02/11/2021
El camino de Caleta
Para empezar a hablar sobre el camino a esta hermosa playa, aclararemos que el significado de Caleta viene del diminutivo de “cala” (lugar de fácil desembarque), en ningún diccionario existe la palabra “Caletilla”, por lo que toda esa franja de playa debe llamarse Caleta y nada más.
Por lo que se refiere al camino, la idea y desarrollo surgió en un acontecimiento extraordinario en aquella época.
Ya con anterioridad el progresista general Federico Berlanga, que fuera jefe de operaciones de ambas Costas, inició los trabajos de esa ruta, pero el proyecto era solo hasta la playa “Manzanillo”.
Esta playita fue por muchos años el sitio ideal para visitarse por estar más cerca, para paseos y aun para bañarse, hasta que fue invadida por la Comisión Nacional de Caminos y poco después, convertirse en un parque infantil por iniciativa del general Lázaro Cárdenas.
Labor ardua, difícil y costosa era aquel camino, ya que el cerro de La Candelaria era un obstáculo tremendo, pero la tenacidad y constancia de dicho jefe militar y la franca cooperación que le prestaron acapulqueños emprendedores, permitió comenzar la obra.
Corridas, jaripeos de toros dentro del Fuerte, kermes, donativos, cooperación personal de jefes y oficiales militares y de los abnegados soldados culminaron con la apertura de un camino que casi llegó a su objetivo.
Se fue el general Berlanga y con él, el entusiasmo para proseguirlo; hasta que llegó el general Alberto F. Berber quien lo dejó listo para andar en carro hasta “Manzanillo”.
Allá por el año de 1928, recién abierta la carretera México-Acapulco se reunió la Cámara de Comercio con las autoridades civiles y militares, particulares y pueblo en general, para acordar llevar a cabo una colecta que tendría carácter popular, aceptándose cuotas de 10 centavos en adelante, absolutamente voluntarias.
Se nombraron comisiones para colectar tales donativos, que sin programa previo de aplicación, en términos generales, serviría para la obra, ya que los fondos recaudados no se utilizaron para el acontecimiento extraordinario que se esperaba con la visita del Presidente de la Republica Plutarco Elías Calles, quien canceló su visita y como el turismo empezaba a llegar y se veía la necesidad de darles fácil acceso a las hermosas playas, había que seguir el camino marcado por el general Berlanga y llegar a Caleta.
Los trabajos continuaron con entusiasmo de los dirigentes, sin ingenieros, únicamente con expertos trabajadores de la carretera nacional y con la dirección de los señores Hugo Stephens (esposo de doña Lola Estrada de Tecpan y donante de La Casona de Juárez), y don Arturo J, Moguel, entonces jefe de Hacienda en el puerto, se llevó a feliz término, después de arduos trabajos y no pocos meses de labor y dificultades, ya que fue necesario a pico y pala partir el cerro de La Candelaria, logrando en esta forma el objetivo.
Caleta perdió en su belleza lo agreste, pero Acapulco ganó en progreso.
(Fuente: Rosendo Pintos Lacunza)