31/03/2024
La macsura
La macsura dispone un espacio seguro para el califa y sus más allegados. El momento de la oración, en el que los fieles deben postrarse, es un momento oportuno para la traición y el ataque. Aunque nunca sucedió en la Mezquita de Córdoba, no son pocos los ataques sufridos por mandatarios durante el vulnerable momento del rezo.
Entre la portada del sabat y el mihrab, a la derecha de éste, existía una puerta, hoy cegada, donde se guardaba y extraía el mimbar. Esta pieza, pretendía dar altura al imán o al califa durante la lectura de los sermones (jutba). Se componía de una escalera de madera de 9 peldaños, con ruedas, terminada en una plataforma, que según la tradición solo podía ocupar el profeta Mahoma, por lo que el imán se situaba en escalones inferiores. Actualmente en la parte superior se suele situar un trono, y el uso del mimbar queda reducido a oficios ceremoniales y grandes mezquitas. Solía ser una pieza muy decorada y trabajada, siendo la de Córdoba de notable factura y relevancia. Las últimas referencias que nos hablan de él, cuenta que quedó desmontado durante el Obispado de Pedro Antonio de Trevilla, a principios del siglo XIX.
El respeto al orden de la ciudad precedente a su llegada, a las costumbres y propiedades de sus habitantes, empujan al primero de los Omeya de Al-Ándalus a tomar una decisión hasta hoy en día comentada. El príncipe emigrado, padre de la Mezquita fundacional le otorga al templo una mirada fija casi al sur, que como si de un código genético se tratara, quedará para el edificio como uno de sus caracteres definitorios.
Esta orientación será respetada por los sucesivos emires y califas que amplían la Mezquita Aljama, y ni posteriores intervenciones cristianas destinadas a darle al edificio una nueva mirada hacia el Este, dirección de la ciudad sagrada del cristianismo (Jerusalén), conseguirán borrar del todo la mirada dispuesta en el templo original.
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