14/01/2025
EL PRIMER AUTOMOVIL QUE SUBIÓ Y BAJÓ DE MONSERRATE
A principios de 1929 el cerro de Monserrate vio el primer intento de conquistar su cima a bordo de un automóvil. Lo más curioso e interesante de todo es que no fue una prueba realizada por aventureros locales, sino que hizo parte de una travesía de 32.000 km que había salido de Argentina y terminó en Estados Unidos.
El 15 de abril de 1928, a las 8 a. m., los hermanos Andrés y Adán Stoessel, de ascendencia alemana, acompañados por el italiano Humberto Tontini en el cargo de mecánico, y Carlos Díaz partieron de Arroyo Corto, en la provincia argentina de Buenos Aires, con rumbo a Nueva York. Esta expedición quedaría registrada en el ahora esquivo libro 32.000 km de aventuras, escrito por los dos hermanos, así como en una ‘película’ grabada por Andrés (invaluables puntos para el arqueólogo que la ‘desentierre’) a lo largo del viaje.
Según un recuento publicado en el diario argentino La Nación, para esta travesía, los hermanos Stoessel compraron un Chevrolet Champion nuevo y producido localmente, empacaron 43 llantas de repuesto e instalaron neumáticos reforzados inflados a menor presión. Tras salir de Argentina y pasar por Bolivia, Perú (donde Díaz ‘se bajó del bus’ y además fueron robados con pistolas) y Ecuador llegaron a Colombia entre finales de 1928 e inicios de 1929 con prácticamente 10.000 km recorridos.
“Antes de ser inaugurado el funicular, nadie había concebido el pensamiento temerario de ascender a Monserrate en ruedas. Pero en las horas de la mañana de hoy, los señores Casimiro Suderoni, Andrés y Adán Stoessel iniciaron el ascenso a aquel cerro en un auto marca Chevrolet, tipo Standard, modelo 1928”, se lee en una publicación de la época de EL TIEMPO.
Tres horas, según se lee en la historia de , y con Humberto Tontini al volante, demoró el Chevrolet en conquistar la cima de Monserrate la mañana de ese domingo, luego de transitar por un camino tan escabroso que “son frecuentes todavía los accidentes que sufren los peatones que hacen romería, cuando un traspiés u otro accidente cualquiera les hace perder el equilibrio y ruedan como pelotas por aquel crispante abismo”.
Habiendo maravillado a la multitud, Tontini sería premiado por la colonia italiana local con una medalla de oro y el Chevrolet permanecería en la cima de Monserrate hasta el domingo siguiente “para que ese día sea más fácil para todo el público bogotano presenciar la crispante escena del descenso”.
El Tiempo.
Foto: Colección particular Carlos Ernesto Camargo.
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