12/12/2024
Scrooge es el personaje rico y avaricioso del cuento de Navidad de Dicken, al que se le aparecen 3 espíritus: el presente, el pasado y el futuro. Por medio de estas apariciones se consigue CONVENCER al rico y avaro personaje para que sea una persona generosa y buena… Yo siempre he tenido claro que a los Roig, Botín, Amancio…no se les convence, se les VENCE.
CUENTO DE NAVIDAD:
CUANDO LOS BARRIOS ERAN BARRIOS
Los fines de semana y festivos, según dice el artículo 5.4 de la Constitución de la república independiente de mi casa, los tendré que dedicar a cocinar. Y como yo no quiero que me tachen de anticonstitucional, me levanté temprano y me puse a freír tomates. Mientras cocinaba, me llegó la foto que acompaña al escrito; y, entre el blanco y negro, las melenas, la gente acompañado al feretro y el olor a refrito, me teletransporté a otra época, cuando los barrios eran barrios…
…Cuando los barrios eran barrios, el Cerro del Moro salió a la calle a despedir a su vecino que había sido asesinado. Seguramente, no todos estaban de acuerdo con todo lo que hacía o dejaba de hacer Martín Luna, pero la gran mayoría rindió honores porque uno de los suyos, un vecino de su barrio, había sido asesinado injustamente. Así lo sentían.
…Cuando los barrios eran barrios la gente éramos tan pobre que compartíamos, en muchos casos, el lavadero, la cocina o el váter… Poco a poco, como si hubiera sido el deseo concedido por un genio de la lámpara o de una Hada Madrina, metimos la lavadora, la cocina y el váter dentro de la casa de cada uno y cerramos la puerta a cal y canto. Como condición al deseo concedido, dejamos de ser vecinos y los barrios dejaron de ser barrios. Nos inculcaron la disyuntiva, como si hubiéramos firmado un pacto con el diablo, que, para seguir viviendo mejor, teníamos que dejar de ser quienes somos. Se repetía la típica idea que parte de los que viven a costa de nosotros de decir que vivimos por encima de nuestras posibilidades y de que no podemos tenerlo todo, llamando todo a lo más básico: “o cagas en el mismo váter de tu vecino o te olvidas de tener vecinos”.
Primero nos concedieron el deseo, luego nos encerraron en nuestras casas. Cuando por fin consiguieron que los vecinos de enfrente fueran unos extraños y nos quedamos solos, nos desalojaron. Ahora Cádiz no es Cádiz porque no hay barrios ni casi gaditanos. Los barrios no son barrios y muchas casas no son hogares: una tele en cada cuarto y una grande en el salón, en la que el tamaño de la pantalla es inversamente proporcional al de nuestra conciencia.
Yo no soy un nostálgico que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. Para mí, cualquier tiempo pasado ya pasó y hay que vivir el momento… pero el pasado como referencia, como aprendizaje es necesario. A veces hace falta viajar al pasado, que no vivir en él, para entender lo que te ocurre en el presente. La unión, lo que nos hacía fuerte, ha ido desapareciendo. Esa suma de comodidades que te llevan a tener una vida más confortable, ¿tienen que, obligatoriamente, hacernos perder todo el sentido de clase, de barrio, de pueblo? Las calles están abarrotadas y ruidosas pero nadie dice nada aunque digan. Y las luces cegadoras de la Navidad, que solo te dejan ver el brillo para que te creas que es oro todo lo que reluce, nos hacen estar más desconectados los unos de los otros.
LAS FORMAS Y LAS MALAS FORMAS
…Cuando los barrios eran barrios, la gente salía a la calle porque el pulmón económico de la Bahía lo cerraban. Cerraban los astilleros y nos querían dejar sin sustento y sin parte de nuestra señas de identidad. Cuando los barrios eran barrios, las calles ardieron…
…Ahora la gente se lleva las manos a la cabeza cuando se corta el puente y la policía nos detiene por volcar un bidón de basura como si estuviéramos incumpliendo todos los artículos de la Constitución. Ya no somos trabajadores, ahora somos vándalos. Los mismos que antes se sentían orgullosos de defender a los astilleros, te tachan de salvajes o de majaras o de hacerle el juego a la derecha si te atreves a exigirles tus derechos a una ministra.
Las formas han cambiado y se protesta de otra manera. Hace unas semanas los Astilleros de la Bahía se pusieron en huelga y a la entrada a los tornos solo fueron los miembros del comité. Al resto lo mandaron a su casa, como si no fuera la cosa con ellos, a dilucidar entre poner en la tele a Motos o a Broncano. En los Astilleros de Cádiz sólo se paró 2 horas y sólo el personal de la casa; dentro, los esclavos de subcontratas, reparaban los cruceros a contrarreloj.
Las gaditanas ya no se pueden hacer tirabuzones porque nos han afrancesado y ahora nosotros somos los fanfarrones a los que se nos va la fuerza por la boca de contar batallas y de no batallar. Napoleón lo tendría fácil ahora en Cádiz. Mientras, en Ferrol, se triplican las protestas defendiendo a sus Astilleros. Y luego nos quejamos de que se lleven la faena para FENE. “Incluso la mejor espada, si se deja sumergir en el agua salada, finalmente se oxidará”.
Cuando los barrios eran barrios no éramos ni peores ni mejores, ni más solidarios ni menos que ahora. Lo que ocurre es que ahora nos han desubicado y nos han robado nuestra identidad. Los barrios ya no son barrios ni son nuestros. Y ya no somos de Astilleros; como mucho, estamos allí. Quizás sea el momento de darnos cuenta de que nada se nos regala y que al enemigo no se le convence, se le vence.Cuando los barrios eran barrios, el Cerro del Moro salió a la calle porque un 5 de diciembre murió un gaditano. Una bala traidora le quitó la vida…