02/03/2024
"Bajo el cielo azul, mi madre se sienta en la terraza principal, acariciada por los rayos dorados del sol. Su cabello plateado se mece con la brisa, y sus ojos, como dos luceros, se pierden en el horizonte. La melodía de un piano antiguo flota en el aire, como si las notas fueran mariposas danzando alrededor de su cabeza. Los pájaros, cómplices de su serenata, entonan sus trinos, como si quisieran unirse al concierto.
Observo a mi madre con ojos de niña curiosa. Su sonrisa es un poema en sí misma, una oda a la vida y a los pequeños placeres. Sus arrugas cuentan historias de viajes pasados, de luchas superadas, de sueños cumplidos. En su mirada, encuentro la gratitud por cada día vivido, por cada amanecer que pinta de colores a mi nuevo hogar, el Naranjo Azul.
El aroma de las flores se mezcla con el verde intenso de los árboles que rodean la casa. Las hojas susurran secretos ancestrales, como si guardaran en su savia los recuerdos de generaciones pasadas. El mundo parece detenerse en este rincón de paz, donde el tiempo se estira como el gato perezoso del vecino.
Le pregunto en silencio si está feliz. Sus ojos me responden con un destello de complicidad. No necesita palabras para expresar su amor, su gratitud. Es suficiente con una mirada, con un gesto, con el sol acariciando su piel. Le digo en pensamiento cuánto la amo, cuánto valoro cada sacrificio, cada abrazo, cada consejo que me dió. Ella sonríe y me voltea a ver fijamente, como si hubiera escuchado y sentido mis palabras mudas que exprese desde lo más profundo de mí corazón.
Así, las horas transcurren en la terraza del Naranjo Azul. El mundo sigue girando, pero aquí, entre las ramas y las notas musicales, somos privilegiados. El color del cielo se funde con el verde de los árboles, y el canto de las aves se convierte en una sinfonía sagrada. No necesitamos más. Solo este instante, esta melodía, esta sonrisa, y en el corazón, la certeza de que la vida ha llegado a su clímax, y de ahora en adelante, solo queda disfrutar de las pequeñas cosas...
Es hermoso contemplar esos momentos de serenidad y gratitud en la vida.