11/10/2024
La hierba dulce.
Los indios Guaraníes de Paraguay no eran de los que buscaban nombres raros para bautizar a las cosas, si una planta se llamaba Hierba dulce (ka'a he'ẽ en guaraní) era porque hacía honor a su nombre.
Y llegó un español en el S-XVI, Pedro Jaime Esteve, botánico y médico, y entre unas cosas y otras, se fijó en que esas gentes añadían ciertas hojas de un arbusto a bebidas del estilo del mate. Al hacerlo, un dulzor tomaba el mando de la bebida. Eso era interesante, hasta ese momento, solo la caña de azúcar o la remolacha azucarera proveían de ese azúcar tan deseado.
Pero el Imperio español no tenía en mente hacerse la competencia a si mismo cultivando otra planta que aportara dulzor y su cultivo se ignoró. Llegamos al año 1900, el químico paraguayo Ovidio Rebaudi fue el primero en analizar químicamente las hojas de esa planta y encontró sus potentes glucósidos, entre 15 y 30 veces más intensos que el azúcar, pero sin aportar calorías apenas, y lo que es más interesante, apto para aquellos a los que el azúcar tradicional no conviene, ya sean diabéticos o personas con sobrepeso.
En honor al botánico español se bautizó como Stevia, y en recuerdo del químico paraguayo se “apellidó” rebaudiana. Ese solo fue el comienzo de una historia llena de obstáculos para este arbusto sudamericano que aún puede encontrarse de forma silvestre en zonas de Paraguay.
El arbusto no comenzó a cultivarse masivamente hasta 1964 en Paraguay, cuatro años más tarde entraba en Japón a lo grande, poco después, en Norteamérica y Europa.
Entonces llegaron los problemas, la FDA prohibió su consumo en EEUU en 1991 sin que aportaran ningún estudio científico que lo justificase, por lo visto, las empresas azucareras movieron ficha para bloquear la entrada de esta alternativa saludable al azúcar. Incluso se extendió el rumor de que provocaba infertilidad, algo que los Guaranies desmontaban solo con su existencia.
Costó muchos años levantar ese bloqueo, ya se sabe que Europa suele copiar las resoluciones del otro lado del Atlántico (acordaos del Cannabis) pero finalmente la gente de a pie conoció esta planta, sus virtudes y su fácil cultivo en maceta…y no triunfó.
La adicción al azúcar es poderosa, es como si ofreces una alternativa al tabaco, si quieres ese sabor, no aceptas cambios. Y la Stevia tiene un problema, es tan potente su dulzor que hasta cambia el sabor de los alimentos, entonces, el café deja de saber a café, y ahí tenemos un problema.
Si, se venden productos edulcorantes a base de Stevia, ya sean en polvo o en líquido, pero pocos los consumen, porque además, si deseas aprovecharte de las ventajas antibacterianas, diuréticas o vasodilatadoras de la Stevia, no las obtendrás de los productos procesados, solo de las hojas frescas o secas y desmenuzadas.
Lo mejor, no aporta calorías ni modifica los niveles de azúcar en sangre, de ella se obtienen carbohidratos, proteína, fibra y numerosos minerales, también flavonoides. Podría añadir más y más aportes, pero la gente ha decidido, y pocos se han decantado por ella. La democracia nutricional es cruel muchas veces, luego los países occidentales son los que mayores incidencias tienen de problemas cardiovasculares gracias en parte a productos como el azúcar. Podemos evitarlo, pero no queremos. Aunque soy optimista, sin que sea muy conocido, grandes corporaciones están incluyendo Stevia en sus productos para hacerlos más saludables, incluida una que empieza por Coca y termina con Cola.
Los indios Guaraníes seguro que son ajenos a estas polémicas, les basta saber que esa hierba dulce es algo que mejora su vida, a lo mejor muchos no saben que son los flavonoides, pero sí saben cómo cosechar las hojas y proteger la planta para que no desaparezca, porque con ella en sus vidas, todo se ve de otro color, y sabor.
Si la quieres cultivar, recuerda su origen, es subtropical húmeda, necesita mucho riego y cero hielo, eso elimina al 90% de Europa, pero no te rindas, plántala en maceta y muévela en invierno a un lugar protegido donde no sufra exceso de calefacción y no le falte luminosidad. Cruza los dedos y cuenta los días para sacarla de nuevo en primavera para que disfrute de la vida. No es fácil que soporte el invierno encerrada, pero no imposible. Y para reproducirla, esquéjala, es muy sencillo, así podrás regalar a los vecinos y amigos una planta que es salud en estado puro, e ideal para preparar la operación bikini.
Compartido por El Jardín del Calvo