19/11/2014
COMPARTIMOS: Paseando entre los barrios de Santa Marina y San Agustín, si recorremos la sinuosa y cinematográfica Calle Zarco, encontraremos en el número 15 un magnífico patio cordobés que, a pesar de pertenecer a la categoría de construcción moderna, atesora ya una larga tradición gracias al esmerado empeño y dedicación de la familia que allí reside. Doña Juana, su cuidadora, no recurre a la ayuda de viveros sino que cría sus plantas en la soleada terraza superior durante todo el año, a menudo traídas de sus viajes en esquejes protegidos con vasitos y servilletas húmedas.
Esto hace que su patio tenga una enorme diversidad y cantidad floral. Porticado en sus cuatro lados con arcos de ladrillo visto en carpanel sobre columnas toscanas, su planta cuadrada dispone un curioso chaflán en una de las esquinas. A un nivel más bajo se dispone el centro del patio, con suelo de losas de cerámica roja taraceado con losetas blancas y azules. Sobre el lado izquierdo del pórtico una galería cubierta se decora profusamente con vegetación y una fuente adosada con estatua de niño como surtidor.
Las paredes se decoran igualmente con plateros de filigrana, cerámicas y un San Rafael de azulejería.
Pero es sin duda su verdadera alfombra de macetas lo que más destaca, sin que falten helechos, hortensias, azucenas, clivias y fucsias; por supuesto gitanillas, geranios, centáureas y plantas de la cera amén de varios ejemplares de anturio, corona de novia o estefanotis y un viburno de manojos floridos blancos y redondos. Todo un pequeño paraíso que hace las delicias de sus visitantes y que podemos disfrutar en el corazón de Córdoba.
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