En la generosa San Luis de Cañete, tierra que da, arde y hace danzar, nace Pedro Carlos ‘Caitro’ Soto de la Colina, un 23 de octubre de 1934. Huérfano de padre a los 7 años, su madre fue Benedicta de la Colina, mujer pequeña, robusta y decidida que se enfrentó a los hacendados y se convirtió en una inquebrantable líder del campesinado sureño.
En Cañete, junto a sus siete hermanos, aprendería a trabajar de la tierra, como apañar algodón, sembrar arroz y ‘a sacá’ camote con el pie’ –como dice la canción–. El pequeño ‘Caitro’ conoce allí al corazón de la tierra y aprende a escuchar los repiques del cajón, la voz quebrada del violín y el zapateo.
Caitro era zapateador, cantante, recopilador y cajonero. El genio que tenía le permitía cantar desde lo profundo y acariciar como nadie el cajón.
Alejado por algún tiempo de los escenarios debido a la diabetes, ‘Caitro’ grabó sólo un disco como solista, además de colaborar en diversas producciones. La sonrisa, el temple, la poderosa voz del negro cañetano nos dejó un 19 de julio del 2004. El Perú seguirá bailando con todo lo que entregó a la cultura.
(Pamela Loli Soto)
César Augusto Mijulovich o conocido por su nombre artístico “Johnny Al”, fue un artista cañetano que inició su vida profesional como cantante en el año 1968, escalando posiciones que le permitieron formar parte del mundo del Criollismo.
Laboró en los más reconocidos restaurantes y peñas capitalinas, alternando escenario con las figuras más destacadas del Criollismo Nacional.
Su labor artística, más reconocida, la tuvo con el famoso Ballet “PERÚ NEGRO”, del que fue por cerca de una década su primera voz, y con el que recorrió diferentes escenarios del País, de América y del mundo.
Hacia 1988 decide volver a su tierra querida, Cañete, y desarrollarse como promotor artístico, donde lo vino haciendo con mucho éxito y acierto, hasta que una infausta mañana, del 7 de diciembre de 1989, cuando se dirigía a su centro de labores, un proyectil certero, percutado del arma de un negligente vigilante particular, le cegó la vida, cuando bordeaba los 39 años de exitosa existencia.
Sin embargo, nos atrevemos a decir que “Johnny Al”, fue, es y será por siempre el artista más lúcido que tuvo Cañete.
(Pedro Martínez Muñante)