TAMA CONA MEX

TAMA CONA MEX Integracion, reconexion y fomento de los pueblos originarios y sus conocimientos ancestrales.

TAMA CONA es un colectivo fundado en 2015 que nacecon el fin de dar a conocer, fomentar y reconocer nuestra historio por medio de los pueblos originarios.

Invitados todos a compartir el Sagrado Remedio!!!En esta ocasión viene a ofrendar su trabajo y su medicina el Gobernador...
13/01/2017

Invitados todos a compartir el Sagrado Remedio!!!

En esta ocasión viene a ofrendar su trabajo y su medicina el Gobernador del Cabildo, Oweimar López Payoguaje, médico tradicional perteneciente a la UMIYAC (unidad de médicos indígenas yageceros de la Amazonas colombiana), además, José Francisco Piaguaje Taita Pachequito. Forman parte del pueblo Siona, en Colombia.

También asistirán representantes de la comunidad Cararè, hombres medicina que apoyan y complementan el sagrado encuentro.

Más información
55-32-36-52-69 con Ozelotl
55-91-04-44-07 con Tepeyolohtli
5573523979 con Ale Vergara

Donaldo Silva Ozelotl R. Galindo Ale Vergara Fabián Luna Vicencio Diego Armando Mora Acosta Zandy Zoedakota

UN DIA COMO HOY PERO DE 1791...Fue descubierta la Piedra del Sol o más conocida como Calendario Azteca durante los traba...
17/12/2016

UN DIA COMO HOY PERO DE 1791...

Fue descubierta la Piedra del Sol o más conocida como Calendario Azteca durante los trabajos de nivelación a un costado de la Plaza Mayor del Centro Histórico.

La enseñanza de la toltequidad, según Don Juan, empieza a partir de que el ser humano logra obtener una percepción del m...
16/12/2016

La enseñanza de la toltequidad, según Don Juan, empieza a partir de que el ser humano logra obtener una percepción del mundo a través de la energía, es decir, dejar de “mirar” (percibir) el mundo con la mente (como objeto) y “verlo” como es realmente, esto es, como cargas de energía.

Los toltecas no solo descubrieron que el mundo está constituido de dos cargas energéticas o clases de energía: la energí...
15/12/2016

Los toltecas no solo descubrieron que el mundo está constituido de dos cargas energéticas o clases de energía: la energía luminosa/ átomos/ Tláloc, y la energía espiritual/ conciencia/ Quetzalcóatl, sino que los seres humanos somos las criaturas que pueden producir la mayor cantidad de ésta última energía, y tal vez lo más “dramático”, que en la cadena alimenticia universal, los seres humanos somos uno más de los eslabones; y que nuestro destino es ser alimento energético de lo que simbólicamente se llamó “El Águila”.

LAS MAGIAS DE TEZCATLIPOCAHubo una vez en lo más alto de los espacios, allá, casi en el centro del universo, una energía...
15/12/2016

LAS MAGIAS DE TEZCATLIPOCA

Hubo una vez en lo más alto de los espacios, allá, casi en el centro del universo, una energía creadora que produjo todo lo que existe en el cosmos. Era el TEOTL que se hizo a sí mismo, OMETEOTL, doble creador, y diseñó el fuego benefactor: el abuelo primero, HUEHUETEOTL; y ya con él, pudo hacer más creaciones, como la vida misma.
Entonces nacieron TONACATECUHTLI y TONACACIHUATL, el señor y la señora de la vida, quienes con el tiempo, tuvieron cuatro hijos dotados con esa energía creadora de los principios.
TEZCATLIPOCA, el moreno, se llamaba uno de ellos y siempre anduvo peleando con sus hermanos, sobre todo, con aquel llamado QUETZALCOATL. Siempre quería ser el único en todo y el mejor. Así convenció a su hermano TEZCATLIPOCA, el rojo, después llamado CAMAXTLE, para que se le uniera y juntos, fueran como uno solo.
Y no se diga del más pequeño que había nacido tan, pero tan, flaco, que parecía sin carnes, un simple esqueleto: era HUITZILOPOCHTLI. ¡Cuánta voluntad tuvo que tener éste para soportar a su hermano TEZCATLIPOCA!
HUITZILOPOCHTLI, tan pequeño al principio, en cuanto fue creciendo bien que le demostró a TEZCATLIPOCA lo que podía realizar.
Así que TEZCATLIPOCA mejor medía sus acciones para no herir a su hermano menor y dejaba que revoloteara como un colibrí por los espacios del sur, la zona de la fertilidad.
Pero con quien nunca pudo conciliarse, ejercer poderío sobre él, fue indudablemente QUETZALCOATL.
Y es que eran de ideas tan distintas: mientras TEZCATLIPOCA se pasaba la existencia memorizando todo lo que acontecía en el cosmos y guardándolo como una computadora en su cerebro retentivo. A QUETZALCOATL le encantaba dar lo mejor de sí, para crear y crear más y más seres y cosas, cada día mejores; perfeccionados.
TEZCATLIPOCA rabiaba a veces, como de envidia, por lo que su hermano, que le gustaba transformarse en una serpiente emplumada, se lucía dando a la humanidad, desde que ésta había sido creada.
Por ello, a TEZCATLIPOCA le agradaba vestirse lleno de relucientes espejos que de tanto brillo, parecía que despedían humo. Era un auténtico relumbrón. Un erudito que lucía su memoria privilegiada, pero cuyos datos sutiles, en ocasiones, sólo le servían para adornarse y nada más.
En cambio QUETZALCOATL, con su fascinante inteligencia creadora y con el ejemplo que ponía de sacrificio, de ayuno, de perfeccionamiento, de humildad y de virtud, todo lo llenaba de maravillas: Aquí vasijas, allá libros pintados, acullá pirámides majestuosas. Él transformaba a los hombres bestias, en auténticos seres humanos: creadores como el TEOTL, aquél por el cual existimos, ¡IPALNEMOHUANI!
Y había que ver los agarrones que TEZCATLIPOCA le daba a QUETZALCOATL, aunque afortunadamente, éste se defendía tan bien, que lo esquivaba y en múltiples ocasiones lo dejaba con el berrinche puesto.
Como en aquella vez, cuando se había decidido que, como aún no había sol, QUETZALCOATL fuera el planeta Venus y alumbrara algo la Tierra. De inmediato TEZCATLIPOCA, al ver que su hermano sólo semejaba un medio sol, a fuerza quiso unirse con él y hacerse un sol entero, pero QUETZALCOATL no se dejó y su defensa fue tal, que TEZCATLIPOCA se convirtió en la luna.
O en aquella otra ocasión en que le dio tremenda coz, TEZCATLIPOCA a QUETZALCOATL, que éste se convirtió en viento y los hombres quedaron convertidos en monos y los pocos que se salvaron, terminaron adorando a TEZCATLIPOCA, porque les recordaba que debían hacer de los animales sus dioses, vivir solamente sus instintos y olvidarse de QUETZALCOATL y sus extravagancias.
Sin embargo la Serpiente Emplumada pronto recuperó el ánimo y se desquitó inteligentemente de TEZCATLIPOCA, pues acabó con la creencia de que la animalidad era lo más importante en la vida del hombre.
Esto último había sucedido al comienzo del quinto sol y como sabemos, aconteció cuando TEOTIHUACAN se había convertido, por obra de las magias de TEZCATLIPOCA en un lugar donde se veneraba a las bestias.
Entonces QUETZALCOATL demostró la verdad de la energía creadora cósmica, el TEOTL: sólo por él existimos. TEZCATLIPOCA y los impostores fueron derrocados de sus altares.
Desde esos años pareció enmudecer, triste estaba ante el triunfo de la inteligencia creadora. Casi nadie se acordaba ya de él; él, que tenía tan buena memoria y todo lo recordaba.
Él, que andaba invisible en cualquier lugar de los cielos y de la tierra; él, que parecía no envejecer nunca ni debilitarse con los siglos; él, que presumía de tener tantos nombres como oficios: viento de la noche, el que hace lo que quiere, el joven eterno, el que nos encanta, el vigilante, el espía, el provocador, el de las grandes magias.
Él, TEZCATLIPOCA, que tenía el privilegio de ser la conciencia de los hombres para el bien o para el mal, según conviniera.
No obstante, pareció que la humanidad prefería a su hermano QUETZALCOATL al verlo tan virtuoso, de conducta tan ejemplar y tan paternalmente bondadoso.
Así que TEZCATLIPOCA vagaba muy deprimido por todos los rincones del cosmos.
Y así andaba de un lado a otro, como desterrado por voluntad propia, mirando los avances de los hombres que ahí guiaba QUETZALCOATL. Y aunque aquello le parecía bien, no dejaba de sentir un algo de celos por no participar en aquellos logros.
Mas he aquí que un día, para su vanidad, se sorprendió al descubrir cerca del mar, en una playa hermosísima, a un hombre que lo llamaba, un admirador perdido en aquellos lugares que devotamente y arrodillado decía:
¡Oh, TEZCATLIPOCA poderoso que das conciencia a los hombres de nuestro origen animal y con eso nos das vida diferente! ¡Oh, espejo donde se refleja nuestra existencia y nos das memoria de todo lo que hemos hecho en ella! ¡Oh, hijo del TEOTL que guardas los recuerdos y cuyos sirvientes somos, haz que el olvido desaparezca y yo encuentre otra vez el camino extraviado para regresar con los míos!
Emocionado, TEZCATLIPOCA se le apareció y le dijo:
-Contento por la devoción que me profesas, voy a decirte cómo habrás de volver, discípulo mío. Sólo te pido que cuando regreses a tu tierra, hagas que ya no se olviden de mí y me rindan culto.
El devoto aceptó convencido y de buen agrado.
-Escucha bien.- continuó TEZCATLIPOCA -Quiero que vayas al espacio donde está el sol y traigas de allá, los cantores y sus instrumentos musicales para que mis devotos hagan fiestas en mis celebraciones.
-¿Y cómo voy a hacerle para llegar al espacio del sol?- preguntó el devoto.
-Es muy sencillo. Sólo hay que esperar a que por la mañana salga por el oriente y de inmediato llamarás en tu ayuda a los animales del mar, que con prontitud, se colocarán sobre el oleaje como un gran puente. Entonces tú iras por él a través de ese enorme camino entonando el hermoso canto que ahora voy a enseñarte. Memorízalo bien, pues de eso depende que los cantores te hagan caso y con nuestras magias vengan a tu encuentro cargando sus instrumentos musicales.
Las bestezuelas que van a colaborar contigo son las ballenas gigantes, las duras tortugas y las mujeres del agua, las ACIHUATL; ellas te facilitarán la llegada hasta el espacio del sol donde se encuentra su casa. Y ya cuando estés allí, canta más fuerte, mucho muy fuerte. Los cantores quedarán fascinados y querrán acudir hasta donde el canto brotó; tú, luego, luego, regresas y ellos te seguirán envueltos en nuestras artes de magia.
Y así estaba TEZCATLIPOCA instruyendo a su devoto, cuando se vio aparecer en el oriente el disco solar. Surgía trémulo de fuego, como enorme pelota, de entre las ondas del mar que se dibujaban en el distante horizonte.
-¡La hora ha llegado!- Exclamó TEZCATLIPOCA.- Repite junto conmigo este canto:
Mágico viento nocturno,
atravesemos el mar
para encantar a los músicos
y ponernos a danzar.

Y el devoto lo interpretó con una voz tan encantadora, de un timbre tan fino, que toda la naturaleza se veía conmovida.
Al escuchar tan bellas tonalidades, las ballenas se presentaron junto con las tortugas del agua y las mujeres del agua, ACIHUATL, mitad humanas, mitad peces.
El devoto transformado en un viento terso caminó sobre el puente que aquellos seres fantásticos le tendían.
Cientos de ballenas emergían de las aguas y se veía aleteantes sus enormes colas. Sus silbidos semejaban música de flautines y hacían brotar de su cabeza altísimos chorros de agua.
Miles de tortugas asomaban flotando sus verdes caparazones y servían de potentes corazas que sostenían el paso presuroso del devoto de TEZCATLIPOCA.
También de entre el oleaje surgían muchísimas mujeres del agua, que con sus voces impresionantes, formaban un coro tan perfecto que el propio TEZCATLIPOCA se asombraba.
Iba el devoto a la mitad de su camino cuando, como un fascinante murmullo, llegó hasta la casa del sol, el canto maravilloso que sucedía.
El alboroto de sorpresas que se hizo en el cielo solar fue tan estrepitoso que el sol ordenó callar y taparse los oídos. Y aunque él mismo se estremecía ante tanta belleza, pudo resistir y gritar:
-¡Insensatos! Nadie responda a ese canto. No lo escuchen, pues de hacerlo ese intruso mortal los arrebatará de mi lado.- y los trompeteros y demás músicos celestiales se esforzaban por obedecer.
Muchos de ellos se aferraban a sus tambores; a los llamados TEPONAXTLI y a los conocidos como HUEHUETL.
Vestidos de cuatro colores: Blanco, rojo, amarillo y verde, se estremecían y sus pies parecían no poder controlar el impulso por correr a encontrarse con aquel canto delirante.
Y el sol seguía insistiendo que no oyeran esa canción, que cubriera sus oídos con algodones de nubes, pero nadie ya le hacía caso.
-Allí viene el miserable.- gritaba -¡No lo vean!- Mas el devoto los llamó cantando y uno de ellos, sin control, le respondió enseguida y se fue con él.
Así uno tras otro de los músicos celestes, con todo y sus instrumentos, abandonaron la casa del sol y se dejaron guiar por las voces del viento que acompañaban al devoto de TEZCATLIPOCA.
Entonces se vio cómo el puente se iba llenando de un desfile de músicos encantados que llegaban hasta la playa de nuestras tierras. Todo era música, canto poesía.
Cuando los habitantes de esas regiones se enteraron de aquello, llevados por el bullicio de las notas rítmicas que brotaban por cualquier lado, comenzaron a danzar y a danzar y a danzar; horas y horas, sin cansancio, sin fatiga.
TEZCATLIPOCA se encontraba feliz al ver el resultado de sus magias.
El devoto pregonaba a todos los aires que gracias a TEZCATLIPOCA ahora la humanidad tendría distracción.
La música y la danza que habían descendido de la casa del sol debían servir siempre para festejarlo.
El HUEHUETL y el TEPONAXTLI serían los indicados del ritmo y haría que quienes escuchaban o danzaban o cantaban se sintieran poco a poco extasiados por su música. Había que dejarse envolver por ella, sin preguntar siquiera la razón.
Y TEZCATLIPOCA, nada más en pensar que su hermano QUETZALCOATL perdería adeptos, vibraba de emoción.
-¡Qué les va a importar el ayuno y la meditación con la alegría distractora de la música!- comentaba para sí. Ahora las mayorías bailarán al ritmo que se les toque y no conforme TEZCATLIPOCA con sus logros obtenidos, continuó tramando la manera de no sólo contrarrestar el poderío de QUETZALCOATL, sino acabar con su influencia. Para eso estaba dispuesto a utilizar todas sus capacidades de mago para perder eternamente a su hermano.
Así que desde las alturas donde habitaba, bajó de su espacio por una cuerda hecha de telaraña para perseguir y arrojar a QUETZALCOATL de la Tierra donde vivía haciendo el bien: TOLLAN, el lugar de la abundancia; el sitio de la sabiduría; la ciudad de los TOLTECAS.
La lucha sería terrible, y aunque con los suyos era bueno, TEZCATLIPOCA iba a mostrar su crueldad total con el fin de vencer por fin en esa guerra florida que desde siempre había sostenido con su hermano, la Serpiente Emplumada, QUETZALCOATL.
Tenía que acabar con todos los adoradores de QUETZALCOATL y para eso reunió a tanta gente de los alrededores de TOLLAN, como nadie lo había logrado, con el pretexto de un gran mitote, de una gran fiesta.
Cuando había tantos que no se podían contar, así mancebos como mozas, TEZCATLIPOCA, emplumado todo su cuerpo, teñida la cara de colorado, comenzó a bailar y cantar tocando los tambores traídos de la casa del sol.
Y toda la gente también comenzó a bailar y a holgarse mucho, cantando los poemas que TEZCATLIPOCA-TOUEYO iba entonando.
Así bailaron y cantaron desde la puesta del sol hasta cerca de la media noche.
Como eran tantos los que danzaban, se iban empujando unos a otros y muchos de ellos caían por el barranco cercano. Allí TEZCATLIPOCA los convertía en piedras.
Otros se iban por el puente colocado sobre el río cercano y al pasar, TEZCATLIPOCA lo quebraba y todos los que por ese lugar pasaban, se precipitaban al río y quedaban convertidos en peñascos.
TEZCATLIPOCA los había emborrachado con un brebaje mágico para que los TOLTECAS no vieran lo que hacía el mago y mucho menos sintieran lo que les acontecía.
Después de que hizo desaparecer a muchos de los seguidores de su hermano con sus encantamientos, se convirtió en un hombre gigantesco al que llamaron TEQUIUA, y mandó traer a otros comarcanos de TOLLAN para que vinieran a ayudar en el cultivo de una huerta de flores que según TEZCATLIPOCA, era para QUETZALCOATL.
Con este pretexto, vinieron muchos vecinos de los pueblos cercanos a TOLLAN y cuando TEZCATLIPO-CATEQUIUA los vio reunidos, tramposamente los atacó con una coa y como iban desarmados, muchos corrían huyendo, pero con las prisas angustiosas caían y allí eran victimados.
TEZCATLIPOCA cada día se elevaba más poderoso sobre los TOLTECAS que suplicaban la pronta presencia de QUETZALCOATL para apaciguar tanta desgracia.

Casi toda la TOLTECAYOTL había caído en poder de TEZCATLIPOCA, sólo faltaban unos cuantos, y esos, pronto serían vencidos por obra de sus negras magias.

"En el lugar del mundo,en el lugar del mundo, gobernamos, es el mandato de mi Señor Principal,TEZCATLANEXTIA (señor que ...
15/12/2016

"En el lugar del mundo,
en el lugar del mundo, gobernamos,
es el mandato de mi Señor Principal,
TEZCATLANEXTIA (señor que ilumina las cosas).

Ya van, ya estan preparados,
embriagate, embriagate.

Obra el Dios de la dualidad,
el inventor de los hombres,
TEZCATLANEXTIA (señor que ilumina las cosas)."

Canto Tolteca.

*Canto atribuido a Quetzaltehuéyac e Icxicóhualt.

TONANTZIN, NUESTRA MADRECITA...En el Cerro del Tepeyac, donde se alza la Basílica de Guadalupe y es lugar de adoración d...
13/12/2016

TONANTZIN, NUESTRA MADRECITA...

En el Cerro del Tepeyac, donde se alza la Basílica de Guadalupe y es lugar de adoración de la “Patrona de México”, nuestros ancestros tenían un centro de devoción dedicado a la diosa Tonantzin, que quiere decir “nuestra madrecita”, Tonantzin para los Mexicas, era la madre de todo lo que existe, de los hombres y, lo más importante, parte de la pareja divina que creó al mundo y a todos los seres vivos. Las deidades femeninas tenían una fuerte presencia y un santuario particular donde se les honraba.
Acorde con datos religiosos proporcionados por un sacerdote local, se dice que el indio Juan Diego narra que la Virgen de Guadalupe se le había aparecido en tres ocasiones (del 9 al 12 de diciembre de 1531), se refirió a ella en náhuatl como Tonantzin y al lugar de las visiones como Tonantzintla, que se traduce como el “lugar de nuestra madrecita”.

Si algo es claro es que Tonantzin era “la madre tierra” y su templo, poco casual, resulta estar exactamente el mismo lugar de la ahora Basílica de Guadalupe. Cuando los españoles llegaron, se dieron cuenta de la multiplicidad de lugares con una fuerte presencia religiosa; en ellos empezaron a trabajar para lograr la evangelización, de tal manera que era fundamental la presencia de una figura religiosa católica en un lugar donde se veneraba a una de las deidades más importantes de Mesoamérica.

En los pueblos prehispánicos, las deidades femeninas estaban relacionadas con la vida, la fertilidad y la tierra. Una de ellas fue Tonantzin, la diosa madre, a ella se le honraba en el ya mencionado cerro de Tepeyac, para agradecer que ya tenían alimento en las casas durante los meses de sequía.

Durante la evangelización, los frailes buscaron que Tonantzin tuviera semejanzas con diferentes vírgenes como la de la Natividad, la Virgen María, el Rosario, la Concepción, la Candelaria y otras. Pero para nuestros ancestros, la idea de Guadalupe no era totalmente cristiana. Según fray Bernardino de Sahagún, la adoración de Guadalupe era “herética”; Sahagún escribió que, todavía los “indígenas”, a Guadalupe la llamaban “Tonantzin” en vez de “Nuestra Señora, la Madre de Dios.” Sahagún creía que la acepción “Nuestra madrecita” se usaba para referir a la Tonantzin antigua. Pensaba que los “indígenas” usaban la Iglesia de Guadalupe para adorar a su diosa tradicional “su devoción es sospechosa porque en todas partes hay muchas Iglesias de Nuestra Señora y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin como antiguamente.”

Si parafraseamos a Burkhart entenderíamos que Dios y los santos fueron solamente adiciones a las Dioses prehispánicos, ya que los misioneros no pudieron dar a entender en su totalidad la idea del cristianismo, haciendo que los mesoamericanos se formaran una imagen que, de algún modo, seguía siendo la representación de sus dioses, pero con imágenes humanizadas e hispanizadas. El argumento de Burkhart es apoyado por el carácter de la religión prehispánica. Esta religión era muy flexible, pues podía aceptar influencias diversas. Por ejemplo, en la cultura náhuatl, cuando una ciudad era derrotada por otra, aceptaba a los dioses de la ciudad victoriosa, porque la derrota demostraba que los dioses de la ciudad victoriosa eran más fuertes.

“Los nuevos dioses no sustituían a sus dioses propios, sino eran añadidos a sus deidades” (Louise Burkhart)
Por eso, para nuestros ancestros fue natural aceptar la religión católica sin abandonar a sus dioses tradicionales. Era normal mezclar influencias religiosas diferentes. Así, la interpretación de Sahagún es correcta: los indígenas no entendían a Guadalupe en una manera totalmente cristiana, sino como un nuevo elemento que podían incorporar en su religión tradicional. Guadalupe era una madre importante como Tonantzin, y la Iglesia terminó siendo compartida; por eso entendían a Guadalupe como una nueva Tonantzin.

Peregrinación a la Basílica de Guadalupe
Esto se fundamenta con el hecho de que cada año llegan a la Basílica de Guadalupe cientos de peregrinaciones procedentes de diversas regiones del país y del mundo a cantarle y danzarle (entre octubre y febrero que son los meses de sequía) explicó Alejandra Gámez Espinosa, Profesora Investigadora del Colegio de Antropología Social de la BUAP . De esta manera agradecen a Tonantzin Guadalupe el alimento para sus hijos y le piden buena cosecha para el próximo año.

El aspecto religioso en torno al ciclo agrícola ha sido poco estudiado a pesar de su importancia. Todavía hoy, en el interior de la República Mexicana y América Latina en general, las vírgenes marianas van marcando los distintos periodos agrícolas, como preparar la tierra, bendecir las semillas, sembrar, regar y cosechar, sin embargo se ha vuelto una costumbre tan rutinaria que no nos ponemos a pensar en ella como influencia prehispánica dentro del catolicismo actual.

En una de sus crónicas de época, Fray Bernardino de Sahagún escribió en 1576: “hay tres o cuatro lugares donde solían hacer muy solemnes sacrificios, y que venían a ellos este lugar, los indígenas tenían un templo dedicado a la madre de los dioses, Tonantzin, de muy lejanas tierras. Uno de estos es aquí en México, donde está un montecillo que se llama Tepeacac, y los españoles llaman Tepeaquilla” De acuerdo con esa historia, ese templo es el mismo que fue devastado a la llegada de los españoles enraizando una nueva religión en 1531 por la aparición de la Señora al ahora santo, Juan Diego.

Así, durante el proceso de adoctrinamiento, los evangelizadores construyeron templos católicos sobre los que ellos consideraban paganos, utilizaron las mismas costumbres gentiles con fines de devoción cristiana siempre que no fueran en contra de su doctrina, es decir que aunque recurrieron a apoyos visuales para acercar a los “indios” a las iglesias, no permitían que pusieran ni animales ni lo que para los españoles eran Demonios al lado de los santos, pues eso fomentaba que los originarios adoraran a sus deidades por encima de las imágenes cristiano-católicas.

Los lugares de peregrinación se conservaron y solamente sustituyeron la imagen por una cristiana, haciendo que los iconos fundamentales se adaptaran a la nueva visión del mundo. Un ejemplo de ello es el color verde-azul del manto de la Virgen de Guadalupe, idéntico al azul jade de Quetzalcóatl; el verde se relaciona con la vegetación y el rojo simboliza la vida para las sociedades mesoamericanas.

Guadalupe o Tonantzin ha sido para México quizás el más fuerte polo de atracción y fuente de inspiración e identidad que se vislumbra en el significado que ha tenido, en catástrofes como hambrunas, pestes, inundaciones durante el periodo de conquista, y el papel predominante que jugó a lo largo del movimiento independentista y el revolucionario, pues además de ser estandarte para el cura Hidalgo en su marcha hacia la liberación del pueblo, Agustín de Iturbide en su condición de emperador del Anáhuac, acudió en 1821 al Tepeyac y rodeado por los principales jefes del Ejército Trigarante, la declaró Patrona de la Nación. En 1859 el gobierno liberal reconoció su significado e importancia social y el propio Benito Juárez firmó el decreto que autorizaba la celebración del 12 de diciembre.

Y así llegamos a la actualidad, en que parece que todo vestigio de Tonantzin ha quedado borrado de la memoria colectiva aunque se acude año con año a visitar a la “Patrona de las Américas” por pura devoción. Es común observar en la ciudad también muros donde la “morenita” ocupa un lugar sustancial, o ahora convertida en un elemento “chic” de la cultura mexicana, bordada en algún vestido o bolso de un diseñador famoso.

Ameliè Artaud
CIENCIA Y CULTURA

Bibliografía
Fray Bernardino de Sahagún, Códice Florentino, Historia General de las cosas de la Nueva España. México, Edit. Libros Más Cultura-Aldus,2001.
Louise Burkhart, The Slippery Earth: Nahua-Christian Moral Dialogue in Sixteenth-Century Mexico. (Tuscon: University of Arizona Press, 1989): 39-44
Fray Bernardino de Sahagún, Códice Florentino, Historia general de las cosas de la Nueva España, México. Editorial Libros Más Cultura y Editorial Aldus, 2001
Joaquín García Icazbalceta, Investigación histórica y documental sobre la aparición de la Virgen de Guadalupe de México. Ediciones Fuente Cultural. México, 1952 p.69
Miguel León-Portilla, “Tonantzin-Guadalupe”, Pensamiento náhuatl y mensaje cristiano en el “Nican mopohua”. México, El Colegio Nacional, Fondo de Cultura Económica, p.2001, 202.

LA DOMESTICACIÓN Y EL SUEÑO DEL PLANETA(TOLTECAS) Los seres humanos soñamos todo el tiempo. Antes de nacer, aquellos que...
09/12/2016

LA DOMESTICACIÓN Y EL SUEÑO DEL PLANETA
(TOLTECAS)

Los seres humanos soñamos todo el tiempo. Antes de nacer, aquellos que nos precedieron crearon un enorme sueño externo que llamaremos el sueño de la sociedad o el sueño del planeta. El sueño del planeta es el sueño colectivo hecho de miles de millones de sueños más pequeños, de sueños personales que, unidos, crean un sueño de una familia, un sueño de una comunidad, un sueño de una ciudad, un sueño de un país, y finalmente, un sueño de toda la humanidad. El sueño del planeta incluye todas las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus gobiernos, sus escuelas, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones.

Nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos que nos preceden nos enseñan a soñar de la forma en que lo hace la sociedad. El sueño externo tiene tantas reglas que, cuando nace un niño, captamos su atención para introducir estas reglas en su mente. El sueño externo utiliza a mamá y papá, la escuela y la religión para enseñarnos a soñar.

Los adultos que nos rodeaban captaron nuestra atención y, por medio de la repetición, introdujeron información en nuestra mente. Así es como aprendimos todo lo que sabemos. Utilizando nuestra atención aprendimos una realidad completa, un sueño completo. Aprendimos cómo comportarnos en sociedad: qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. Ya estaba todo allí: todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo.

Empezamos a actuar para intentar complacer a mamá y a papá, a los profesores y a la iglesia. Fingimos ser lo que no éramos porque nos daba miedo que nos rechazaran. El miedo a ser rechazados se convirtió en el miedo a no ser lo bastante buenos. Al final, acabamos siendo alguien que no éramos. Nos convertimos en una copia de las creencias de mamá, las creencias de papá, las creencias de la sociedad y las creencias de la religión.

En el proceso de domesticación, perdimos todas nuestras tendencias naturales. Nuestro sistema de creencias es como el Libro de la Ley que gobierna nuestra mente, no es cuestionable; cualquier cosa que esté en ese Libro de la Ley es nuestra verdad, basamos todos nuestros juicios en él, aun cuando vayan en contra de nuestra propia naturaleza interior.

Cada vez que hacemos algo que va contra el Libro de la Ley, el juez dice que somos culpables, que necesitamos un castigo, que debemos sentirnos avergonzados, esto ocurre muchas veces al día, día tras día, durante todos los años de nuestra vida.

Hay otra parte en nosotros que recibe los juicios, y a esa parte la llamamos «laVíctima». La Víctima carga con la culpa, el reproche y la vergüenza, es esa parte nuestra que dice: «¡Pobre de mí! No soy suficientemente bueno, ni inteligente ni atractivo, y no merezco ser amado. ¡Pobre de mí!». El gran Juez lo reconoce y dice:
«Sí, no vales lo suficiente». Y todo esto se fundamenta en un sistema de creencias en el que jamás escogimos creer, y el sistema es tan fuerte que, incluso años después de haber entrado en contacto con nuevos conceptos y de intentar tomar nuestras propias decisiones, nos damos cuenta de que esas creencias todavía controlan nuestra vida.

Cualquier cosa que vaya contra el Libro de la Ley hará que sintamos una extraña sensación en el plexo solar, una sensación que se llama miedo. Necesitamos una gran valentía para desafiar nuestras propias creencias; porque, aunque sepamos que no las escogimos, también es cierto que las aceptamos. El acuerdo es tan fuerte, que incluso cuando sabemos que el concepto es erróneo, sentimos la culpa, el reproche y la vergüenza que aparecen cuando actuamos en contra de esas reglas.

Toda nuestra mente es una bruma que los toltecas llamaron mitote, nuestra mente es un sueño en el que miles de personas hablan a la vez y nadie comprende a nadie. Esta es la condición de la mente humana: un gran mitote, y así es imposible ver lo que realmente somos. En la India lo llaman maya, que significa «ilusión». Es nuestro concepto de «Yo soy». Todo lo que creemos sobre nosotros mismos y el mundo, todos los conceptos y programas que tenemos en la mente, todo eso es el mitote. Nos resulta imposible ver quiénes somos verdaderamente; nos resulta imposible ver que no somos libres.

Esta es la razón por la cual los seres humanos nos resistimos a la vida, estar vivos es nuestro mayor miedo, no es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos. Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. Hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por miedo a no ser aceptados y de no ser lo suficientemente buenos para otras personas.

Durante el proceso de domesticación, nos formamos una imagen mental de la perfección con el fin de tratar de ser lo suficientemente buenos, creamos una imagen de cómo deberíamos ser para que los demás nos aceptaran. Intentamos complacer especialmente a las personas que nos aman, como papá y mamá, nuestros hermanos y hermanas mayores, los sacerdotes y los profesores, al tratar de ser lo suficientemente buenos para ellos, creamos una imagen de perfección, pero no encajamos en ella. Creamos esa imagen, pero no es una imagen real. Bajo ese punto de vista, nunca seremos perfectos. ¡Nunca!
Como no somos perfectos, nos rechazamos a nosotros mismos, el grado de rechazo depende de lo efectivos que hayan sido los adultos para romper nuestra integridad.

Tras la domesticación, ya no se trata de que seamos lo suficientemente buenos para los demás, no somos lo bastante buenos para nosotros mismos porque no encajamos en nuestra propia imagen de perfección, nos resulta imposible perdonarnos por no ser lo que desearíamos ser, o mejor dicho, por no ser quien creemos que deberíamos ser. Se rechazan porque no son lo que pretenden ser, desean ser de una manera determinada, pero no lo son, y esto hace que se sientan culpables y avergonzados. Los seres humanos nos castigamos a nosotros mismos sin cesar por no ser como creemos que deberíamos ser, nos maltratamos a nosotros mismos y utilizamos a otras personas para que nos maltraten.

Has establecido millares de acuerdos contigo mismo, con otras personas, con el sueño que es tu vida, con Dios, con la sociedad, con tus padres, con tu pareja, con tus hijos; pero los acuerdos más importantes son los que has hecho contigo mismo. En esos acuerdos te has dicho quién eres, qué sientes, qué crees y cómo debes comportarte. El resultado es lo que llamas tu personalidad. En esos acuerdos dices: «Esto es lo que soy. Esto es lo que creo. Soy capaz de hacer ciertas cosas y hay otras que no puedo hacer. Esto es real y lo otro es fantasía; esto es posible y aquello es imposible».

Un solo acuerdo no sería un gran problema, pero tenemos muchos acuerdos que nos hacen sufrir, que nos hacen fracasar en la vida. Si quieres vivir con alegría y satisfacción, debes hallar la valentía necesaria para romper esos acuerdos que se basan en el miedo y reclamar tu poder personal. Los acuerdos que surgen del miedo requieren un gran gasto de energía, pero los que surgen del amor nos ayudan a conservar nuestra energía e incluso a aumentarla.
Cada vez que rompes un acuerdo, todo el poder que utilizaste para crearlo vuelve a ti.

Si somos capaces de reconocer que nuestra vida está gobernada por nuestros acuerdos y el sueño de nuestra vida no nos gusta, necesitamos cambiar los acuerdos. Cuando finalmente estemos dispuestos a cambiarlos, habrá cuatro acuerdos muy poderosos que nos ayudarán a romper aquellos otros que surgen del miedo y agotan nuestra energía.

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