21/05/2024
Un día de pesca en la Patagonia con harto sol pero mucho frío empieza temprano en la mañana, cuando el cielo se tiñe de tonos rosados y anaranjados al amanecer. El aire es frío, y una fina capa de escarcha cubre el pasto y las rocas cercanas al lago donde se realizará la pesca.
Te vistes con varias capas de ropa: una camiseta térmica, un parca de plumas , y una chaqueta impermeable y cortavientos. También te pones guantes, gorro de lana, y un cuello grueso para protegerte del frío intenso, a pesar de que el sol brilla en un cielo despejado.
El sol empieza a calentar el ambiente, aunque las temperaturas siguen siendo bajas, especialmente en las sombras y cerca del lago. El agua corre clara y fría , y puedes ver truchas nadando en sus profundidades. A lo lejos, las montañas cubiertas de nieve crean un contraste espectacular con el cielo azul.
Lanzas tu línea de pesca, disfrutando del silencio interrumpido solo por el canto de los pájaros y el murmullo del agua. A medida que avanza la mañana, el sol sube más en el cielo, y aunque la temperatura sube ligeramente, sigue siendo necesario mantenerte bien abrigado.
El brillo del sol sobre el agua crea destellos que casi te ciegan, pero la belleza del entorno hace que valga la pena. El frío se siente en la punta de los dedos y en la cara, pero la emoción de una posible captura te mantiene atento y concentrado.
Un día de pesca en la Patagonia en estas condiciones es una experiencia inolvidable, una mezcla de desafío y belleza natural que te deja con recuerdos imborrables del paisaje y la satisfacción de haber disfrutado de uno de los lugares más impresionantes del mundo.