09/10/2016
Se trata de una ruta lineal de algo más de 30 km. en cada sentido que discurre por paisajes agrícolas entre plantaciones de mango, guayaba, plátano, caña de azúcar y también tierra inculta salpicada por especies autóctonas y en parte invadida por el marabú. Salvo en su parte final, el recorrido es eminentemente llano y resulta muy fácil y placentero pedalear.
Partiendo de Manzanillo, en el Golfo de Guacanayabo, llegamos a las faldas de Sierra Maestra en el punto más alejado del trayecto. Conviene salir temprano para que el implacable sol caribeño no nos castigue en exceso y es mejor iniciar el regreso al atardecer por el mismo motivo aunque, según la estación, nos podemos encontrar con alguna tormenta tropical de esas que descargan mucha agua durante poco tiempo.
Salimos de Manzanillo por el hospital Celia Sánchez Manduley e inmediatamente cogemos el desvío dirección Cayo Espino, municipio distante 27 km. La carretera está aceptablemente asfaltada en su mayor parte, aunque hay zonas en las que hay que circular con cuidado pues el firme no está en buenas condiciones.
A los pocos minutos de marcha pasamos por la “Caimanera” un criadero de cocodrilos que se puede visitar. A unos 8 km. del punto de partida dejamos, también a la izquierda, está el entronque (cruce) que lleva al aeropuerto de Manzanillo, llamado “Sierra Maestra”. A partir de este punto el firme de la carretera empeora bastante.
Desde que comenzamos la ruta tenemos el mar Caribe a nuestra derecha y de frente y a la izquierda las cumbres de Sierra Maestra nos parecen más elevadas a cada pedalada que damos.
Durante el trayecto cruzamos en varias ocasiones el río Jibacoa y, también, el Hondo. Asimismo transitamos por pueblos como Pozón, así como pequeñas aldeas de apenas un puñado de casas, como Palmarito.
Al llegar a Cayo Espino el paisaje cambia notablemente. Hemos dejado atrás los cultivos de caña y mango y nos vemos rodeados de cítricos. También notamos la proximidad de la sierra ya que se ven muchas especies arbóreas propias de ella.
A partir de este punto la carretera pierde un poco su nombre, el asfalto está resquebrajado consecuencia de las avenidas del Jibacoa. Dejamos de llanear y comenzamos a subir hacia el campismo popular El Salto de Jibacoa distante unos tres kilómetros de Cayo Espino.
Muy próximo al campismo vive un guajiro que ayudó a los revolucionarios cuando éstos estaban en estas sierras comenzando la Revolución que acabó con el régimen de Batista. Las veces que he conversado con él, además de relatarme mil sucedidos de aquéllos años, me ha dicho que nunca le reconocieron su inestimable ayuda y que cuando el gobierno ayudó a los lugareños con materiales de construcción, fueron otros con menos méritos los que se beneficiaron. En las fotos se ve la casa de guano y madera en la que vive con su esposa, el suelo es de tierra y cocina con leña dentro de la casa. Una lástima.
El campismo es lugar de avituallamiento y, también de esparcimiento. Allí se pueden comprar alimentos cocinados y darse un buen baño en las aguas templadas del río Jibacoa.
Este es un lugar de especial interés para los amantes de las aves. Tanto en el recinto como en sus inmediaciones se ven todo tipo de pájaros que son un deleite para el oído y para la vista.
Siguiendo unos pocos kilómetros por la misma pista llegamos a la Comunidad "El Jíbaro", lugar histórico desde el que en agosto de 1958 partió la columna Ciro Redondo, bajo las órdenes de Ernesto “Ché” Guevara, a la conquista de Las Villas. Desde esas alturas se extiende a nuestros pies una gran llanura agrícola y, al fondo, divisamos el Golfo de Guacanayabo y la cayería de Manzanillo. A nuestra espalda las cumbres de Sierra Maestra.
It is a linear route of just over 30 km in each direction that runs through agricultural landscapes between plantations of mango, guava, banana, sugar cane and also uncultivated land dotted with native species and partly invaded by marabou. Except for the final part, the route is eminently flat and it is very easy and pleasant to pedal. Starting from Manzanillo, in the Gulf of Guacanayabo, we reach the foothills of Sierra Maestra at the farthest point of the route. It is advisable to leave early so that the relentless Caribbean sun does not punish us too much and it is better to start the return trip just before sunset for the same reason; although, depending on the season, we may encounter one of those tropical storms that discharge a lot of water for a short time. We leave Manzanillo by the Celia Sánchez Manduley hospital and immediately take the detour towards Cayo Espino, a town 27 km away. The road is mostly acceptably paved, although there are areas where you have to drive carefully because the road surface is not in good condition. After a few minutes pedaling we pass by the "Caimanera", a crocodile farm that can be visited. About 8 km. from the starting point we leave, also on the left, the junction (crossing) that leads to the airport of Manzanillo, called "Sierra Maestra". From this point the road surface gets quite bad. Since we start the route we can see the Caribbean Sea on our right and in front of us and on the left the peaks of Sierra Maestra seem to be higher with every pedal stroke we take. During the journey we crossed the Jibacoa and Hondo rivers several times. We also ride through towns like Pozón, as well as small villages with only a handful of houses, like Palmarito. When we arrive at Cayo Espino the landscape changes considerably. We have left behind the cane and mango crops and we are surrounded by citrus fruits. We also notice the proximity of the mountain range as we see many tree species typical of it. From this point on the road loses its name a little bit, the asphalt is cracked as a consequence of the Jibacoa floods. We stop flattening and start climbing towards the popular campsite El Salto de Jibacoa, about three kilometres from Cayo Espino. Very close to the campsite lives a guajiro who helped the revolutionaries when they were in these mountains starting the revolution that ended the Batista regime. The times that I have talked to him, besides telling me a thousand things that happened during those years, he has told me that his invaluable help was never recognized and that when the government helped the locals with construction materials, it was others with less merit who benefited. In the photos you can see the house made of guano and wood where he lives with his wife, the floor is made of earth and he cooks with firewood inside the house. A pity. The campsite is a place of provisioning and also of recreation. There you can buy cooked food and take a good bath in the warm waters of the Jibacoa River. This is a place of special interest for bird lovers. Both in the enclosure and in its surroundings you can see all kinds of birds that are a delight to the ear and to the eye. Following a few kilometers by the same track we arrive at the Community "El Jíbaro", historical place from which in August of 1958 the column Ciro Redondo left, under the orders of Ernesto "Ché" Guevara, to the conquest of Las Villas. From those heights, a great agricultural plain extends at our feet and, at the bottom, we can see the Gulf of Guacanayabo and the Manzanillo Keys. Behind us are the peaks of the Sierra Maestra.