14/05/2015
El Mariscal Pero Pardo de Cela
Señor de la Torre de Cela, de la Frouseira y otros lugares, Pero Pardo era uno de los más poderosos señores feudales del obispado de Mondoñedo, poder que hacían más digno de cuenta su parentesco con la casa de Saavedra y su matrimonio con doña Isabel de Castro, de la casa de Lemos, y descendiente de don Fadrique, hermanastro de don Pedro I el Cruel. Por todo ello, hacía sombra a las mitras mindonienses, en cuyos titulares tuvo siempre encarnizados enemigos.
El Reino de Galicia se encontraba entonces en una situación política delicada tras sufrir dos Guerras Civiles Irmandiñas y la secesión del sur del Reino, el reciente Portugal. Asesinado con veneno el rey Henrique IV, estalló la guerra sucesoria entre gallegos y castellanos, declarando éstos reina a Doña Isabel La Católica, en tanto que Galicia defendía el legítimo trono de la hija de Henrique IV, Dona Xohana A Beltranexa, A Excelente Dona, y su esposo, el rey Afonso de Portugal.
Reorganizado el poder político de Castilla, los Reyes Católicos emprenden la anexión del Reino de Galicia asesinando las principales familias nobles gallegas. Don Pero Pardo de Cela, descendiente de Don Fadrique el hermanastro del rey Pedro I, se declara fiel a la soberanía del Reino de Galicia y rebelde a la sumisión al Reino de Castilla.
Así, los Reyes castellanos enviaron otro ejército a Galicia para derrotar a Pardo de Cela, contingente comandado por el capitán vasco-francés Mudarra, que eliminó toda la última resistencia que encontró a su paso, como afirma el cronista de los Reyes Catolicos "que ya parecía crueldad, y era entonces necesaria; y por eso se hacían muchas carnicerías de hombres".
La lucha entre gallegos y castellanos se mantuvo durante 3 largos años en las tierras de Britonia. Pardo de Cela se hizo fuerte en la Provincia de Mondoñedo sin que Mudarra pudiese vencerlo. En el resto del Reino de Galicia, la nobleza gallega asesinada empezaba a ser sustituída por nobleza castellana y los Reyes Catolicos dictaban las primeras medidas de la "Doma y Castración del Reyno de Galicia".
Tras reiterados fracasos militares, Mudarra contactó con vasallos del Mariscal dudosos del resultado final de la guerra, a los que les ofreció un gran tesoro y el perdón por su rebeldía.
Los desleales vasallos abrieron las puertas del castillo de A Frouxeira a los castellanos aprovechando la estancia de Pardo de Cela en el castillo de Castro d’Ouro, donde el Mariscal estaba visitando al leal Señor Pero de Miranda. De vuelta a A Frouxeira el 7 diciembre 1483, el ejército de Mudarra apresó por sorpresa en el salón del castillo al Mariscal, a su hijo y a Don Pero de Miranda, "con moitos fidalgos onrados que con el estaban", llevándolos a Mondoñedo para su ejecución final.
La esposa del Mariscal, doña Isabel de Castro, espoleada por el trágico fin que esperaba a su marido, marchó con algunos de los suyos a fin de entrevistarse con la Reina Católica, y obtuvo finalmente el indulto para los tres condenados a muerte.
En el día de la ejecución, doña Isabel se acercaba a uña de caballo con toda la premura que su corcel le permitía. Entonces, tres canónigos de Mondoñedo disfrazados, salieron a esperarla a la entrada de la villa donde hay un puente sobre el río. Consiguieron entretenerla hasta que cuando la desgraciada vino a darse cuenta de su tardanza, doblaban a mu**to las campanadas de todas las iglesias por los que acababan de ser ejecutados.
Efectivamente, en la plaza de Mondoñedo acababan de caer las tres cabezas de Pedro de Miranda, el joven hijo del Mariscal Pardo de Cela y de Pero Pardo de Cela. La Cabeza de éste, al rodar sobre el cadalso, dio tres botes y profirió tres palabras:
¡CREDO! ¡CREDO! ¡CREDO!
El puente donde se frustró el indulto todavía se conoce como el "puente del pasatiempo"