07/10/2023
CIELOS DE BUENOS AIRES
Palacio de Aguas Corrientes.
El edificio ocupa la totalidad de la manzana comprendida por la Avenida Córdoba, Riobamba, Viamonte y Ayacucho. En realidad, se trata de un enorme reservorio de agua potable: 12 tanques con una capacidad de 72 millones de litros en total, sostenidos por una gran estructura de hierro fundido construida en Bélgica, cubierta por un perímetro de arquitectura académica que simula y sugiere otro tipo de usos y espacios interiores.
El ingeniero inglés John La Trobe Bateman llevó a cabo una serie de obras de saneamiento urbano que intentaban reaccionar ante las epidemias que se venían sucediendo en Buenos Aires (cólera en 1867, fiebre tifoidea en 1869 y dos años más tarde, fiebre amarilla). El abastecimiento de agua de la ciudad funcionaba –por entonces- fundamentalmente con el agua de lluvia recogida en los aljibes y la compra a los aguateros que la traían desde el río.
La construcción se realizó entre 1887 y 1894. Las cuatro fachadas del edificio (diseñadas por Boye y Nyströmer) responden a una composición de inspiración francesa: un basamento que recorre la totalidad del perímetro sobre el cual se levantan dos niveles y el remate con una mansarda. En el centro de cada una de las fachadas se distingue un elaborado motivo de mayor altura, en el cual se disponen grupos de tres vanos en cada nivel. Cuatro pequeñas torres señalan las cuatro esquinas del edificio. Todos los elementos responden a la expresión de la mejor arquitectura palaciega francesa.
Sin embargo, la totalidad de los paramentos exteriores fueron revestidos con piezas de terracota de distintos tamaños, espesores, formas y colores; algunas esmaltadas y otras sin esmalte. Son alrededor de 300.000 piezas que llegaron a la obra desde Inglaterra, identificadas –cada una de ellas- con un código de números y letras que posibilitaron su correcta ubicación dentro del gran rompecabezas que constituyó su ensamblado. El resultado es de una originalidad absoluta en el panorama arquitectónico de la ciudad. La percepción de la composición general de este exterior se disuelve frente a la profusión de colores y de formas que recubre la totalidad de los paños de las cuatro fachadas, ya que estas piezas no sólo recubren los planos, sino que el mismo material también fue utilizado para las numerosas pilastras, cornisas, bordes de vanos, balaustres, modillones y demás elementos que las conforman. Esta idea de revestir con piezas impermeables un edificio era común en la Inglaterra de fines del siglo XIX, como respuesta al smog producido por las industrias de aquel momento.
Entre otros motivos figurativos que ornamentan el conjunto pueden apreciarse los escudos de las catorce provincias que por entonces conformaban la República Argentina y el de la Capital Federal.
Hace alrededor de cuarenta años que los depósitos de agua dejaron de funcionar. Actualmente el edificio alberga el Archivo Histórico de Planos de la Ciudad, una Biblioteca y el Museo del Agua y de la Historia Sanitaria.
Fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1987.