12/09/2021
Esta es la lechuza canaria oriental Tyto alba gracilirostris, una rapaz nocturna blanca, de elegante capa gris dorada, que solo vive en Fuerteventura, Lanzarote, La Graciosa e islotes circundantes. Pronto sabremos –ya iba siendo hora– cuál es su distancia genética al compararla, por ejemplo, con la de las lechuzas afines más próximas, es decir, con las que habitan las islas centro-occidentales de Canarias. De momento, conocemos bien su distribución, sus preferencias de hábitat y algunas de las graves amenazas que sufre y que hacen tambalear su futuro. Casi todas tienen que ver, como cabría esperar, con la actividad humana, puesto que hablamos de más y más carreteras, parques eólicos y tendidos eléctricos, además de rodenticidas mal usados y de desmesuradas prácticas deportivo-recreativas en sus lugares de cría.
La realidad, entre una cosa y otra, es que la población de lechuza canaria ha disminuido bastante durante los últimos años. Por tanto, habría que aprovechar su catalogación como Vulnerable y hacer algo al respecto, sobre todo implementando de forma preventiva algunas de las acciones sugeridas en el Plan de Conservación redactado para esta subespecie endémica, el cual ya salió a consulta pública previa. Bueno, pues en ello está metido de lleno Gustavo Tejera, afiliado al Grupo de Ornitología e Historia Natural de las islas Canarias (GOHNIC). Lleva a cabo en estos momentos, a petición de la Dirección General de Lucha contra el Cambio Climático y Medio Ambiente del Gobierno canario (cofinanciado por Programa Operativo FEDER Canarias), una campaña de sensibilización –especialmente dirigida a colectivos cuyas actividades recreativas son desarrolladas en la naturaleza– con el fin de obtener el respaldo necesario para que esta lechuza única no se nos vaya. Para más información, véanse los comentarios. Buena suerte. F. Siverio