz en destino de veraneo de todas las casa reales europeas, siendo, junto al café "Miremont", centro de la vida social aristocrática.

Fue utilizado para tal fin durante 16 años, siendo vendido a la muerte del Emperador.

En 1883 se transformó en hotel, convirtiéndose en el alojamiento perfecto para todos los Reyes, Reinas y aristócratas que lo frecuentaron anteriormente.

Desgraciadamente, en 1903, un pavoroso incendio lo destruyó, siendo inmediatamente reconstruído por el arquitecto Edouard Niermans, siguiendo el estilo Luis XIII.
Se le añadió un ala, reinaugurándose en 1905.

Entre las muchas historias que las realezas europeas vivieron junto a sus columnas, lámparas de araña y cortinajes, destacamos la ocurrida durante un baile ofrecido por el Rey de Inglaterra Eduardo VII en 1905, donde se conocieron los futuros Reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg.

Años oscuros fueron los de la Primera Guerra Mundial, cuando sus salones se convirtieron en hospital de guerra, o en la Segunda Guerra Mundial, durante la ocupación n**i, como residencia de generales.

El "Imperial bar" de libre acceso, se sitúa en la sala llamada la rotonda.
La zona más cercana a la entrada está reservada al bar, mientras las mesas junto a las ventanas, forman el restaurante.
La rotonda impresiona por la elegancia de su arquitectura y decoración, así como por las vistas al mar que rodean la sala.

Una vez en el interior, no dejeis de curiosear por los distintos salones, pasillos y comedores, donde se despliega todo un repertorio de mobiliario, lámparas, medallones...
La imaginación del gato no puede dejar de fabular, cómo serían aquellas fiestas del XIX y principios del XX.

Lógicamente, no es un bar barato. Pero quien no quiera champán ni caros licores, puede tomar un capuchino por 6,50 o un refresco por 7,50 euros. Lo interesante es disfrutar del lugar.

Recomendado. Palabra de gato.

IMPERIAL BAR.
Hotel du Palais.
Avenue de l'imperatrice, 1.
Biarritz. Francia.

XIDI. China.Xidi es un pequeño pueblo al sur de la provincia de Anhui (distrito de Yixian), de apenas 1.000 habitantes, ...
03/06/2017

XIDI. China.

Xidi es un pequeño pueblo al sur de la provincia de Anhui (distrito de Yixian), de apenas 1.000 habitantes, que nos traslada a la China rural más auténtica y ya prácticamente desaparecida.

Situado en una zona montañosa, está atravesado por tres cursos de agua, los cuales determinan el trazado del siglo XIV del pueblo, perfectamente conservado.
Una calle principal y dos laterales a orillas de los arroyos, que se unen mediante estrechos e intrincados callejones perpendiculares.
Es fácil, y al mismo tiempo un placer, perderse en ese laberinto de callejuelas.

Xidi prosperó gracias a la familia de comerciantes Hu, instalada en la localidad en 1.047.
En 1465, la pujanza de los negocios familiares, permitieron la construcción de varios edificios notables.
Fue en el siglo XVII cuando la familia Hu entró en política, convirtiéndose varios de sus miembros en funcionarios imperiales, aumentando su influencia y propiciando el momento de mayor esplendor de Xidi, que se prolongó durante los siglos XVIII y XIX, declinando con el final de la dinastía Quing y por tanto, del sistema feudal existente hasta entonces.

El pueblo está declarado Patrimonio de la Humanidad por varias razones:
El trazado del siglo XIV de sus calles.
El sistema de abastecimiento de agua.
Por ser un ejemplo de asentamiento rural del periodo feudal.
Y por la arquitectura de las dinastías Ming y Quing, que abarcan desde el siglo XIV al XIX.

La llegada a Xidi, no puede ser más prometedora. Un gran arco memorial, refelejándose en las aguas de un arroyo, marca la entrada al pueblo.
Levantado entre 1573-1620, en memoria de Hu Wenguang, un Cishi (gobernador provincial en la China feudal) nacido en la localidad.

En este punto os encontrareis con la sorpresa de tener que pagar entrada para acceder al pueblo, algo habitual en otras localidades de China, como Hongcun o Wuzhen.

Desde este memorial, nos adentramos en un dédalo de 122 residencias de arquitectura tradicional Hui: estructura de madera, patios, paredes de ladrillo encaladas, tejas de piedra, decoraciones talladas y pequeñas ventanas de granito.
Algunas viviendas destacan por su puerta principal de forma circular u octogonal.
20 de de estas residencias, están abiertas al público, bien como museos, restaurantes o alojamientos.
En las dos calles laterales, las construcciones siguen el curso de los arroyos, siendo necesarias unas pequeñas pasarelas sobre el canal para acceder a ellas.

Las calles, estrechas y totalmente peatonales, están pavimentadas con piedras de granito azul de Yi.
El carácter eminentemente rural de Xidi, se refleja en los carros junto a las casas, los aperos de labranza en sus puertas o los productos secándose en las azoteas.
A las afueras del pueblo, junto a los cultivos, no faltan escenas de labores cotidianas, como los pescadores junto a quienes hacen la colada en los arroyos.

Debido a la belleza e increíble estado de conservación del pueblo, son miles los estudiantes de Bellas Artes que visitan Xidi cada año, desplegándose con sus caballetes y pinturas por todos los rincones, otorgándole a la localidad un aire bohemio.

Al caer la noche, tras cenar en los patios de madera tallada del siglo XVII, el paseo por sus calles adquiere una atmósfera mágica.
Necesitareis de buen sentido de la orientación y de una linterna, a no ser que haya luna llena, ya que las calles no cuentan con iluminación.

El gato considera a Xidi como uno de los pueblos más bellos que ha visitado, donde la vida rural no ha sucumbido ni al turismo ni a la modernidad.
Un oasis de paz y arquitectura tradicional en la atestada, caótica y destructora China.

Recomendado. Palabra de gato.

CAFÉ IRUÑA. Pamplona.Hablar de Pamplona es hablar del Café Iruña.Presidiendo la Plaza del Castillo, indiscutible corazón...
01/06/2017

CAFÉ IRUÑA. Pamplona.

Hablar de Pamplona es hablar del Café Iruña.

Presidiendo la Plaza del Castillo, indiscutible corazón de la ciudad, este veterano establecimiento ha visto pasar la vida de la capital navarra durante 130 años.
Para ser exactos, deberíamos decir que ha formado parte de esa vida, ya que en su interior, miles de pamploneses y visitantes han asistido a tertulias, se han enamorado y cortejado a sus parejas, han disfrutado de los Sanfermines o compartido momentos dolorosos en compañía de amigos.

Quizás el más popular de sus clientes sea Ernest Hemingway, quien en sus mesas comenzó a escribir varias novelas.
Para recordar a tan ilustre visitante, se ha abierto junto al café, "El rincón de Hemingway". Un espacio más intimo e igual de elegante, donde tomar un buen vino junto a la escultura del escritor acodado en la barra.

Fundado en 1888, el Iruña de Pamplona es probablemente el café más bello de España y comparable, si no mejor, que otros cafés históricos europeos.

Atravesar sus puertas es dar un salto en el tiempo para trasladarnos al siglo XIX, la época dorada de estos locales, y su espectacular decoración corresponde al ideal que de ellos guardamos en nuestra mente.
Elegantes columnas de hierro, grandes espejos, vistosas lámparas, bellas molduras y el suelo ajedrezado bajo las mesas de mármol.
Como curiosidad, diremos que fue el primer establecimiento de la ciudad que contó con luz eléctrica.

Para nuestro gato, gran amante de los locales históricos, es siempre un placer refugiarse entre sus mesas en invierno y tomar un chocolate con churros, o hacerlo en cualquier otra época del año, sin necesidad de buscar excusas, ya que la elegancia, belleza e historia del Iruña, justifican la visita.

Uno de los monumentos de la ciudad. Parada obligada en Pamplona.

Recomendado. Palabra de gato.

CAFÉ IRUÑA.
Plaza del Castillo, 44.
Pamplona.
www.cafeiruna.com

RESTAURANTE "LA OLIVADA". Zaragoza.MENÚ DE LAS FLORES.El restaurante (o espacio gastronómico, según su nombre oficial) "...
30/05/2017

RESTAURANTE "LA OLIVADA". Zaragoza.
MENÚ DE LAS FLORES.

El restaurante (o espacio gastronómico, según su nombre oficial) "La olivada" de Zaragoza, tiene varias peculiaridades:

- No tiene carta, solamente un menú temático que varía aproximadamente cada mes.

- Los platos de dicho menú solo son desvelados cuando te sientas en la mesa.

- Tiene un aire clandestino, sin llegar a serlo, ya que la entrada pasa desapercibida desde la calle. Al final de un pasillo junto a un portal, se encuentra una puerta en la que hay que llamar al timbre.

Dichas peculiaridades pueden espantar a cierto público, pero despertaron la curiosidad felina del gato.
Ese toque de misterio y sorpresa le otorga un aire lúdico a la cena.

De entre los varios menús temáticos que se alternan a lo largo del año, aquí hablaremos del "MENÚ DE LAS FLORES", servido el pasado mes de Abril.

Consta de aperitivo y 10 platos, por los que desfilan caléndulas, hibisco, pensamientos, flores de dragón, de borraja, de cebollino...
Todas las flores servidas son comestibles y cultivadas ecológicamente para su consumo.

El aperitivo es común a todos los menús: mini empanadillas rellenas de distintas olivadas (arbequina, empeltre...).

El primer plato nos invita a jugar, siguiendo con el aire lúdico antes mencionado: "Degustación de flores de jardín y aceites". Varias flores como pensamientos, begoñas... dispuestas como si de un mini jardín se tratara, y unas pinzas para cogerlas e ir mojándolas en tres tipos distintos de aceites. Variados sabores y matices.

Tras ellas, las "flores de la huerta con mahonesa de pétalos". Dispuestas según la intensidad de su sabor, desde la flor de borraja a la de ajo, pasando por la flor de brócoli. Espectacular la mahonesa de pétalos.

Destaca el gato otros platos (el resto aparecen explicados en las fotos), como el "Arroz de verduras y caléndulas": perfecta combinación.
Muy colorida y visualmente atractiva la "Ensalada de quinoa y pétalos" con gran variedad de flores. El gato, de natural desconfiado, pensó que solo se trataba de una presentación llamativa, pero... sorpresa, los sabores de la quinoa y las flores la hacían tan apetecible al gusto como a la vista.

Especialmente acertada y sabrosa la "Flor de calabacín rellena de brandada y romescu".

El postre llega por partida doble, destacando una enorme y llamativa "Flor de hibisco en almíbar con cucurucho de tocinillo de cielo".

El servicio, sencillamente impecable. Atentos y profesionales, explicándonos las peculiaridades de cada plato, en que orden tomar cada flor para apreciar mejor los sabores...

Lo que podría ser un inconveniente, la intrincada y retorcida planta del local, se ha convertido en un punto a favor, al saber crear espacios diferenciados con algunas mesas muy intimas y separadas, ideales para que los grupos ni molesten ni sean molestados.

La decoración, sobria pero muy eficaz, a base de paléts y botellas de vino vacías colgando del techo a modo de objetos decorativos.

Un detalle simpático, es la pared donde exponen los peores comentarios de sus clientes en internet, bajo el cartel "Lamentamos no haber cubierto sus expectativas". Es de agradecer el afrontar las críticas, algunas demoledoras y crueles, con sentido del humor.

Otros menús a lo largo del año son el de la trufa, de las setas o de las legumbres secas.
El precio, sin incluir la bebida, es de 23 Euros entre semana y 25 los viernes y sábados.

"La olivada" es sin duda, un espacio peculiar, que entraña cierto riesgo al no conocer el contenido exacto del menú, pero que merece la pena descubrir por la calidad de sus platos, un precio muy ajustado y una propuesta original.

Atrévete a sorprenderte. Recomendado. Palabra de gato.

"La olivada" Espacio gastronómico.
Avda. César Augusto, 45.
(Cerca del Mercado Central, frente a la parada del tranvía).

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