30/11/2024
SOBRE HORNOS INCAICOS Y ÁRBOLES EN EL CERRO RICO DE POTOSÍ
En los inicios de la Colonia, la obtención de plata como principal producto minero se realizaba bajo el método tradicional incaico de los hornos llamados huayras, el cual fue reemplazado paulatinamente desde 1572 cuando se introdujo el método de la amalgamación con mercurio.
Los hornos prehispánicos eran pequeños cilindros de arcilla o piedra, con una altura de entre 0.5 y 1.5 metros y un diámetro que varía entre 0.5 y 1.5 metros. Están diseñados con múltiples orificios en sus paredes, que permiten la entrada de aire, favoreciendo así la combustión.
Para tener una referencia de la magnitud de la demanda de combustible, se indica que, hasta antes de 1582, solo en las minas de Potosí se contaba con unos 6 000 hornos huayras.
“La vista que de noche se podía contemplar en las laderas del cerro, para J. de Acosta — que habla de 6 000 wayrakuna— era un “agradable espectáculo”, para Lizárraga, (no parecía sino que el pueblo se abrasaba” (Serrano, 2005, p. 75). Sin embargo, Schlaifer (1993) refiere que, en pocos años, se pasó de 6 000 a 15 000 huayras en Potosí.
Por lo que se sabe, las huayras no resultaban un método muy eficiente, ya que dependían en gran medida de la velocidad natural de los vientos. “|...] estas huayras solo trabajaban cuando el viento era moderado (entonces fundía gran cantidad de plata) ya que si este era fuerte, el combustible (taquia o excremento seco de las llamas, carbón de madera y madera) se consumía muy rápidamente sin fundir el mineral rico” (Sonneschmid, 1825, p. 10).
Serrano (2004) recoge los relatos de Diego Hualpa que refieren que, a inicios de 1545, cuando aún no se iniciaba la explotación minera, había vegetación arbórea y arbustiva en el cerro Potosí, y que, luego de apenas 17 años de explotación minera, todo vestigio de vegetación era inexistente.
“[...] hoy no se hallará en toda la redondez del cerro ni en todo lo poblado de Potosí un árbol ni apenas otra cosa que le parezca, por estar ya muy trillado ansí de indios como de españoles” (Serrano, 2004, p. 11).En una relación de 1603, se registra con toda precisión la involución de estos paisajes naturales y se señala la desaparición total de la cobertura de queñua y de la fauna silvestre: “[...] hoy ni yerba se halla en el cerro ni aún donde pudiesen hallar raíces los árboles, que es lo que más espanta, porque todo él es un pedrisco suelto con muy poca o ninguna tierra, atravesado con las cajas de las vetas, que son de viva peña” (Serrano, 2004, p. 11).
Schlaifer realiza un análisis del proceso histórico de la deforestación en Cochabamba, y registra referencias de Price (1981) y Dollfus (1981) de cómo en Potosí el combustible de mayor uso fue la takia (excremento seco de llama), puesto que tiene un poder calórico muy cercano al de la leña (apenas 7 % inferior).
DATOS: Libro: "Historia Ambiental Del Perú. Siglos XVIII y XIX".