23/05/2016
Por sus deliciosas nieves de diferentes sabores, sus ricas guacamayas y caldos de oso, así como por la arquitectura de su templo, San Juan de Dios, es uno de los barrios característicos y de mayor tradición en León, Guanajuato. Ubicado en la esquina de las calles Altamirano y Rosas Moreno, su templo hace una invitación a compartir la vida en un entorno tradicional, donde la música de marimba a cargo de don Andrés Chávez, ameniza con su ritmo la plaza, aunado a los juegos mecánicos instalados a un lado, para diversión de los más pequeños y sus jueves de danzón que son el disfrute de los adultos mayores. Su historia data del siglo XVII, entonces pueblo de San Juan de Dios, que rápidamente con sus habitantes logró una sólida integración de barrio y que en 1642 los frailes juaninos construyeron un hospital afuera de lo que era la Villa de León. Más de cien años después, su iglesia se levantó y al parecer en 1765 en lo que entonces era el pueblo de San Juan de Dios. Su fachada principal, única por su estilo churrigueresco, se puede apreciar una torre de un cuerpo y otra más pequeña que guarda un reloj, el cual está decorado históricamente por impactos de balas de la Revolución Mexicana. En su portada lateral se aprecia claramente la figura de San Miguel Arcángel con el demonio a sus pies. Actualmente este es uno de los lugares de mayor tradición y el quinto barrio que queda en León, Guanajuato, después del Coecillo, De Guadalupe, San Miguel y Barrio Arriba. Para disfrutarlo completamente, basta degustar una de las muchas deliciosas nieves que venden, siendo el lugar de mayor arraigo el de la nevería de don Marcos e hijos que data de 1920 cuando don Bárbaro Hermosillo heredó la fresca tradición a su familia, quienes la continúan elaborando a través de un método que no es nada fácil ya que hay que estar agitando la mezcla durante hora y media en un baño de hielo con sal, colocado en un barril de madera que cuenta con un recipiente de metal donde se va poco a poco formando. Sus imponentes árboles mudos testigos de su historia son el lugar perfecto para refrescarse en estos tiempos, disfrutando tanto del bello paisaje, como degustando una rica nieve o cualquier otro platillo típico de León, a la vez que el agradable ritmo de la marimba pone el sabor de una ciudad tranquila