31/03/2021
YANQUETRUZ (5) "EL FEROZ" (Ranquel).
1era. PARTE.
Por lo visto para dar con Yanquetruz (5) es necesario escudriñar en el área pampeana y tratar de establecer quién era dicho cacique predecesor de Callfucurá, o en otras palabras, quién era el soberano del ámbito pampeano central antes del arribo de este cacique, intruso y oriundo de la Cordillera, más propiamente del volcán Llalma, o Llaima (erróneamente escrito Llona por Schoo Lastra, 1930,126, dato que he seguido en algún otro trabajo). En araucano correcto Laiñma “donde se ha festejado a un mu**to con una comida” ; de él deriva el gentilicio llaiñmache, “gente de...”, escrito muchas veces llalmache (traducido erróneamente por “gentes de la viuda” por Zeballos, quien pensó tal vez en lañmatún, que podría significar “casarse con una viuda” ; cf. Augusta, 1916,I,110). Y de él hicieron los tehuelches meridionales su gentilicio lá’lümche, aplicado a los “araucanos” neuquinos.
Lo cierto es que Callfucurá y Cheuketa (dicho Choiqueta, lo que respeta la etimología) habrían actuado juntos en la matanza de voroganos que precedió a la instalación de aquél en la pampa. Así lo consignaría una carta del oficial indígena, de origen araucano, Pablo Millalicán, citada por Hux (1972,17). Y recordemos que Yanquetruz (3) habría sido al comienzo subordinado de Callfucurá, (cf. supra).
Para ubicar al mencionado antecesor de Callfucurá, una primera pista nos es proporcionada por el Coronel García, el que en 1820 dirigió un documentado informe al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, en el que le aconseja la vía pacífica en las relaciones con los indígenas. “El informe finalizaba -apunta Rusconi, de quien tomo la información (1961,181)- expresando la necesidad de convocar a Parlamento y establecer bases de reprocidad segura para ambos grupos, sugiriendo que esta convocatoria debía hacerse en lo posible ‘en el territorio del cacique Abulne, sucesor de Curru-tripay, por el respeto que éste se merece de las demás tribus, y posición proporcionada a la concurrencia de los demás, a donde debe también concurrir el comisario del gobierno, y del modo que en caso necesario se estipule con dicho cacique’”. Obviamente Abulne es Bulnes, es decir el padre de José María Bulnes Yanquetru, nuestro Yanquetruz (3). Y he dicho que con toda probabilidad se trata del propio Cheuketa, que ha de haber llevado el nombre indígena tehuelche Wünes, deformado en Bulnes por influencia del apellido chileno. Creo que es lo más aceptable. Cronológicamente no parece haber desfasamientos, ya que esto sucedía en 1820 y hemos visto que circa 1827 Cheuketa andaba guerreando en la Cordillera.
Pero debemos a García (in De Angelis,1910, IV,127) igualmente el dato complementario : Abulne era hermano (menor) del mencionado Currutripay. Éste señoreaba, por lo visto, en un ámbito pampeano que abarca por lo menos la parte oriental de La Pampa y Centro-Sur de Buenos Aires. Las informaciones de Cox y de García se complementan, pues, de manera perfecta.
Antes de proseguir debo consignar que el nombre Abulne aparece citado en los documentos de ese tiempo en numerosas variantes : Avoune (García), Albuñé y otras. La segunda se recoge precisamente en el articulado de las “Paces de Miraflores”, firmadas por el Gobernador Rodríguez con los indios de la frontera de Caquel-huincul, representados por el hacendado Ramos Mexía. Su artículo 2º reza: “Igual representación de los indios reconoce éste en las personas de los caciques Ancafilu, Tacuman y Trirnín, por sí y como autorizados por públicos parlamentos en el campo de las tolderías del arroyo de Chapaleofú, por los otros caciques Currunagüel, Anquepan, Luan, Trintrilonco, Albuñé, Lincón, Huletrú, Chañaa, Calfuiyán, Tretrue, Pichilonco, Cachul y Luaiy, que no se han apersonado sino por medio de aquéllos”. (In Grau,1949,235 ; cf. Marfany,1944,14, quien escribe Albuné).
En la lista figura nuestro conocido Treutrill, o mejor dicho la metátesis de su nombre, que puede haber correspondido al mencionado supra o bien a un antecesor o sucesor inmediatamente cercano. De otros, como Pichilonco y Cachul, me ocuparé infra.
En 1822 el mismo, intrépido, Coronel García hizo una expedición al Sur de la provincia de Buenos Aires, a invitación del cacique tehuelche septentrional Cayupilqui, quien quedó como rehén. A la altura de Flores enviaron chasquis para Lincón y Avouné, caciques principales, aparentemente éste subordinado a aquél. Producido el encuentro y las discusiones, a favor de la paz o en su contra, tocó el turno de usar de la palabra al joven y arrogante Avouné -presuntamente nuestro Cheuketa-, quien dijo, por medio del intérprete : “...que los deseos de todas las tribus, Aucas y Tehuelcha, era celebrar la paz con la Provincia, para cuyo efecto habían suplicado al Gobierno la remisión del Comisionado ; que sus intenciones eran bien conocidas, que anhelaban el sosiego y la tranquilidad, y el comercio legal que les producía grandes ventajas ; que por esta opinión estaban todos ; pues los tratados se harían bajo ciertas bases, que propondrían a la Comisión, y que si las conseguían, jamás se quebrantarían ; que ellas debían cimentar la unión de un modo inmutable, que jamás ellos lo habían hecho, que los cristianos siempre habían sido los primeros en romper la guerra, presididos por hombres díscolos y ambiciosos, que no podían mirarlos con indiferencia posesores de sus terrenos y haciendas ; o que de no, se recorriese la historia de las guerras anteriores y se vería cuán injustas fueron, sin que ellos jamás hubiesen hecho otra cosa que defender sus propiedades y el suelo que la naturaleza les dio para sustentarlo y habitarlo ; que esto era muy justo, y que la razón lo aconsejaba, para no ver a sus familias y propiedades ser la saña y venganza de los usurpadores ; que ellos habían conocido que jamás podrían vivir tranquilos, porque eran poseedores de un país que la ambición había de suscitar pretextos para arrancárselo.
“El cacique descendió por último a buscar el origen de las guerras pasadas, haciendo uso de la tradición comunicada por sus mayores, como un misterio o costumbre, a que no deben faltar los que gobiernan a sus presuntos herederos, y éstos a las demás generaciones de su familia. El cacique, con tono majestuoso y semblante airado, siguió su razonamiento cansado, echándose a rodar en el vasto océano de la historia bélica de su tribu con los cristianos, desde tiempos muy remotos ; concluyendo por último que si sus paisanos habían invadido y robado las poblaciones de la frontera repetida veces, había sido en justa represalia de las usurpaciones de terrenos y violaciones continuas de sus propiedades e intereses ; y que el Comisionado y ellos entrarían desde luego a establecer las bases o principios de los tratados.”
Así hablaba Avouné, o Yanquetruz (4) (vide De Angelis,1910, IV,133) quien, entre otras consideraciones de orden práctico agregó (id,169) : “...que repetían segunda vez, como base de lo pactado, que todas las estancias y poblaciones que estuvieren situadas al otro lado del Salado, se retirasen, en el término de un año, a la parte opuesta, dejando todo el terreno a sus poseedores (la tribu pampa) ; que este acto sellaría una paz duradera ; que de lo contrario sería inevitable el rompimiento de la guerra, si no se cumplía lo pactado en el término prefijado”.
Así reclamaba Yanquetruz (4) la tierra de sus antepasados “querandíes” (cf Casamiquela,1969).
Texto tomado del libro: EL LINAJE DE LOS YANQUETRUZ
CONFIRMACIÓN GENEALÓGICA DE LA PRESENCIA -EN
ÉPOCA HISTÓRICA DEL SUSTRATO PAN-TEHUELCHE EN EL ÁREA PAMPEANA de Rodolfo Casamiquela.
Esta es una publicación del Grupo - Rodolfo Casamiquela, en los caminos de la ciencia Patagónica.
Trabajo de recopilación de José Pavodi