03/01/2019
Hola mi gente linda, mi familia querida. Ya han pasado las fiestas, los excesos, las risas y las lágrimas, unos volvemos a la rutina diaria y otros comienzan sus vacaciones. Los que la cogen en Enero.felicitaciones, es el mejor mes, poca gente, sitio en la playa y a la vuelta... menos gente, menos trabajo y tranquilidad.
Recién ahora me atrevo a contarles que el 2018, a última hora, me hizo unas jugarretas. Poco antes de Noche Buena, tuve tres episodios, ya conocidos por mi cuerpo, que me obligaron a ir a Urgencias, donde estuve 12 horas esperando cama. Uno de mis tumores empezó a sangrar, no se si fue el solitario insurgente o alguno de los 11 del hemisferio derecho. Me iban a dejar ingresada y se me apretó el corazón de pensar que pasaría esos días en el hospital. Felizmente sólo fue una noche, mi oncólogo me dio el alta al día siguiente, total, dentro de poco más de una semana tendría cita con el.
Y a la semana siguiente, pocos días antes de Noche Vieja... otro episodio, éste desconocido para mi así que... vuelta a Urgencias. Rogando a Dios que no fuera nada, estuve toda la mañana y me devolvieron a casa. Pude pasar esa noche con mis hijos y mi nuera, muy íntimo, muy cálido y muy rico todo lo que comimos, me pasé todo el día cocinando feliz, cogiendo pausas para descansar pero sin perder el objetivo: tener una cena que les gustara a todos. Empezando por el cebiche de corvina, que me quedó ES-PEC-TA-CU-LAR y que aquí apenas se conoce. Nada típico de la ocasión, esa era la idea. Sólo verles las caras a mis hijos y a mi nuera fue un regalo para mi. Valió la pena el esfuerzo.
Vuelvo a las pruebas mensuales, TAC, Resonancia Magnética y Analítica; aún me río cuando en la primera cita mi oncólogo me dijo "nos veremos cada tres meses", nunca se cumplió.
Cada vez estoy más convencida de estar montada en una montaña rusa para nunca bajarme de ella. El ascenso es lento, tienes una perspectiva de visión amplia, vas hasta contenta de subir y subir sin hacerte daño, luego.... la primera caída es tremenda, lloras te ríes, te quieres bajar, gritas y... nuevamente un ascenso corto y lento, que te deja respirar y recuperar fuerzas, para volver a caer.
Mi amigo eterno está jugando con mis emociones, puedo sobrellevar el daño físico, pero el otro... Salí hace dos días de la consulta del oncólogo llena de rabia, su diagnóstico esta vez no era alentador, probablemente tendremos que cambiar de tratamiento, si éste no da resultado y por supuesto... no tengo permiso para ir a Chile. Mis amigos Jaime y Dina ya lo saben, ellos me regalan el pasaje y todos los mimos del mundo, para cuando pueda ir. De momento es riesgoso. Tanto por el viaje, el ajetreo y las emociones que seguro sentiré allí y que serán muchas. Tenía tanas ganas de estar en ese encuentro de Til Til...
Confío que llegará el momento, más me pueden las ganas que la enfermedad.
Necesito de vuestras oraciones, necesito de ustedes. Sólo me duró un día la rabia y el llanto, no pienso permitir que se aniden en mi. Tengo mucho por qué vivir.
Un abrazo muy grande, que los abarque a todos, sin que ninguno se me quede fuera.
Les quiero mucho
APost