30/08/2018
Hola amigos. Hace rato que no posteo nada en esta página por andar ocupado en otros asuntos. Pero quiero dejarles un texto que escribí hace un tiempo que relata un viaje con estudiantes de Ecología por el Pacífico Colombiano. Espero les guste:
"Una semana vale más que un semestre"
Las experiencias compartidas con las participantes en los talleres, en las salidas y excursiones siempre nos dejan enseñanzas positivas. Y quizás una de las mayores satisfacciones es cuando alguien nos dice que lo que ha vivido es muy significativo para su vida.
Recuerdo hace unos años que realizamos una travesía en barco visitando el Parque Natural Sanquianga y luego la Isla Gorgona, ambos en el Pacífico Colombiano. Fue con alumnos de Ecología de la Fundación Universitaria de Popayán, de acá, de Colombia. Los recogí con mi equipo en Popayán y de allí nos dirigimos hacia el puerto de Buenaventura donde nos esperaba el capitán del barco María Patricia y su tripulación. Zarpamos en horas de la noche y luego de navegar cerca de 10 horas, amanecimos en las playas de Sanquianga. Allí visitamos un poblado llamado Mulatos, cuyos habitantes muestran un interesante mestizaje de la raza negra con la europea. Hay leyendas que dicen que acá arribaron Vikingos que se mezclaron con la población negra y por ello es fácil encontrar hombres y mujeres de piel morena y ojos claros. Son unos excelentes armadores de barcos, los cuales fabrican en medio de la selva, de donde extraen las maderas preciosas que utilizan. Cuando el barco está terminado, solo necesitan esperar una marea alta para sacarlo flotando por la selva inundada. Hay que verlo para creerlo.
En esta región los alumnos con su profesor, un joven simpático y dinámico biólogo, y el apoyo del biólogo de nuestro equipo y sus asistentes, nos adentramos en la selva de mangle, haciendo estudios de lo que denominan transectos en fondo pantanoso, y en la playa, transectos en fondo arenoso. El objetivo, descubrir la vida oculta allí a nuestros ojos. Y es que el corredor del Pacífico, esa zona costera que viene desde Panamá hasta el Ecuador, y comprende todo el Litoral Pacífico Colombiano, es donde se encuentra la región más biodiversa del planeta: la selva húmeda tropical. Y allí estábamos, sorprendiéndonos a cada instante con los descubrimientos, con las especies encontradas, con la vida vibrante en cada centímetro cuadrado de superficie, en cada recodo, en cada árbol que contiene muchos ecosistemas, en el mar, en el aire adornado por aves marinas, en los caseríos poblados de gente amable, sencilla y alegre, en los atardeceres, en el sol y la lluvia, en la sonrisa de los compañeros, en las miradas complacidas y las palabras de agradecimiento a la naturaleza por mostrarnos su esplendor y magnificencia.
Después de Sanquianga dirigimos nuestra nave hacia Gorgona, la llamada Isla Ciencia que en 1984 después de 24 años, dejó de ser isla prisión para convertirse en Parque Nacional Natural. Nos acogieron sus playas, sus arrecifes de coral y ese mar verde azul de aguas limpias y transparentes que alojan infinidad de especies desde pequeños pólipos de coral hasta las gigantescas ballenas yubarta que en las segunda mitad del año llegan desde el sur del continente a aparearse y a tener sus crías, como en una gran sala cuna de aguas limpias y cálidas.
Allí los alumnos y nosotros continuamos disfrutando del aprendizaje a través de variadas experiencias como el snorkeling o careteo en el planchón o en el acuario, donde nadamos en medio de cardúmenes de peces, seguimos una tortuga marina, caminamos por la selva viendo y escuchando a los monos y esquivando las posibilidades de pisar una víbora. Seguimos aprendiendo con los transectos, así como con las noches a bordo, las canciones en la terraza del barco, los atardeceres y amaneceres, y con la inofensiva visita del tiburón ballena atraído en la noche por las luces del barco anclado a unos metros de la playa….
Muchas y muy gratas experiencias, mucho aprendizaje y desarrollo de nuestra conciencia ambiental al poder evidenciar el auténtico sentido ecológico de las relaciones entre los seres vivos, incluidos los humanos.
Los alumnos tenían como tarea condensar sus vivencias y aprendizajes en un video. A los días de regresar ellos a Popayán y yo a Cali, me llegó una copia de este. Cuando abrí el paquete, conociendo su contenido, me emocioné porque allí estaban plasmadas muchas de las experiencias compartidas con ellos, pero lo que más me emocionó fue su título, el cual resume todo lo vivido:
“Una semana que vale más que un semestre”.