
11/02/2025
De pronto se acerca una lancha con dos chicos de la base, Alfredo y Agustín, nos sacan en volandas del barco para llevarnos a la base en principio a visitarla y tomar un café que finalmente se convirtió en ducha calentita nada más llegar, comer un chuletón de Ávila del tamaño de un muslo de brontosaurio junto a todos ellos, paseo hasta el lago, visita de la base, paseo por la bahía hasta los glaciares… unas personas increíbles todos ellos! Estuvimos todo el día charlando con unos y con otros, se desvivieron por hacernos sentir como en casa. Nos ofrecieron todo tipo de ayuda e incluso intentaron involucrarse para que pudiéramos seguir camino. Pero el radar no tenía arreglo. Nos dieron la mejor despedida que podíamos tener. Darles las gracias es poco! Ese día lo llevaremos siempre con nosotros! Al día siguiente a las 5.00 dejábamos Decepción y con ella, La Antártida.