05/03/2024
DE COMO “UNA TRAVESURA”, TRASCENDIO HASTA CONVERTIRSE EN UNO DE LOS EVENTOS TURÍSTICOS MAS CONOCIDOS DE NUESTRO PAIS
LA TOMATINA DE BUÑOL
Todo comenzó el último miércoles de agosto de 1945, cuando un grupo de jóvenes, aburridos y un poco “Cafres”, si se me permite el calificativo, decidió, durante las fiestas de su pueblo, no conformarse con disfrutar del tradicional desfile de gigantes y cabezudos, si no que prefirieron introducirse en la misma comitiva del desfile para no se sabe qué, el caso es que, la osadía de estos chicos ocasiono que uno de los gigantes terminase por los suelos.
Tras la caída y preso de la furia, el gigante cogió todo lo que pillo cerca, para lanzarlo a los “osados perturbadores” de su maltrecho desempeño.
La casualidad hizo que lo más cercano a él, fuera un puesto de verduras y asi comenzó a lanzarles tomates a lo que ellos respondieron de la misma manera y fue de esta forma, un tanto macarra, por cierto, como se organizó una auténtica batalla frutal a la que, solamente, las fuerzas del orden pudieron poner fin.
En contra de quedar escarmentados, los jóvenes se lo pasaron tan bien, que decidieron repetir al año siguiente, incluso preparando, la víspera del desfile, un cargamento de tomates en sus casas y la batalla volvió a producirse, solo que con más participación del pueblo. Y asi, cada año iban reproduciéndose los mismos altercados, con más y más “espontáneos” que terminaban con los calabozos del pueblo a rebosar.
En 1957 la celebración quedo rotunda y definitivamente prohibida por las autoridades, pero, con lo que no se contaba, en absoluto, era con la respuesta del pueblo a esta prohibición, que no fue otra que celebrar una procesión portando un ataúd gigante coronado por tomates y seguido de bandas de música tocando una marcha fúnebre.
Finalmente, la obstinación y la libertad ganaron la partida y en 2002 se decretaría “La Tomatína” como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Desde 2013 unos 130.000 kilos de tomate, en su punto exacto de maduración, son estrellados y lanzados entre los participantes, en un recinto del pueblo, habilitado para la afrutada batalla y también restringido a la obtención previa de un ticket, puesto que la masiva afluencia, llego a poner en riesgo físico a sus participantes.
Chelo Muñiz.