Casa Rural - Villa Flavina

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Volver a los orígenes: olor a tierra y paz

I would like you to know a wonderful place full of peace in the Riojilla Burgalesa, where the water that irrigates the vineyards of La Rioja is born.

Mis abuelos trabajaron estas tierras generosas con sus manos. Era su forma de vivir. Casi de sobrevivir. Con ellos aprendí que la tierra es una “madre” que nos nutre y nos arrulla; a veces aliada, a veces difícil..., pero siempre generosa. El Río Tirón que transcurre a escasos mesos de la casa ha sido el eje de desarrollo de la zona del Alto Tirón y de los pueblos vinícolas de La Rioja, (Cuzcurrita, Casalarreina, Ochánduri, Haro). A su paso por San Vicente del Valle todavía puedes encontrar truchas en su aguas limpias y cristalinas. Los molinos de agua que existían desde la época romana permitían ir a moler el pan. Mi abuela María solía bajar a moler el grano de trigo para hacer un pan que les duraba fresco casi una semana.

Construimos la casa pensando en contar con un lugar donde puedas estar cómodo en casa sin perder el contacto con la naturaleza. Por eso toda la casa está forrada de ventanales que te permiten disfrutar de las vistas desde el calor del hogar. He sido boy-scout y cuando la diseñé pensaba en una tiend de campaña. Un espacio abierto donde puedan convivir varias personas en permanente contacto con la naturaleza.

Me gustaría que conocieras los colores del atardecer con los cielos naranjas, rojizos, turquesa y violeta..., y lo que se siente al amancer en Villa Flavina, con el frescor de la mañana, los colores limpios, la alegría de los pájaros con la luz del alba, a la vez que te asomas a la historia y te conectas con siglos de historia delante de ti. Se sabe que este valle ha estado poblado desde la antiguedad, pero fueron los romanos quienes dejaron su huella más palpable con la Villa Romana que dominaba el valle agrícola situada justo donde hoy se encuentra la Iglesia Visigoda de San Vicente del Valle. De esa época todavía conservamos los sillares romanos y las stelas romanas o lápidas funerarias. Una de ellas es Antonia Flavina, hija de Antonio Flavino. Hemos querido recuperar su nombre y hemos querido que su memoria siguiera presente en la actual Villa Flavina. De hecho dentro de la casa encontrás una escultura clásica, un capitel corinto y frases en latín... Esto lo hicimos pensando en ella.

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