24/12/2014
HUBO UN HOMBRE…
Hubo un hombre que nació en un pueblito casi desconocido hijo de la sencilla esposa de un humilde carpintero.
Creció en otro pueblito también casi desconocido.
Trabajó en una carpintería hasta los 30 y entonces durante 3 años fue un predicador ambulante.
Jamás escribió un libro ni ocupó cargo alguno,
Jamás tuvo casa propia,
Jamás puso pié en una gran ciudad,
Jamás se alejó a más de 300 kilómetros del pueblo en que nació,
Jamás realizo ninguna de las hazañas que usualmente acompañan a la grandeza.
No tenía más credenciales que su propia persona.
No tuvo nada que ver con los asuntos de este mundo, a excepción de la influencia que ejerció sobre las almas el poder arrollador de su divina calidad humana.
Siendo un hombre joven la marea de la opinión popular se le volteó.
Sus amigos huyeron de su lado,
Uno de ellos lo negó, otro lo entregó a sus enemigos.
Soportó la burla de su juicio,
Fue clavado en una cruz en medio de dos ladrones
Mientras moría, sus verdugos echaron a la suerte el único artículo de su propiedad en la tierra... su túnica.
Cuando expiró fue bajado de la cruz y colocado en un sepulcro prestado merced a la piedad de un amigo.
Veinte siglos han pasado desde entonces, más hoy El constituye el núcleo espiritual de la raza humana y es el líder de la columna vertebral del progreso,
Y quedamos anonadados al darnos cuenta de que todos los ejércitos que jamás hayan marchado, de que todas las armadas que jamás hayan sido construidas,
De que todos los parlamentos que jamás hayan sesionado y de que todos los reyes que jamás hayan regido, todos conjuntamente, nunca han afectado la vida del hombre sobre esta tierra tan poderosamente como lo hiciera durante los 33 anos de su breve vida un solo hombre cuyo nacimiento estamos celebrando.
Feliz Navidad