16/06/2019
Un mágico lugar de fieles devotos, en donde bajo sus cimientos existe oro y plata incalculable. Asi son los templos de Guanajuato.
Han sido construidos cerca de las minas, en donde hubo una riqueza inmensa. Muchos son bellos por dentro y por fuera, algunos son modestos, algunos tienen más historia, pero tienen algo en común. Todos son de Guanajuato.
Enfoquemos la atención en un barrio de los más antigüos de Guanajuato, donde su cultura, su historia y su templo del barrio de Cata, es ampliamente conocido por todos los habitantes de la capital.
Aqui se venera al Cristo negro milagroso del señor de Villaseca, el cual se nombró así, en honor a Don Alfonso Villaseca, hombre extranjero bien adinerado, conocido por sus actos de caridad y buena fe entre el pueblo guanajuatense.
Don Alfonso mandó traer tres cristos de España, uno por cada mina que tenía en tres estados de México.
Don Alfonso muere y como última voluntad pide que se lleve un cristo al mineral de Cata, pero no es, sino hasta 38 años después, cuando un descendiente de don Alfonso cumple la última voluntad testamentada.
El templo de Cata, tardó en construirse 80 años, la fachada de cantera estilo barroco, es una exquisita obra de arte artesanal, única en el mundo, disponiendo para todos cada rincon, con la posibilidad de ser devorado con una mirada.
Nunca fue terminado el templo en su totalidad, como muchos otros templos de la región, su fachada quedó inconclusa, y posteriormente la torre del campanario se concluyó con un acabado de estilo árabe.
Se admiran también muchos detalles en la fachada, por decir algunos, encontramos la pasión de Cristo, la representación del demonio, la Divina Providencia y muchas cosas más.
Se cuenta por los habitantes del barrio, que la fachada fue elaborada a mano por indígenas de la zona. En ella vemos los típicos querubines, quienes fueron muy comunes en el trabajo artesanal indígena de aquellos tiempos, los cuales vemos en varias obras religiosas, resultado del meztizaje de españoles con indígenas de México.
En su interior se adicionó una capilla hecha con piedras sacadas de la misma mina. El financiamiento fue realizado por los mismos mineros y el dueño de la mina, este fue un templo creado por el pueblo y para el pueblo trabajador a diferencia de otros templos de la ciudad.
Los exvotos de fieles, son llevados desde hace muchos años, tales como dibujos o trabajos artesanales, agradeciendo favores concedidos. Muchos de estos son catalogados como reliquias y son retirados del templo con cierta frecuencia para evitar un posible accidente.
Hace algunos años, el interior de todo el templo tenia sus paredes tapizadas de exvotos, era impresionante ver esos muros con cientos de agradecimientos, existiendo algunos que tienen muchísimos años y que son un trabajo digno de admirarse por la fuerte devoción con que fueron hechas.
El Municipio temiendo por el robo o pérdida de estas reliquias y viendo el gran valor cultural, las llevó a un almacén donde algunas de ellas han sido exhibidas como muestras de fe al señor de Villaseca, en los museos de la ciudad.
Mientras tanto, los milagros continúan, y su capilla vuelve a llenarse de retablos, dibujos y ofrendas a este gran señor.
Los fieles con manda, con devocion o con amor, entran de rodillas hasta su altar agradeciendo los cuidados o favores que les brinda.
Muchos soportan dolorosamente el recorrido hincados hasta su altar, pues misteriosamente las rodillas empiezan a dolerte antes de llegar al altar mayor, como si se clavaran unas astillas de madera, pero al llegar hasta sus pies, solo basta con voltear a ver la cara del señor de Villaseca y observar que te mira diciendo. "Que bueno que has venido. Ya te esperaba". Esto es una experiencia única, que puede vivirla y sentirla todo aquel que guste realizarlo.
En las afueras del templo, la experiencia de sus alrededores es cautivante, Aún se puede ver en lo alto, la vía donde los minerales se transportaban entre las minas a través de un mini trenecito.
Actualmente ya han desaparecido parte de sus vías o se han ido enterrando al paso de los años. El tren esta parado afuera de la entrada de una mina, como recuerdo de antaño.
Las ruinas de la hacienda del Marqués de San Clemente, permanecen como clara evidencia de una colosal edificación.
La plazuela del barrio de Cata, se inaugura durante la primera edición del festival internacional Cervantino.
Llevando por nombre la plazuela del Quijote, siendo una réplica de las que existen en Valladolid, España
Al final de cuentas, ya seas o no seas profesante de la religión católica recibirás la bendición de este lugar.
TU AMIGO TE GUIA, al lugar donde toda esta riqueza cultural y llena de siglos de historia, se debe compartir porque a Guanajuato se viene a vivirlo en el cuerpo y en el alma, porque solo así sabrás como es que uno se enamora de esta ciudad.