14/06/2024
A veces hay buenas historias que se pierden en el tiempo y que vale la pena recordarlas...
Julián Villarubia y Rubén Saldaña
AMIGOS PARA SIEMPRE
Los dos son de Requena. Amigos y vecinos. Julián conduce un autobús de los transportes públicos de Valencia. Raúl es piloto de avión comercial.
Les une la amistad, su afición por las motos y una forma muy particular de entender la competición: la solidaridad con su amigo Nicolo Dutto.
Nicolo es un piloto italiano paraplégico desde que en el 2010 sufrió una caída en la Baja Italia: se cegó con el sol del atardecer, se metió en una zanja y cayó de cabeza. Nicola fue dos veces campeón de Europa de Bajas.
No entienden la competición, una prueba como el África Eco Race (https://www.africarace.com/en) , sin su particular forma de competir, que significó ayudar a Nicolo a llegar a la meta.
Una experiencia que ya la intentó Julián en el Dakar del 2019 pero que acabó en un fracaso puesto que los descalificaron por la interpretación del reglamento un comisario.
Una larga historia que tuvo una fuerte polémica y que ha quedado atrás.
“Fuimos al África Eco Race para ayudar a Nicolo y no quiero saber nada del Dakar. El AER si que es una competitición con sentido, el Dakar no”, dice Julián.
Su historia
La historia de Julián Villarubia es la de un piloto con un buen palmarés, que actualmente se centra en el AER. Un piloto con experiencia, demostrada valía, cuyos objetivos a nivel deportivos ahora son otros.
El caso de Rubén es más curioso. Fue sub campeón de España de Enduro en 1999 y luego se fue a vivir a Panamá. Estuvo 14 años sin competir, pero volvió para ayudar a Nicolo y a Julián para que Nicolo llegara a Dakar.
“Julián me enseñó a navegar y ahora mismo para mi es lo que marca la diferencia a la hora de competir. Es lo que más me gusta. Y por supuesto trabajar en equipo”
Con respecto a Rubén, Julián lo tiene claro. “Dejó de competir mucho tiempo y eso se nota, pero ahora mismo es más rápido que yo y navega muy bien”.
Pero esto no va de egos, de ser el más rápido que el otro o el mejor, sino de llegar juntos a la meta día a día.
La moto, un deporte individual, toma así otra dimensión.
África Eco Race
Lo suyo en la última edición del África Eco Race no fue una tarea fácil ni mucho menos.
Normalmente y a lo largo de más de 5.000 kilómetros, Rubén rodó primero y Julián de guardaespaldas de Nicolo. En las pistas de Marruecos se observaban, siempre hacia delante, siempre controlando a Nicolo.
Pero en las dunas fue diferente. El piloto italiano se cayó muchas veces, sin poderse levantar sin ayuda. “En una jornada llegamos a levantarle más de 20 veces. En función de cómo era la etapa nos retrasamos mucho porque además de sus limitacionés lógicas por su paraplejia, Nicolo tuvo problemas de agotamiento y también sufrió con las heridas (llagas, un martirio para el”.
Equipo
La vida de Nicolo gira en torno a la competitión y tiene los patrocinadores necesarios para seguir adelante, además de esporádicos trabajos relacionados con este mundo (rutas, `reparaciones). Su mujer se encarga de las cuestiones organizativas, patrocinadores y demás y mimaba a Nicolo cuando llegaba al campamento.
En el África Eco Race llegaron bastante enteros a la etapa de descanso.
Mauritania fue otra historia. Se plantearon que Nicolo no hiciera todas las etapas por la pista porque acabaría agotado. Y se tomo el “forfait” con penalización que permite el reglamento de la carrera, por el que en una etapa puedes llegar a la meta por pistas paralelas.
Julián y Rubén, pudieron rodar a su ritmo. “No fue nuestro objetivo hacer un buen resultado a nivel individual. Eso no tenía ningún sentido para nosotros”, dicen estos tíos de Requena que, con su forma de entender las carreras, nos dieron a todos, una lección de generosidad.
La llegada a las playas de Dakar, al famoso Lago Rosa, fue muy especial. Con la clasificación definida y a propuesta de Pol Tarrés, todos los pilotos decidieron acompañar a Nicolo hasta la meta, entrando por detrás suyo y permitiéndole ganar la última etapa.
Amigos para siempre.