23/08/2021
EL PARQUE 22 DE AGOSTO
Parque de Cotocollao.
El Tradicional lugar de encuentro de los pobladores de este milenario sector de Quito, tiene historia propia.
Corría el año de 1809, las fraguas revolucionarias se habían encendido en Quito, en Agosto, un grupo de notables y valientes quiteños, con temple de héroes y heroínas, al amanecer del día 10, notificaban al Conde Ruiz de Castilla que era depuesto en sus funciones y se nombraba una Junta Soberana para gobernar los territorios de la Real Audiencia.
Cotocollao, aquel pueblo alejado de la Ciudad, al final de los ejidos del norte, se había convertido en un lugar de estancias, palacetes y fincas de familias y órdenes religiosas, collados de productividad variada, bañados por ríos presurosos y ajetreados que recorren sus quebradas, que había sido fundado, como pueblo de indios alrededor de 1566. durante la época del Segundo Obispo de Quito, Pedro de la Peña, quien nombra a Juan Lobato como primer sacerdote de la Doctrina de Cotocollao, y es él quien levanta el primer templo frente a una tradicional y ancestral plaza. Posiblemente ocupando un atávico lugar de encuentro ceremonial de los pobladores de la zona, Pusulíes, Katsukíes, Kuidyawasus, Kotokollas, Sangunas, etc., cuya tradición indica que ahí Benalcázar, en sus avances al norte, ordenaría la construcción de una capilla o humilladero, muy rústicos seguramente.
Cotocollao no estuvo alejado de los vientos revolucionarios y es así que el 22 DE AGOSTO DE 1809, su gente alborozada reunida en la Plaza del Pueblo, se une a los hechos de Quito y declara la obediencia a la Junta Soberana de Quito, siendo la primera parroquia en hacerlo, bajo la dirección de de su párroco ANTONIO DE SAA, otro clérigo amante de la libertad, quien también sería atrapado, juzgado y encarcelado por formar parte se estos hechos, traicioneros para los realistas y sublimemente valientes y heroicas para los Hijos de esta Tierra, y ésto lo hicieron a pesar que "el protector de naturales de Cotocollao, Pedro Ushiña, no reconoció a la junta del 16 de agosto de 1809, porque Pedro Montufar como alcalde de oficio y voto del ayuntamiento no habia hecho ninguna visita ni los habia tomado en cuenta en el censo. Por eso decía que no era quien represente en la junta los residentes del norte" (dato de Ushiña es gentileza de Luis Azuero)
En honor a ese Día la Plaza llevará el nombre actual, como recordatorio de que también ahí se levantó el trueno libertario, haciendo honor al ancestral nombre de KUJTUKUIDYAMBI (La colina donde suben los truenos), Cotocoyambe lo nombra Cieza de León, término que pudo ser mitimizado posiblemente por los wayrapamuskas traídos por WaynaQapak desde Kollas, allá en los lejanos altiplanos tiwanakotas y los españoles entendieron como "Coto—Kollas"
Hoy la plaza es un sitio donde se mantiene una especie de ritualidad rebelde, que junta con la profunda religiosidad de sus pobladores y la Danza de las Montañas de la Yumbada, un ceremonial único, mistico y ancestral que sobrepasa el simple folklorismo turístico para convertirse en una manifestación original y propia de los pueblos que hace milenios poblaban estas tierras. Las festividades eclesiásticas principales siguen siendo La de San Juan y el Corpus Cristi, aunque hay interesantes como la de San José (marzo).
Como toda plaza de pueblo, antiguamente fue un Ainupala o vetepala (lugar de intercambio, en el idioma ancestral Chachipanu), o Katupamba (en Kichwa), actividad que siguió hasta el año 1950 cuando se inauguró el Mercado Cotocollao en la calle Pedro Freile, que funcionó hasta que se construyó el moderno en la Ofelia. Ahí realizaron corridas de toros y peleas de gallos, actividades hoy desaparecidas. En ese lugar estuvo la cárcel de Cotocollao, la primera escuela de Niñas Manuelita Sáenz. El sector era conocido como Barrio "El Campanario".
Con el tiempo se la transformó en parque, con pileta, árboles y jardines pero ante el clamor de los vecinos el FONSAL, le devolvió el carácter de plaza, en especial para que pueda continuar la ritualidad de la Yumbada y las procesiones religiosas.
El PARQUE 22 DE AGOSTO, lleva en su nombre el sello de un pueblo milenario rebelde y altivo de un lugar que el Libertador Simón Bolívar escribiría así:
"Su panorama es de los encantadores, desde los árboles sembrados y praderas hasta los altos nevados y cumbres, todo en una perenne estación primaveral"
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Texto e Investigación Mauricio Quiroz C.
Imagen: Parque 22 de Agosto e Iglesia de San Juan Bautista de Cotocollao. Archivo personal de Mauricio Quiroz C.