
21/03/2024
En las profundidades del sur de Egipto, cerca de la frontera con Sudán, se encuentra el asombroso Templo de Abu Simbel, un testamento de la grandeza del faraón Ramsés II. Construido alrededor del 1264 a.C., este complejo de dos templos es una joya de la ingeniería y el arte del Antiguo Egipto, salvado de las aguas del Lago Nasser en una hazaña de conservación moderna liderada por la UNESCO en los años 60. Con estatuas colosales que custodian la entrada y un interior que celebra tanto a Ramsés como a su amada esposa Nefertari, Abu Simbel es un portal a la antigüedad. Pero lo que realmente lo distingue es su alineación astronómica: dos veces al año, el sol ilumina el santuario interior, excepto la estatua de Ptah, en un espectáculo que desafía el tiempo y muestra el genio astronómico de los antiguos egipcios. Visitar Abu Simbel no es solo explorar un sitio arqueológico; es experimentar la unión del ingenio humano con el poder eterno de la naturaleza.