27/05/2024
Nudos…de algarrobo
Hace un par de años, un conocido fabricante de cuchillos me pregunto si en la zona donde vivo, había n**os de árboles, que eran muy buscados para encabar cuchillos y otras artesanías.
En ese momento junté varios, de diferentes tamaños, ya que prácticamente todos los árboles del parque chaqueño, pero en especial el algarrobo poseen n**os, también llamados localmente “cotos”. Estaban en el patio esperando la forma de enviárselos y luego de unos días de intensos fríos, desaparecieron. No había tomado la precaución de comunicar al resto de la familia para qué estaba juntando esos n**os…y son muy buena leña, así que cuando me quise acordar ya los habíamos consumido en la cocina a leña donde se cocina, y de paso nos calefaccionamos, en invierno.
Por supuesto cuando le conté al amigo se agarraba la cabeza…o no me habrá creído. Pero la inquietud había prendido y quería cumplir el compromiso que había contraído. Anduve buscando en cada añoso árbol que cruzaba y encontré varios, de buen tamaño…solo había que subir con la motosierra y cortar las ramas donde se encontraban… y yo ya había tenido una mala experiencia con esa práctica…la cosa no era sencilla.
Pero un buen día, yendo para el cerro de El Talar, donde vamos todos los años a trabajar con la hacienda, en el lugar donde estábamos ensillando los caballos, había dos n**os de buen tamaño, cortados, esperando a ser consumidos en un fogón o cocina campestre. Por supuesto que los negocie por leña común y los traje a Santa Anita. Esta vez avisé que esa leña no era para la cocina, que eran n**os para un amigo que los estaba esperando.
Al regreso del viaje al cerro, encontré afuera de una casita en el pueblo, donde solemos cargar los caballos de regreso, había unos n**os de algarrobo de un tamaño que nunca había visto antes. Pregunte por el dueño. Le dije si no quería vendérmelos y terminamos haciendo un buen trato. Varios n**os, por las astillas y aserrín que había en el lugar donde habían estado, ya habían sido consumidos como leña.
Empezó la historia de trasladar los n**os hasta un aserradero o hasta la finca, ya que si seguían en el lugar, nada me garantizaba que no fueran quemados. Le pregunte al dueño de donde los había cortado y me dijo que arrendaba una finca cerca del pueblo y que el dueño de la finca había desmontado hacia años esos potreros y les pidió que los quemen o saquen de allí porque entorpecían las tareas de cultivos.
Quise cargarlos” a pulso”, entre varios no pudimos…era imposible. Así que tuve que contratar una retroexcavadora para subirlos a la camioneta. A lo sumo, cabían dos n**os por viaje…cada viaje fue destruyendo parte de la caja de la camioneta…
Los lleve directamente a un aserradero y no quisieron cortarlos. Por el peso y por la posibilidad de que en cada n**o hubiera trozos metálicos fruto de la actividad humana, cosa común. Así que tuve hacerlos cortar en rodajas con motosierra. Ya obtenidas las rodajas fue más fácil transformarlos en tablas y bastones para usar en cuchillería o artesanías.
El tema con el amigo que me los había encargado, con el que íbamos a hacer un trueque, no termino bien. Le envié uno de los n**os medianos, ya troceados además de quesos, puros y salsa de ají kitucho. Una encomienda bien pesada, y todo un trámite el envío, por el peso y volumen. La impaciencia me jugo una mala pasada, pues el amigo tardaba en retirar la encomienda, y cuando le pregunté que le parecía lo que le enviaba…me dijo que “el material no era muy bueno…que había que seleccionar” y no sé qué más, encima ni una palabra de los puros, el ají…le dije que me envíe todo de vuelta, que no habría tal trueque.
Así que la historia no terminó del todo bien. Se me salió la cadena, quizás en forma intempestuosa y desmedida y una amistad incipiente quedo trunca. Alguien me “lleno la cabeza” y creo que cometí un error…de los que cometemos todos, a veces, cuando nos enojamos.
Lo positivo es que los n**os comenzaron a aparecer y comencé a regalar, vender y usar encabando varios cuchillos y hachuelas, y hasta como leña. Cada invierno, cuando aparecen los n**os, me acuerdo de lo que pudo ser y no fue.