06/02/2021
Trays of co***ne floated in the almost three-meter-deep pool and behind monumental pillars the stripes of a pair of tigers peeked out to which the guests that Negro Durazo considered his possible enemies were thrown. Those are the rumors - until now without verifying - that arose from the fact that the Parthenon of Guerrero ceased to be an open secret, to become a legend in which drug trafficking, promiscuity and excesses were combined in a single place. On the other hand, that place today is also a monument in which majesty and architecture merged.
What is this replica of the Greek Parthenon doing there? Apparently, the former police chief Arturo Durazo Moreno (1924-2000) invested a part of his fortune in the construction of this impressive building, which began to be built at the end of the 70s. Certainly, the position of the politician did not merit - at least in Mexico - a millionaire salary; However, Negro Durazo found a way to become one of the richest men in Mexico and, evidently, a criminal dedicated to drug trafficking and In one of the highest mountains of Zihuatanejo, a city and port on the Costa Grande of Guerrero , the chief of police decided to direct the building of his own Parthenon. The project had more than 19 thousand square meters of surface, almost 10 meters high, 42 columns that framed the entrances, a high floor and a basement that was entered through a tunnel. All this was paid for by El Negro, who had in his pocket every penny of the budget that José López Portillo - president of the country at that time and a great friend of Durazo since childhood - granted the police department. In total, this criminal spent 700 million pesos to build the Parthenon, which closed its doors in 1982 during the six-year term of Miguel de la Madrid; who managed to capture Arturo Durazo to imprison him in 1984.
En la alberca de casi tres metros de profundidad flotaban charolas con co***na y detrás de monumentales pilares se asomaban las rayas de un par de tigres a los que eran arrojados los invitados que el Negro Durazo consideraba sus posibles enemigos. Esos son los rumores –hasta ahora sin comprobar– que surgieron a partir de que el Partenón de Guerrero dejó de ser un secreto a voces, para pasar a ser una leyenda en la que el narco, la promiscuidad y los excesos se conjugaron en un solo lugar. Por otro lado, ese lugar hoy también es un monumento en el que la majestuosidad y la arquitectura se fusionaron.
¿Qué hace ahí esta réplica del Partenón griego? Al parecer, el exjefe de policía Arturo Durazo Moreno (1924-2000) invirtió una parte de su fortuna en la construcción de este impresionante edificio, el cual comenzó a construirse a finales de los años 70. Ciertamente, el puesto del político no ameritaba –por lo menos en México– un sueldo millonario; sin embargo, el Negro Durazo encontró la forma de convertirse en uno de los hombres más ricos de México y, evidentemente, en un criminal dedicado al narcotráfico y la En una de las montañas más altas de Zihuatanejo, ciudad y puerto de la Costa Grande guerrerense, el jefe de policía decidió dirigir la edificación de su propio Partenón. El proyecto contaba con más de 19 mil metros cuadrados de superficie, casi 10 de altura, 42 columnas que enmarcaban las entradas, una planta alta y un sótano al que se entraba por un túnel. Todo esto fue pagado por el Negro, quien tenía en su bolsillo cada centavo del presupuesto que José López Portillo –presidente del país en ese entonces y gran amigo de Durazo desde la infancia– le otorgaba al departamento de policía. En total, este criminal gastó 700 millones de pesos en construir el Partenón, mismo que cerró sus puertas en 1982 durante el sexenio de Miguel de la Madrid; quien logró capturar a Arturo Durazo para encarcelarlo en 1984.