24/01/2019
Levanto mi bandera de paz, después de tantos sentimientos caídos, batallando sobre mi piel entendí que gane fortaleza y una actitud de indiferencia por todos esos aromas masculinos que llegaron como soldados de guerra a mi vida.
Me apuntaron con todas las armas que pudieron, lanzando granadas directamente a mi corazón, y yo sin armas, solo las recibía con valor y la certeza de que todo acabaría algún día y me tocaría algo mejor.
Ahora me levanto y el dolor no me hace apretar los dientes, me convirtieron en una guerrera sin uniforme, quien s**o miles de veces la bandera de paz, para que dejaran aunque sea un trozo de mi corazón latiendo.
Entendí que yo fui la ganadora en esta batalla, a las que algunos ni siquiera prestaron atención. Me acostumbre a dormir sola y acostarme sin esperar ni tan si quiera un mensaje, fueron tantos los puñales de indiferencia, que un texto o un directo por alguna red social ahora no me hacen falta.
Todos fueron unos judas, posando sus labios y golpeándome luego con sus acciones en el mismo lugar. La mayoría quizás lo fue así, unos n***s sin principios que solo veían y seguían lo que ellos querían sin ni siquiera pensar en mí. Uno creí, que era el amor de mi vida, pero luego entendí que yo soy mi primer amor y también el peor enemigo, pues acepte que se aprovecharan de mí.
Pero hoy, después de mil vueltas al final comprendí, que no vale la pena luchar por cambiar ciertas cosas, y que no todas las orugas se convierten en mariposas. Me quiero y me arme de espuelas, olvide que yo era mi propia enemiga pues ellos me hicieron la guerrera que soy ahora.