03/08/2024
En Apacheta Cabañas te damos gracias Madre Tierra...
Agosto por Antonio Paleari
Mes perverso en Jujuy. La gente está “apurada” porque pase. Los viejos se mueren, los novios se enojan, los chicos se enferman; el viento norte acosa y dañinea. No sólo los viejos se van; cualquiera, de repente, se muere sin que nadie lo espere. Hay mu***os que se han venido muriendo poco a poco desde hace un tiempo; está bien. Pero en agosto muere gente que “tendría” que seguir viviendo. Agosto es insólito y aciago. Es mes torpe y desidioso, agosto no es mes para Jujuy; tendrían que mudarse los vientos o el nombre. Podría llamarse Aurelio, Calígula o Trajano. En agosto se sahúman las viviendas para que no se aposenten los demonios de la intolerancia.
Los peores días de agosto son el 1° y el 13. A esos días, según la tradición quichua-aimara hay que “dejarlos pasar”. No hacer, no trabajar; no reñir, no negociar; no mandar, no obedecer; no enfrentar, no correr; no pensar, no sospechar; no escoger, no desvirgar; no frailear, no hostilizar; no prohibir, no prodigar; no ungir, no pronosticar; no envalijar, no prometer; no envidiar, no emborrachar; no echar, no recibir. Vivir, sólo vivir.
En el hemisferio norte se simboliza el mes de agosto por la diosa Ceres (agricultura) o por un joven segador con la hoz en la mano, sentado sobre una gavilla de espigas, junto a un sembrado. En Jujuy, lo único que se cosecha son gerontes y desgracias; lutos y rabietas. Se cosechan también las chapas y las tejas que han volado de los techos. Y la caña.
En quichua se llama “Chawawarki killa”, el mes que no está cocido.
En agosto muere Santa Rosa de Lima y cumple años la Pachamama.
En agosto la mayor parte de los jujeños son egoístas, es decir “personas de mal gusto que se interesan más en sí mismos que en nosotros”.
…pero fue también en un agosto infausto, hace añares, cuando sólo quedaron en Jujuy sombras tercas y fantasmas llenos de asombro, vagando entre adobes calcinados y techumbres en llamas. Fue el agosto del Éxodo Soberbio cuando Jujuy murió una vez de tantas, para ayudar al parto de la Patria Grande.
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