01/07/2024
¿Noche triste? ¿Para quién?🤔✊🏽Noche de la última victoria es como deberíamos llamarla, pues el 30 de Junio de 1520, es decir, hace ya 500 años, el ejército y los aliados de fueron derrotados en su huída nocturna de .
Ya que la historia la escriben los vencedores, es por ello que este episodio se nos ha enseñado generación tras generación como “la noche triste”, un día de luto en que Cortés supuestamente lloró amargamente bajo un árbol la pérdida no sólo de sus hombres sino del oro que llevaban consigo.
Lo que nos han enseñado en la escuela es que después de la muerte de que por cierto había mantenido preso Cortés, incrementó la tensión en Tenochtitlan, pues los mexica ya no toleraban más la presencia de los españoles, así que los amenazaron con atacarlos y acabar con ellos, por lo que Cortés decidió que lo mejor era partir por la noche, en medio de la oscuridad para no ser vistos y así conservar su vida sin entrar en combate.
Finalmente fueron descubiertos y el combate se trabó entre la calzada de Tacuba que conducía a tierra firme, y así Cortés perdió a gran parte de sus hombres.
¿Pero que sucedió realmente?
Bien, pues todo es más apasionante que lo que nos cuentan de pequeños, pues no se trata de una simple huída sino de un complejo entramado de situaciones que dieron paso a dicho enfrentamiento.
Primero tenemos que saber que para la noche del 30 de Junio de 1520 Cortés había perdido el poco respeto que le habían mostrado los mexica por temor a las represalias de , esto como consecuencia de lo ocurrido durante la matanza de Toxcatl, mejor conocida como la matanza del templo mayor.
En aquella ocasión en ausencia de Cortés, Pedro de Alvarado, era el hombre al mando que ordenó la masacre en contra de los civiles que se encontraban realizando un festival en honor a y así lo narra “Visión de los vencidos”:
“Pues así las cosas, mientras se está gozando de la fiesta...los españoles toman la determinación de matar a la gente. Vienen a cerrar las salidas, los pasos, las entradas. Y luego que hubieron cerrado todas ellas se apostaron: ya nadie pudo salir.
Dispuestas así las cosas, inmediatamente entran al Patio Sagrado para matar a la gente.
Al momento a todos acuchillan y les dan tajos. A Algunos los acometieron por detrás; inmediatamente cayeron por tierra dispersas sus entrañas. A otros les desgarraron la cabeza. y había unos que todavía en vano corrían: iban arrastrando los intestinos y parecían enredarse los pies en ellos.”
Ya con la sorpresa a favor, los españoles decidieron llevar la matanza más allá y se dieron el tiempo para realizar saqueos, algo que también nos narra “visión de los vencidos”:
“Y los españoles andaban por doquiera en busca de las casas de la comunidad; por doquiera anduvieron, todo lo escudriñaron. En las casas comunales por todas partes rebuscaron.”
¿Y donde se encontraba Cortés?
En Veracruz, pues para su mala fortuna, Diego Velázquez, gobernador de Cuba había ordenado aprehenderlo por haber partido sin su permiso, es decir, Cortés llegó al actual territorio mexicano siendo un un fugitivo, por lo que contaba con poco tiempo para llevar a cabo sus planes antes de ser capturado.
Es así que Diego Velázquez, comisionó 19 Navíos con 1400 soldados, 90 ballesteros, 70 escopeteros y 80 hombres a caballo capitaneados por Pánfilo de Nárvaez para que fuera tras Cortés y sus seguidores.
Sin embargo antes de que Cortés se enterara de esto, Moctezuma ya lo sabía muy bien, pues incluso envió una embajada para recibir a Nárvaez y esperaba que el capitán español regresara por donde llegó. Finalmente lo que sucedió es que Cortés se enfrentó a Nárvaez y lo derrotó, convenciendo a los recién llegados de unirsele.
Bien, pues ambas cosas sucedían al mismo tiempo en Tenochtitlan y las actuales costas de Veracruz y Cortés con la victoria sobre sus captores se enteró de lo sucedido a través de un mensajero y así lo narra en sus “Cartas de relación”:
“Y despaché un mensajero a la ciudad de Temixtitan, y con él hice saber a los españoles que alí había dejado, lo que me había sucedido. El cual dicho mensajero volvió de ahí a doce días y me trajo cartas del alcalde que allí había quedado, en que me hacía saber como los indios les habían combatido la fortaleza por todas partes de ella, y puéstoles fuego por muchas partes y hecho ciertas minas…”
Por su puesto que Cortés no menciona nada sobre la matanza de Tóxcatl y se limita a hacer de sus hombres las víctimas que fueron cruelmente atacadas por los mexica, sin embargo Bernal Díaz del Castillo en “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, si nos cuenta sobre los motivos que desataron la guerra, que se reducen a que Alvarado sospechó que los españoles en Tenochtitlan serían emboscados durante la ausencia de Cortés:
“Y le tornó a decir Cortés que a qué causa les fue a dar guerra estando bailando y haciendo sus fiestas. Y respondió (Alvarado) que que sabía muy ciertamente que en acabando las fiestas y bailes, que luego le habían de venir a dar guerra. E Cortés le dijo “Pues hanme dicho que le demandaron licencia para hacer el areito y bailes”. Dijo (Alvarado) que ansí era verdad que fue por no tomarles descuidados; e que por que temiesen y no viniesen a dale guerra, que por esto se adelantó a dar en ellos. Y desque aquello Cortés le oyó, le dijo muy enojado que era muy mal hecho e gran desatino”
Bien pues este hecho fue en aquella ocasión la gota que derramó el vaso y los mexica decidieron iniciar con las hostilidades hacia los españoles y para cuando Cortés regresó a Tenochtitlan con más hombres, se encontró con un panorama distinto al de la primera vez en que fue recibido en la ciudad y es nuevamente Bernal Díaz del Castillo quién lo registra:
“Como Cortés vio que en Tezcuco no nos habían hecho ningún recibimiento ni aún dado de comer sino mal y por mal cabo, y que no hallamos principales con quien hablar, y lo vio todo remutado y de mal arte, y venido a México lo mismo…”
Por su parte Cortés en sus “Cartas de relación” se muestra preocupado por el hecho y nos cuenta que tuvo que apresurar su marcha hacia Tenochtitlan para poder rescatar lo que hasta el momento había ganado:
“Vista la necesidad en que estos españoles estaban, y que si no los socorría, además de los matar los indios, y perderse todo el oro y plata y joyas que en la tierra se habían habido, así de vuestra alteza como de españoles y míos, y se perdía la mejor y más noble y mejor ciudad de todo lo nuevamente descubierto del mundo; y ella perdida, se perdía todo lo que estaba ganado, por ser la cabeza de todo y a quien todos obedecían.”
Ante éste panorama, Cortés logró enviar un mensaje a Moctezuma exigiendole la apertura de los mercados, para que los españoles puedan abastecerse antes de la inminente guerra.
Para ese momento, Moctezuma ya no gozaba de la autoridad como tlatoani y los ejércitos decidieron emprender la guerra contra los invasores y es nuevamente Bernal Díaz del castillo quien lo describe:
“Y como fue el Diego de Ordaz de la manera que le fue mandado con sus cuatrocientos soldados, aún no hobo bien llegado a media calle por donde iba, cuando le salen tantos escuadrones mexicanos de guerra, y otros muchos questaban en las azoteas, y les dieron tan grandes combates, que les mataron en las primeras arremetidas a ocho soldados y a todos los más hirieron…”
Como puedes apreciar, los mexica ya no estaban dispuestos a seguir soportando la presencia de los españoles ni la pasividad de Moctezuma y decidieron no dar cuartel a sus enemigos:
“...unos tres o cuatro soldados que se habían hallado en Italia, que allí estaban con nosotros, juraron muchas veces a Dios que guerras tan bravosas jamás habían visto en algunas que se habían hallado entre cristianos y contra la artillería del rey de Francia, ni del gran turco; ni gente como aquellos indios, que con tanto ánimo cerrar los escuadrones vieron…”
Bien pues fue la desesperación de Cortés ante los embates mexica que acontecían cada día, que decidió persuadir a Moctezuma de hablar ante su pueblo para pedirles que dejaran de atacar a los españoles, sin embargo no sirvió de nada, y es más, Moctezuma aceptó que ya no estaba en sus manos la ira de su gente, asunto que también nos narra Bernal Díaz del Castillo:
“Yo tengo creído que no aprovecharé cosa ninguna para que cese la guerra, porque ya tienen alzado otro señor y se han propuesto no dejaros salir de aquí con vida; y así creo que todos vosotros habéis de morir”.
Los mexica ya tenían un nuevo tlatoani, por lo que las palabras de Moctezuma ya no tenían ningún valor, y este nuevo tlatoani no era otro que Cuitláhuac.
Sin embargo Cortés convenció a Moctezuma de salir a una azotea a hablar con los mexica, quienes lo apedrearon y le causaron heridas tan graves que falleció a los tres días, o eso es lo que cuenta Hernán Cortés::
“E yo lo hice sacar, y en llegando a un pretil que salía fuera de la fortaleza, queriendo hablar a la gente que por allí combatía, le dieron una pedrada los suyos en la cabeza, tan grande, que de allí a tres días murió; e yo le fice sacar así mu**to a dos indios de los que estaban presos, e a cuestas lo llevaron a la gente, y no sé lo que dél se hicieron…”
Sin embargo, ésta es la versión de los españoles, pero hay otras tres versiones respecto de la muerte del tlatoani, por ejemplo el Códice Ramírez nos dice lo siguiente:
“…y yendo á buscar al gran Rey Motecuczuma dizen que le hallaron mu**to á puñaladas, que le mataron los españoles á él y á los demás principales que tenían consigo la noche que se huyeron, y este fué el desastrado y afrentoso fin de aquel desdichado Rey…”
Por su parte, Hernando de Alvarado Tezozómoc lo cuenta así en su “Crónica Mexicáyotl”:
“En el año 2-pedernal, “1520 años”, fue cuando murió el señor Moteuczoma Xocoyotl, rey de Tenochtitlan, hijo de Axayacatzin; reinó diez y nueve años; a los tres los mataron los españoles…”
Y finalmente Chimalpahin en sus “Relaciones de Chalco-Amaquemecan” lo describe de la siguiente manera:
“En el mes de Tecuilhuitontli, los españoles dieron muerte al Moteuhcmatzin, haciéndolo estrangular y después de eso huyeron aprovechando las sombras de la noche…”
Y si la tensión se encontraba en el punto más alto en este momento, la muerte del Tlatoani vino a empeorarlo todo aún más y con este hecho, los españoles sellaban su sentencia de muerte y así lo confirma Bernal Díaz del Castillo:
“...y nos decían:
“Agora pagaréis muy de verdad la muestre de nuestro rey y señor y el deshonor de nuestros dioses; y las paces que nos envíais a pedir, salí acá y concertaremos como y de que manera han de ser”
Y decían que ya tenían elegido un buen rey, y pues no será del corazón tan flaco que le podáis engañar con palabras falsas como fue a su buen Montezuma y que en dos días no quedaría ninguno de nosotros…”
No había nada más que hacer, el único benefactor de Cortés y los españoles en Tenochtitlan había mu**to y con el, la esperanza de salir victoriosos de la ciudad, así que los invasores tuvieron que organizar de forma apresurada su huída:
“Como víamos que cada día menguaban nuestras fuerzas y las de los mexicanos crescían, e víamos muchos de los nuestros mu**tos y todos los más heridos...fue acordado por Cortés y por todos nuestros capitanes y soldados que de noche nos fuésemos, cuando viésemos que los escuadrones guerreros estaban más descuidados…”
Cortés envió un mensajero para pedir un plazo de ocho días para salir de la ciudad y así esa misma noche salir sorpresivamente, sin embargo el plan no salió según lo esperado pues el ejército fugitivo fue descubierto según narra “Visión de los vencidos”:
“Cuando hubo anochecido, salieron los españoles en compacta formación y también
los tlaxcaltecas todos.
Llevaban consigo puentes portátiles de madera: los fueron poniendo sobre los canales: sobre ellos iban pasando. En aquella sazón estaba lloviendo.
Una mujer que sacaba agua los vió y al momento alzó el grito y dijo:
-Mexicanos…!Andad hacia acá: ya se van, ya van traspasando los canales vuestros enemigos…¡Se van a escondidas!...
Entonces gritó un hombre sobre el templo de Huitzilopochtli. Bien se difundió su grito sobre la gente, todo mundo oía su grito:
-Guerreros, capitanes, mexicanos…¡Se van vuestros enemigos!, Venid a perseguirlos. Con barcas defendidas con escudos...con todo el cuerpo en el camino.”
Fue así como comenzó la batalla en la que los mexica descargaron toda su furia contra quienes habían venido cometiendo agravios por todos los pueblos y ciudades que visitaban y sin piedad ni consideración trataron de aniquilarlos a todos:
“De un lado y de otro había mu**tos. Eran tocados por las flechas los españoles, y eran tocados los tlaxcaltecas. Pero también eran tocados por los proyectiles los mexicanos.
Pues cuando los españoles hubieron llegado a Tlaltecayohuacan, en donde es el canal de los toltecas, fue como si se derrumbaran, como si desde un cerro se despeñaran. Pronto con ellos el canal quedó lleno, con ellos cegado quedó. Y aquellos que iban siguiendo, sobre los hombres, sobre los cuerpos, pasaron y salieron a la otra orilla.”
Por su parte, Bernal Díaz del Castillo también narra la crudeza de la batalla desde su desesperación por querer salir con vida:
“De manera que en aquel paso y abertura de agua de presto se hinchó de caballos mu**tos y de indios y de indias y temiendo no nos acabasen de matar, tíramos por nuestra calzada adelante y hallamos muchos escuadrones questaban aguardándonos con lanzas grandes…
Y para quien no vió aquella noche la multitud de guerreros que sobre nosotros estaban, y las canoas que dellos andaban a rebatar nuestros soldados, es cosa despanto”
Bien, pues para que te des una idea, durante aquella persecución que duró cinco días, desde el comienzo de la huída hasta la llamada Batalla de Otumba, que te conté en un video, murieron según Bernal Díaz del Castillo alrededor de 932 soldados españoles y 1000 tlaxcaltecas, es decir, la mitad de los españoles murieron en manos de los mexica, en una guerra encarnizada que desde hace años nos han enseñado a recordar como “la noche triste”, y la pregunta es ¿noche triste para quién? tal vez debería ser mejor conocida como “la última victoria mexica” ¿no crees?
Autor Xiu